Otro ajedrez

El ajedrez que se practica en la actualidad no es el mismo de hace más de 100 años o incluso 50 años atrás…y la diferencia no es solo en los aspectos relacionados con el ritmo de juego, las nuevas formas de competiciones o como resultado de la aparición de las computadoras y del ajedrez online.

No me refiero a esos aspectos, aunque en mis inicios a finales de los años 60 en Cuba, se efectuaban torneos con un ritmo de juego de 45 jugadas en dos horas y media para cada jugador, algo que es anacrónico en la actualidad.

Pero no, actualmente se juega otro ajedrez, el que ha perdido la mística de la época de E. Lasker, J. R. Capablanca, A. Alekhine o A. Rubinstein.

En términos generales se ha perdido la prestancia del Juego Ciencia, de cuando los jugadores vestían tan elegantemente, que algunos parecían estrellas de cine; diferente hoy en día donde observamos jugadores con gorras y pantalones cortos, con la cabeza cubierta y otras excentricidades que empañan la distinción del juego.

El ajedrez también ha sufrido un cambio en su imagen en los últimos 25 años que ha afectado el criterio de Juego de caballeros. Ejemplo de ello es ver ajedrecistas que dormitan mientras su rival medita en plena partida en un duelo por el Campeonato del Mundo y las recientes tablas en el mundial de Uzbekistán, entre los rusos Danil Dubov e Ian Nepomniachtchi, donde realizaron 12 movimientos y todos fueron con los cuatro caballos; una burla al deportivismo y a la ética del juego limpio.

Como nunca antes hemos conocido de jugadores que se valen de diferentes artimañas para alcanzar la victoria en eventos presenciales. Y si vamos al ajedrez online, se han visto trampas y acusaciones de todo tipo y en todos los niveles, en evidente irrespeto por el contrario y por el propio deporte,

En el campo técnico, en la actualidad el nivel de los jugadores ha sido alterado por el uso de las computadoras y se constata que, en muchos casos, el estudio ha sustituido al talento y la imaginación. Con muy contadas excepciones, actualmente no abundan jugadores con el ingenio de Morphy, Capablanca, Bronstein, Tal, Spassky y Larsen, por mencionar solo algunos capaces de crear obras de arte “arriba del tablero”.

En los últimos años el comercialismo ha invadido todas las esferas del ajedrez y encontramos de todo. Desde el lenguaje hasta diferentes formas de prevalecer en las redes sociales. El alfil ahora es “alfilete”, el peón, “peonete” y apareció el “jaque mate con tomate”. La jocosidad es apreciada, pero en algunos casos desvirtúa la seriedad de comentar una partida en público.

Asimismo, ahora abundan los entrenadores: ya Mijail Botvinnik o Igor Bondarevsky son niños ante los “grandes entrenadores enanos” que se auto-ofertan por todas las vías y con milagrosos métodos de hacerte Gran Maestro.

Profundizando aún más, también el ajedrez federativo tampoco es el mismo de hace 50 años donde los directivos eran apasionados amantes del ajedrez, desinteresados y verdaderos conocedores y trabajadores del deporte.

En la actualidad encontramos directivos que por accidentes del destino llegan a dirigir un deporte que apenas conocen, pero que les garantiza un protagonismo de vida extra-ajedrecístico. Tal es su pasión por el ajedrez que ni siquiera acompañan al equipo nacional en las Olimpiadas Mundiales y prefieren enviar un sustituto, que presencial en vivo la majestuosidad del evento y darle calor a sus compatriotas durante la competencia.

Se podría profundizar en otros detalles, pero con los ejemplos expuestos se puede apreciar la diferencia del ajedrez de la época actual con el ajedrez de hace 50 – 100 años.

¿Ha sido un paso de avance paralelo al desarrollo de la sociedad, o ha sufrido un retroceso como Deporte Noble y Juego de caballeros?

Juzgue usted.