El Tablazo Lee
Es fácil decir la sociedad tiene que cambiar y luego permanecer sentados en casa esperando que caigan del cielo esos “milagros” sociales tan deseados. La poeta Belkis Marte nacida en el pueblo El Tablazo del municipio Cambita provincia San Cristóbal, sentía que a pesar de tenerlo todo en New York, su vida necesitaba un nuevo propósito. Había regresado de vacaciones a su país y le dolía ver a los niños de su barrio sin acceso a la literatura infantil. El dominicano es un ser que suele abrir las venas espirituales que alimentan su corazón para ser feliz en las cosas pequeñas de la cotidianidad como la oración por el otro.
Con los ojos cerrados se paró frente a sus hijas adultas y les explicó que regresaría a su tierra. El hecho de llevar el arte como equipaje sería su vehículo para intentar darle ese oxígeno que le reclamaba su alma. Se instaló para empezar desde cero y “gastar” algo tan valioso como el tiempo de retiro del primer mundo en la voluntad de crear puntos de lectura por las periferias de nuestras ciudades.
Se estremeció cuando constató que sus libros de cuentos infantiles y poesía abrazaban la pobreza de una zona relegada por siempre a ser marginal. No tenía recursos y lo que comenzó con el deseo de ayudar a su pueblo, se convirtió en varios lugares del país diciéndole: “deseamos un nuevo punto de lectura”. Por eso, no dudó en armar un proyecto El Tablazo Lee y comenzar con más fe que certeza a presentar el bien de su obrar en redes sociales y pedir a sus seguidores, un libro para cambiar la vida de un niño.
Todo en su vida se transformó y ahora es una mujer llena de sueños con 26 puntos de lecturas y 15 zonas en lista de espera donde le piden llegar. Cierra los ojos y se ilusiona al soñar con hacer de estas bibliotecas infantiles ambulantes una realidad de cada lugar de nuestro país. Para colaborarle en su sueño, sólo debemos buscarla en Facebook como Belkis M. Marte y en Instagram como chiquitabelkita y el aporte puede ser un libro. Ella tiene una frase como eslogan: “Pon un libro en las manos de un niño y estarás sembrando miles de árboles”. Amar y servir, orar y obrar, contemplar y comprometerse, constituyen el estado permanente de la mística ignaciana y de ese sueño cultural que lleva por nombre El Tablazo Lee.