Dulcería María en Higuey
Por más que El mudo trató de motivar un momento de recogimiento, con sus reiterativas palabras de que llegaban a la tierra de la basílica, única en el país, en América y en el mundo, la verdad es que la guagua rosada de Macetours no llegó nunca al edificio Higüeyano.
Lo que sí sucedió, fue que se pararon a comprar dulces en una de las dulcerías más famosas del pueblo, Dulcería María. Como dijo La Maceta Rodrigues: -No vamos a pasar por el pueblo de Higüey sin llevarnos aunque sea un dulcito de leche o de cajuil, imposible.
La Pancra inmdiatamtente se paró, tomó la matraca y gritó: -Esas pastas de dulce de cajuil me ’tan llamando desde la capital. Dale con to’ Maceta, que yo te inspiro.
Maceta Rodriguez: -No arranques otra vez con la matraca Pancra, POR FAVOR que llevo hambre.
Justo en ese momento la guagua rosada de Macetours se topó con un grupo de motoristas, de esos que andan en las carreteras y en la ciudades en grandes motores estridentes, tipo Harley Davidson, que al ver a la guagua rosada escoltada por franqueadores, se unieron de manera natural como hacen los animales de una misma especie al reconocerse.
Este molote de motores pesados Harley Davidson y los franqueados del viaje más la guagua rosada, todos llegaron a la dulcería y aunque parezca mentira, de una manera muy rápida llenaron sus bultos, bolsillos, bolsos, manos, maletas, bocas y hasta las botas de dulces higüeyanos. Parece que las ganas de comer dulce estuvieron muy bien saciadas, pues todos parecían muy sanos.
Lo que roía los huesos y hacía crecer las ansias de todos los que iban in the pink bus, era ver el mar fuera de la capital, ver esa playa y esa como dijeron tantas veces, nueva ciudad de Bávaro y Punta cana y su mar, su entorno, el mar de Higüey, “eso renueva” dijeron varios, salir de tanta prisa y tanto julepe, tanta urgencia capitaleña.
-Si, esa urgencia capitaleña carcome a uno por dentro, aró.
Dijo el mudo