Ventana

«Volver a empezar», crónica de una presentación

  • Desde un primer momento, no quería que la presentación fuese un mero dar a conocer la obra, o un acto de publicitarla, sino algo complementario, que de algún modo nutriera la propia obra. Desarrollar algunos de los temas que se trataban, o en cierto modo, tomar la obra como excusa.

«Volver a empezar», crónica de una presentación

La noche anterior al evento apenas había podido dormir. Y durante las horas previas el vientre era un revuelo de nervios. Para tranquilizarme me repetía con cierta asiduidad el lema del gran emperador: «La suerte está echada», porque ciertamente, solo quedaba que pasaran las horas para que finalizara todo el trabajo que había llevado a cabo desde meses atrás para poder presentar y dar a conocer mi nuevo libro, el poemario: “Volver a empezar”.

Desde un primer momento, no quería que la presentación fuese un mero dar a conocer la obra, o un acto de publicitarla, sino que quería que la presentación fuese algo complementario, que de algún modo nutriera la propia obra. Desarrollar algunos de los temas que se trataban, o en cierto modo, tomar la obra como excusa. Y tuve la suerte de contar con la participación de David Sánchez Calderón, que es una fuente de conocimiento.

Las últimas semanas habían estado completamente dedicadas a la exposición que iba a llevar a cabo, y durante ese tiempo, había estado intercambiando un buen número de correos con David para organizarnos, estructurar el evento y repartirnos el tiempo disponible.

Debí de llegar con una media hora de antelación, con una mochila donde portaba ordenador para grabar un audio de la sesión, materiales varios y los libros. El auxiliar de la biblioteca, con toda amabilidad, me dio la bienvenida y me abrió el espacio para que fuese preparándolo todo. Dispuse los libros para que se pudieran ver desde diferentes ángulos y preparé el ordenador y el micrófono.

Pronto fueron llegando amigos a quienes fui saludando y quienes fueron ocupando sus asientos. También llegó David, que saludó también a los conocidos de ambos y tomó su lugar.

Terminamos de preparar y ya dentro del tiempo, entró en el salón de actos la directora de la biblioteca para darnos la bienvenida. Tras esto, dimos comienzo a la presentación.

Un poema sobre el miedo

"Miedo de estar triste

y que los demás me descubran

y me pregunten por qué

y no saber qué responder

porque en realidad no hay ninguna respuesta".

Al principio me encontraba con muchos nervios, pero con el paso de los minutos y gracias a la presencia de muchas personas conocidas, me sentí muy arropado y pude relajarme realizando el acto con mucha más naturalidad.

En primer lugar, vinieron los agradecimientos y la bienvenida, hice una pequeña introducción en la que hablé de cómo esos textos que a veces surgen de la forma más casual acaban uniéndose y conformando un libro, como este conjunto, ya como libro, también evoluciona y además hablé sobre una de las facetas del arte que más me siguen sorprendiendo: la interpretación subjetiva que cada persona hace de una obra, como tras la lectura la vuelve propia.

Tras la introducción, David realizó una intervención que giraba en relación con el tiempo, de la diferenciación del tiempo vertical, al que tan aferrados nos encontramos en la actualidad, con el tiempo horizontal, ese otro tiempo que tan olvidado tenemos y que, sin embargo, es algo intrínseco a nuestra naturaleza:

«¿Qué es el tiempo?, ¿el tiempo qué es? Es muy difícil, muy difícil definirlo. Nuestra razón no nos puede dar una definición del tiempo porque el tiempo no es definible. Hay clásicos, como Kant, que afirmaba que es una intuición y la intuición no tiene nada que ver con la razón. La intuición es algo que sentimos, que presentimos, que nos impulsa, que nos hace ver. Y es una forma de conocimiento pero es una forma de conocimiento no racional».

Una vez finalizó su intervención, me tocó mi turno, y realicé una que giraba en torno a los referentes en nuestra vida cotidiana, pero sobre todo en el arte en particular:

«En el arte y la literatura las creaciones son atemporales, de algún modo, podemos recibir el mensaje años, tal vez siglos o incluso milenios después de haber sido realizadas».

Una vez finalizada mi intervención, procedimos a la lectura de algunos poemas: David eligió los poemas «A lo lejos te veo brillar» y «Mecanismo de lo mecánico», poemas sobre los que además hizo algunos comentarios de su lectura y su interpretación al respecto. Yo, por mi parte, elegí para mi lectura: «Tras las cortinas», «Estética de la nada», «El grito», «Instante» y «Las historias que contamos», en los que hice breves apuntes de su surgimiento o comentarios de qué me inspiraron su creación.

Finalizada la lectura de poemas, hicimos una ronda de preguntas y comentarios (que desafortunadamente no se ha podido mantener en la grabación debido a la deficiencia de sonido a causa de la lejanía del micrófono), tras la cual realizamos una firma de libros con la que dimos por finalizada la presentación.

Fue toda una grata experiencia en la que me vi arropado tanto por las personas que vinieron a la presentación, como por la presencia de David y la generosidad de la biblioteca Miguel Hernández que tan amablemente nos acogió en sus instalaciones.

Por todo ello, gracias, muchísimas gracias a todos por hacerlo posible.

Tags relacionados