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luces y sombras

En Plaza Güibia las quejas frustran la diversión de los visitantes

En comparación a tiempos anteriores, la mayoría asegura que “ha cambiado mucho”, opinión que es compartida tanto por visitantes como vendedores. Algunos piensan que los cambios han sido para bien y otros lo contrario.

Plaza Güibia durante la noche.

Plaza Güibia durante la noche.Arturo Pérez

La historia de Güibia tiene su origen en la era republicana posterior a la Independencia. Durante esta época era un “privilegio” bañarse en esa playa, por lo que se requería una autorización especial del gobernador de Santo Domingo. En la dictadura de Trujillo se crearon dos áreas distintas: una tradicional en la parte occidental, frecuentada por los habitantes de la capital, y otra más exclusiva, donde se construyó el Casino de Güibia, ofreciendo juegos de mesa, bar, duchas públicas, alquiler de trajes de baño y salones de baile.

En la actualidad, se le conoce como Plaza Güibia y es un espacio para el entretenimiento de las familias dominicanas, quienes tienen acceso a lugares de comida, parque para los niños, actividades recreativas, así como la vista a la playa, que antes era el mayor atractivo, pero hoy en día solo se puede apreciar desde lejos porque está contaminada.

Área recreativa para niños

Área recreativa para niñosArturo Pérez

Los días en que más personas van son los sábados y domingos, debido a que aprovechan el fin de semana para salir con sus seres queridos y pasar un rato agradable. Sin embargo, muchas veces no disfrutan del todo su visita por los diversos problemas que, con el paso del tiempo, han hecho acto de presencia en el lugar.

En comparación a tiempos anteriores, la mayoría asegura que “ha cambiado mucho”, opinión que es compartida tanto por visitantes como vendedores. Algunos piensan que los cambios han sido para bien y otros lo contrario. Con relación a lo malo, con frecuencia, la misma población es señalada como la responsable, como es el caso de la basura tirada en el área.

“De manera general, puedo decir que antes este era un espacio más sano. En algunos aspectos el lugar ha cambiado para peor, como es el caso de la basura. Nosotros tenemos que educarnos”, afirmó Manuel Peña, quien va mucho al sitio.

Por su parte, Santos Aibar, el cual trabaja como conserje, dijo que “los sábados y los domingos son los días que hay más reguero porque la gente ve los zafacones vacíos y aun así tira la basura al piso”.

Además, otro aspecto del que se quejaron los visitantes fue la cantidad de personas que andan pidiendo dinero, así como el pago de los parqueos públicos. Es importante resaltar que ya no se les permite a los usuarios parquear sus vehículos en la avenida George Washington, por lo que deben hacerlo en otros lugares y caminar a pie hasta la plaza.

“La situación con los parqueos es bien mala”, aseguró un agente de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett). Explicó que uno solo suele tener a cargo la acera completa de Güibia, lo que les dificulta tener total control. “Hay personas que se ponen a parquear los vehículos, pero saben que no deben pararlos ahí y aún así lo hacen, por lo que se les debe poner una multa”, agregó.

Vehículos parqueados en la avenida principal

Vehículos parqueados en la avenida principalArturo Pérez

En adición a eso, hay muchos “parqueadores” que se aprovechan de la situación y continúan haciendo un negocio con los estacionamientos, cobrando cuotas por el supuesto cuidado de los automóviles.

“Esto se ha llenado de gente que tú te sientas ahí y eso es dame, al punto de que ahorita en el parqueo tengo que sacar dinero para darlo también. Mis cuñados extranjeros ya dicen que ni van para el malecón porque eso solo es pedidera y vendedera”, mencionó Carlos Peña, quien tiene 72 años y toda su vida ha vivido por los alrededores. Ante esta situación, afirmó que “se le salen las lágrimas”, debido a que queda muy poco del Güibia que frecuentaba cuando era más joven.

También, una gran parte de los visitantes mostraron inconformidad con las malas condiciones en que están los baños, donde es un “milagro” encontrar agua, lo que provoca un olor “insoportable”, y las puertas de los inodoros no sirven, por lo que no hay privacidad al usarlos.

Baño de hombres

Baño de hombresArturo Pérez

Más problemas

“Aquí nosotros también tenemos muchos casos de gente que viene con depresión, los cuales quieren quitarse la vida, que hay que tratar de hablar con ellos y buscarle la manera. Yo misma he vivido varias experiencias”, dijo Cynthia Tejeda, quien administra la plaza junto al supervisor.

De igual manera, aseguró que esos casos son muy frecuentes, por lo que tienen un protocolo para tratar de ayudar a los que van con esa intención, el cual tiene como prioridad ofrecer una voz de aliento a la persona.

Otro problema destacado por Tejeda fue que, desde su llegada a la administración hace tres años, no hay cámaras de seguridad propias de la plaza, sino que tienen que auxiliarse de las que pertenecen a los negocios, en el caso de que sean necesarias.

“Mientras yo esté aquí, siempre trabajaré por lo mejor de la plaza y mejorar lo más que se pueda. Ahora mismo tenemos un proyecto con los baños para mejorarlos”, manifestó.

Poca vida para los vendedores

Los vendedores ambulantes que van a Güibia igualmente salen afectados por las cuestiones antes mencionadas, ya que al reducirse el flujo de visitantes por las inconformidades, para ellos significa menos ventas.

“No es lo mismo que antes”, comentó Pedro Cubaldo, quien se dedica a vender flores. Declaró que años atrás todos los días ganaba más de mil pesos vendiendo flores por la zona, pero en la actualidad obtiene “a pura chepa” 400 pesos.

Vendedor ambulante

Vendedor ambulanteArturo Pérez

Otro de los vendedores aseveró que “a nivel de ventas Güibia ha caído también porque todo el mundo se está yendo para la Plaza Juan Barón por los parqueos”.

Añadió que: “En los baños no hay ni agua y para que haya un poco los encargados deben llamar a los bomberos para que traigan”.

Seguridad

En la seguridad de la Plaza Güibia se involucran la policía del Ayuntamiento del Distrito Nacional, la Policía Nacional y la Policía de Turismo (Politur).

Los agentes del Ayuntamiento son quienes vigilan el lugar diariamente. Sus turnos son de 24 horas, debido a que trabajan tres días a la semana, para un total de 10 veces al mes.

El agente policial Cristian Rodriguez explicó que tienen órdenes para sacar a las personas que quieran quedarse a dormir en los bancos y que al ingresar les informan sobre el protocolo para ayudar a las personas que intenten quitarse la vida allí.

“Nosotros somos policías del Ayuntamiento y tenemos reglamentos de trabajo para cubrir las áreas de este, como los bancos y columpios. El trabajo de nosotros no es bregar con tigueres ni cosas así. Eso se lo dejamos a la Policía Nacional”, comentó.

Rodriguez puntualizó que no andan con armas de fuego, sino que tratan de mediar con palabras y, en el caso de que la situación se salga de control, debe intervenir la Policía Nacional, ya que están “más capacitados para eso”.