Boris Spassky

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El título de este trabajo podría ser más extenso y significativo, pero, para los amantes y conocedores del ajedrez decir Boris Spassky es suficiente para resumir una parte importante de la Historia del ajedrez.

El 30 de enero Boris Vasílievich Spassky, décimo Campeón mundial, celebró 87 años de edad y este trabajo pretende reseñar brevemente su gran obra ajedrecística fomentada con un estilo universal. Sirva, además, como un sencillo homenaje a tan excelso y talentoso ajedrecista.

Spassky fue el primer jugador de gran nivel en tener excelentes resultados competitivos utilizando indistintamente aperturas del Peón Rey y el Peón Dama. Aún recordamos dos de sus victorias contra uno de sus principales rivales, el GM Robert “Bobby” Fischer: la primera en Mar del Plata 1960, empleando un sistema abierto como el Gambito del Rey, y la segunda, durante la Copa Piatigorsky de Santa Mónica 1966, con un Peón dama posicional.

Al examinar sus aportes al juego, se puede afirmar categóricamente que Boris Spassky es el icono del estilo universal y de la caballerosidad ajedrecística.

En los matches de candidatos al Campeonado del mundo en 1965, Spassky fue capaz de adecuar su estilo en dependencia del contrincante. Ante un mismo rival se transformaba en otro jugador para variar la forma de juego según resultara más incómodo a éste. Por ejemplo, frente al agresivo Paul Keres jugaba de manera sólida evitando los riesgos; al prominente Efim. Geller lo liquidaba con ataques de mate, y con el combinativo M. Tahl evitaba el combate cuerpo a cuerpo hasta llevarlo a la desesperación. A los tres los venció convincentemente hasta llegar a discutir el Campeonato del mundo.

Su famoso estilo universal puede ser reflejo de dos circunstancias coyunturales: a las carencias vividas en una infancia traumatizada por la Segunda Guerra Mundial, donde el hambre y la miseria le tocaron muy de cerca en Leningrado, hoy San Petersburgo, su ciudad natal, y que en su juventud tuvo el influjo de dos entrenadores con opuestos sistemas de enseñanza.

Las penurias de la guerra enseñaron al niño Boris que para sobrevivir había que adaptarse a complejas situaciones; pero, además, su personalidad ajedrecística empezó a formarse bajo la influencia del estilo posicional de su primer entrenador, el Maestro Vladimir Zak, estilo que cambió radicalmente al convertirse en 1952 en pupilo del GM Alexander Tolush, hombre que orientaba su ajedrez hacia una dinámica más agresiva y de un mayor carácter práctico.

Como resultado de estos dos aspectos, que pudiéramos llamar socio-ajedrecísticos, el estilo de Boris Spassky se expandió hacia lo universal, y así consiguió convertirse en un extraordinario ajedrecista, capaz de jugar sus partidas lo mismo a la manera más posicional de J. R. Capablanca, que yendo al otro extremo: la artística y más agresiva de A. Alekhine.

Para 1965, en plena madurez como ajedrecista, Spassky contó con la ayuda de Igor Bondarevsky, un gran estratega y analista, quien en sus sesiones de entrenamiento le hacía trabajar duramente en el medio juego, etapa de la partida donde Boris consiguió ser extraordinario. Bondarevsky finalmente consolidó el estilo y la personalidad ajedrecística de un jugador que podía orientarse y desempeñarse con facilidad en cualquier tipo de posición. Tiempo después, Boris confesaría que haber sido alumno de Bondarevsky fue el paso más acertado de su carrera. “Él ha hecho mucho por mí, no sólo a favor de mis conocimientos ajedrecísticos, sino también a favor de mi carácter”.

Pero Boris Spassky representa mucho más para el Ajedrez mundial. A los 10 años derrotó a Mijail Botvinnik en una simultánea en Leningrado; a los 16 fue Maestro Internacional y a los 18 Gran Maestro -logros que hoy, gracias al empleo de la computación, los avances de la teoría y los métodos de enseñanza pudieran considerarse relativamente normales, pero que vistos a la distancia de 60 años resultan en verdad exclusivos-. A lo anterior tendríamos que agregar el hecho de que ha sido uno de los pocos jugadores en conquistar lo mismo el Campeonato Mundial juvenil en 1955, que el Campeonato Mundial absoluto, en 1969.

Entre sus extraordinarios méritos, destaca haber sido siete veces candidato a la corona mundial, la primera con sólo 19 años; pero no tuvo éxito en ese primer intento, ya que en el torneo de pretendientes de Ámsterdam 1956 terminó en los puestos del tercero al séptimo. Sin embargo, haber llegado hasta ahí era un logro más que notable para un chico de esa edad.

Para lograr el título de Campeón del mundo, Spassky debió ganar dos ciclos consecutivos del Torneo de Candidatos. En su primera presentación, en 1965, derrotó a Keres 6 x 4; a Geller 5.5 x 2.5, y a Tahl 7 x 4; y aunque en 1966 perdió con el Campeón Tigran Petrosian por la mínima diferencia 11.5 x 12.5, consiguió la corona mundial al derrotarlo en 1969 con tanteador de 12.5 x 10.5. Anteriormente, en los matches de la candidatura, había vencido con amplitud a los estelares Geller, Larsen y Korchnoi.

Boris Spassky fue sin dudas el mejor jugador del mundo entre 1965 y 1970, época dorada del Ajedrez mundial, debido a la pléyade de excelentes jugadores soviéticos y de países occidentales que entonces brillaba en el Olimpo Ajedrecístico. Junto a Paul Morphy, Capablanca, Alekhine, Tal, Fischer y Kasparov, Spassky es uno de los grandes talentos del Ajedrez Clásico.

Por su reconocida cordialidad y su carácter amigable dentro y fuera del salón de juego, la historia del ajedrez se siente orgullosa de tener entre sus eminentes miembros a un jugador que es ejemplo del estilo universal y de la caballerosidad ajedrecística.

A sus 87 años le deseamos al distinguido excampeón mundial una larga vida como monumento viviente del ajedrez mundial.

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