Ventana

Reflexión 

Perder a un padre en la víspera del día de los padres

“La muerte va tan segura de ganar, que de ventaja te da una vida”

Foto ilustrativa del luto.Foto Externa

La frase se me quedó pegada desde que la escuché, salió de labios del cantante venezolano Canserbero, y dice: “La muerte va tan segura de ganar, que de ventaja te da una vida”.

Es que solo tenemos la certeza de que un día nacimos y otro moriremos, mas no sabemos cuando, por lo que solo nos resta aprovechar ese tiempo extra; ese tiempo que pasamos sobre la tierra y que, para nuestra fortuna, podemos compartirlo con alguien más.

Hoy murió un ser amado, y aunque nuestros lazos no eran tan estrechos, nos unía la familia, y tras su fallecimiento me embarga la tristeza al ver a las personas que tanto lo amaron sufrir por su partida.

Mi familia ha perdido a un padre, dos días antes de celebrar su día, y aunque ya una pérdida es por sí dolorosa, la cercanía de la fecha para las celebraciones aumenta exponencialmente el sentimiento de dolor.

“La vida es corta” -le dije a un amigo, a lo que me respondió:

- “Es corta para algunos y para otras es larga. Los jóvenes la encuentran larga cuando se tiene mucho por delante, sin embargo, cuando llegas a una edad más avanzada, se torna más corta”.

Tras estas palabras, más pensamientos invadieron mi mente, y recordé otras muertes que acontecieron hace poco, de personas que no conozco, de parientes de mis amigos o personas cercanas a los que amo y, sinceramente, no me aterra morir.

Mi miedo es no haber vivido lo suficiente; no haber disfrutado de todo lo que amo a causa del día a día; no demostrarle lo que significan para mí las personas a mí alrededor.

En días pasados discutí con mi padre y lloré a solar, y todo en lo que pensaba era en que no quería despertar al día siguiente y saber que él ya no estaba.

Pensamientos como ese me invadían porque no me resistía a perder a mi familia sin que supiera lo mucho que la amo.

Me aterra perder el tiempo. No amar lo suficiente. No estar para quienes me necesitan. No haber disfrutado mi tiempo.

Me invade el temor de saber que mi vida no pudiera tener un propósito; pero perder a quienes hacen felices mis días es lo que más me atemoriza.

Abrir los ojos y no ver a mis padres o a mis hermanas, escuchar por última vez a mis amigos, no sentir el abrazo de mis primas, no poder reírme con mis tíos, no disfrutar de los que amo, es una pesadilla que no estoy lista para enfrentar.

Sé que algún día despertaré y alguien me faltará. Tendré que asistir a un sepelio o a un velatorio, mirar a través de un ataúd a una persona que me dio tanta vida, y llorar por ella.

También, algún día, las personas que me aman verán mis ojos apagarse, mi sonrisa enfriarse y mi cuerpo reducirse a cenizas.

Cuando eso ocurra le pido que hagan cualquier cosa que les ayude a expulsar el dolor. No creo que exista un golpe más fuerte que perder a un ser querido.

Aunque he vivido relativamente poco, siento que la muerte me ha enseñado más, y lo que he aprendido es a amar más y demostrarlo cada día.

Soy joven aún para entender lo que significa la vida. Unas palabras parecidas escucho de labios de quienes me rodean, pero, si la vida no se trata de amar, no creo que tenga un mejor sentido.

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