Bávaro, llegamos
Dentro de the pink bus, como bautizaron a la guagua de Macetours, ya venían todos muy contentos por los brindis que nunca faltaron y principalmente por lo cerca que estaban de llegar. Además es innegable que el solo hecho de haber cambiado de atmósfera y no ver tantos edificios de la capital todo el tiempo, alegra bastante, como diría un capitaleño: Aligera el caco.
En su avance a buena velocidad, de pronto se toparon de frente con la rotonda de Punta Cana y al ver el letrero que indica la dirección hacia el aeropuerto, La Maceta Rodríguez dijo: -Es pal otro lado, por aquí, ahora sí.
Y en esa dirección, a buen paso, enfiló la guagua rosada de Macetours.
Digamos que la alegría, dentro y fuera de the pink bus, era general y se notaba sobretodo en los motores, pues la cercanía del destino era cada vez más perceptible y la simple efusión que eso provocó en los franqueadores y en todos los “Harleros” -al ver los primeros letreros comerciales de esa zona-, hizo que el aparatoso ruido que generaban tantos motores pesados, semejara una muy estridente carcajada.
En lo que es conocido como la esquina caliente de Bávaro, donde convergen varios negocios, bajaron la velocidad y poco a poco se detuvieron y parquearon the pink bus en el parqueo de Drink Point.
Primero todos los “Harleros”, tan integrados ya al viaje que daban órdenes a los franqueadores, luego los franqueadores haciendo señales y prendiendo sirenas de aviso y luego se parqueó the pink bus y La Maceta Rodriguez dijo al apagar la guagua rosada y antes de bajar: -Ahora si, suenen más duro la matraca, tiren fuegos artificiales, coge el altoparlante mudo y dilo ahora vocea’o en ingles pa joder: Hellos, hellos, hellos, Bávaro, llegamos.