La libertad de poder ser…
El espacio terrenal es tan inmenso y brinda la posibilidad de poder ser como se quiera a cada momento del respirar que, obviamente, depende de muchos factores que pueden modificar determinada actitud ante determinadas circunstancia. Sin embargo, nadie tiene el derecho a juzgar injustamente el comportamiento de un tercero, solo porque no comparta las mismas concepciones.
Cada individuo vive de acuerdo a su costumbre, percepción y a su pleno albedrío. Eso está muy bien. Siempre y cuando no le haga daño a nadie.
El ser humano es tan distinto el uno del otro y esa diversidad es justamente “la fuerza motriz del desarrollo” como decía el expresidente chino, Mao Tse-tung.
La brutalidad de pensar que todos tienen que seguir una línea para encajar a la perfección, como si la vida misma se tratara de un rompecabezas, es absurdo.
Lo mejor de todo esto es ver como algunas personas, que cariñosamente pensaban distinto a quien esto escribe, por ejemplo, en un momento reflexionaron y determinaron que despreciar tangentemente al opuesto, no es recorrer el camino de la paz, sino todo lo contrario.
El hecho de pedir disculpa a alguien por haber aborrecido lo diferente y aceptar humildemente un perdón, es mucho mejor aún que una remisión sea recibida con mejillas sonrojadas. Es un acto de puro humanismo.
La vida es un árbol y cada quien decide con qué rama gabearse.
En ese mismo episodio, en solo cuestión de minutos, me eduqué y reafirmé en mis cortos 23 años, que la calidez humana, no tiene que ver con la ropa, lo estridente, ni mucho menos con la forma de caminar o saludar. Esas superficialidades probablemente sean una coraza para ocultar debilidades, miedos y hasta frustraciones.
Ese telón de fondo, que todos tenemos en nuestras vidas y que nos refugiamos en él, de una manera u otra, lleva a muchos a fortalecer esas piezas quebradas por las adversidades, que casi siempre otro provoca, y que nos presiona a que levantemos el telón y brillemos con un Lucero, por las noches, en el inmenso y oscuro firmamento.