Ventana

El profesor

A tres años de la partida del intelectual Enrique López Oliva

Enrique López Oliva

El profesor Enrique López Oliva parecía un ser mítico, su cabello blanco, gastado por el tiempo, siempre estaba acompañado por un sombrero rampante que no dejaba ver a un hombre con más de ocho décadas en su piel. Quizás, algunos duden de que sea uno de los latinoamericanos que más supo de religión , pero pocos podrán contradecir la afirmación de que en su casa existía una enorme biblioteca personal macro-ecuménica que reafirmaba su interés por el saber .

López Oliva nos decía a sus alumnos que deseaba ser recordado como un profeta del antiguo testamento y algunos pedimos incluir su nombre entre los nominados a los premios nacionales en nuestro país, pero nunca fue reconocido, él tampoco lo buscó. Hubiera sido un acto de justicia histórica para quien ha gastado sus años enseñando a los jóvenes a entender y amar la Historia de las Religiones desde el diálogo. Pero, creo que este artículo de uno de sus estudiante le parecerá un mejor reconocimiento a su vocación.

Nunca es fácil ver partir a un amigo. Por eso, cuando hace ya casi tres años recibí la noticia de su muerte , se me estrujó el corazón . Murió feliz, rodeado de sus libros sobre religión en su “castillo” precedido por un extraordinario altar macroecuménico en el reparto Kholy, en el municipio Playa de La Habana.

Periodista de formación, fue un hombre radicalmente dedicado al estudio del campo religioso en América Latina. Fundador del grupo de Estudios de la Religión, creado en la Universidad de La Habana en 1971, los otros dos integrantes del equipo eran Eduardo Torres Cuevas (1942-académico, historiador y pedagogo) y Aurelio Alonso (1939- sociólogo, filósofo y escritor) Además, publicó el texto Los católicos y la Revolución Latinoamericana, que obtuvo mención en el Premio Literario Casa de las Américas en 1968, y el Camilismo en América Latina, libro tomado como referencia en universidades de la región para comprender la figura del sacerdote guerrillero Camilo Torres. En su quehacer intelectual también resaltan ensayos importantes publicados tanto dentro como fuera del país.

Estuvo entre los intelectuales católicos qye fundaron la Comisión para el Estudio de la Historia de la Iglesia en América Latina (CEHILA-CUBA), en la cual fungía como secretario y pudo ser parte de una red de historiadores latinoamericanos nucleados alrededor de la organización que coordinaba el destacado filósofo argentino, Enrique Dussel (1934 -2024).

López Oliva siempre se caracterizó por ser una persona de diálogo, aunque admitía que ser así le había costado más de un encontronazo con algunos sectores poco benevolentes con una voz libre como la suya aferrada a la verdad. Quizás por eso tuvo que retirarse con un salario mínimo de la Universidad de La Habana, cuando aceptó cubrir como corresponsal de una agencia de prensa extranjera la visita del Papa Juan Pablo II.

La mejor forma de recordar al profesor Enrique López Oliva es siendo optimistas, él siempre lo fue y no perder la fe, pues en nuestro mundo son posibles los milagros sociales. Algunos meses antes de fallecer, describió con mucha claridad, cómo le gustaría ser recordado, y comparto sus palabras finales: “Desearía que me recordaran como uno de aquellos antiguos profetas del viejo testamento a los que Dios escogía para dar su testimonio y ellos decían: Padre, si soy analfabeto, si soy tartamudo. Quizás, Dios me ha escogido para transmitir algún mensaje a Cuba con mi vida dedicada a la enseñanza de la Historia de la Religión y el Periodismo, sin considerarme yo su digno seguidor.”

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