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Chamaco

Su proyección definitiva fue un acontecimiento que desbordó las pasiones habaneras. Cuentan que su director, Juan Carlos Cremata

Su proyección definitiva fue un acontecimiento que desbordó las pasiones habaneras. Cuentan que su director, Juan Carlos Cremata

Después de dos años de polémicas “por debajo de la mesa”, fue estrenada en Cuba esta emblemática película basada en una obra literaria que ha triunfado en todo el mundo. Su proyección definitiva fue un acontecimiento que desbordó las pasiones habaneras. Cuentan que su director, Juan Carlos Cremata (“Nada”, “El premio flaco”, “Viva Cuba”) y algunos de sus colaboradores, repartieron anticonceptivos a la entrada del cine. El libro, de Abel González Melo mereció el Premio del Primer Concurso de Dramaturgia de la Embajada de España en Cuba 2005 y, como obra de teatro, fue llevada a escenarios de los Estados Unidos, Francia, Turquía y España, con traducciones a varios idiomas. Las polémicas parten de la naturaleza homosexual de los protagonistas y de cómo al director no le tembló el pulso para retratar el submundo de una Habana nocturna en ruinas, llena de violencia, corrupción, intolerancia, decadencia moral y carente de oportunidades. Juan Carlos Cremata parte de un asesinato para armar un rompecabezas donde sus fichas encajan. Logró reunir a un selecto grupo de actores que no solo garantizan calidad histriónica sino un nivel de sinceridad poco común. En definitiva, todos ellos son antihéroes que rondan un entramado social donde no hay mañana; donde todo lo que importa es sobrevivir por encima del bien y del mal.

El joven campesino que emigra a una ciudad incierta, sobrevive como puede.

También vemos al travesti extorsionado por las autoridades, al policía-proxeneta que controla los puntos de prostitución, el padre de familia que en las noches “se convierte en mujer”, la hija del juez que roba fármacos contraindicados para mercadearlos como drogas y el homosexual que entrega una habitación de su casa a jóvenes del campo a cambio de sexo.

Estos son algunos de los seres de La Habana de hoy, ocultos tras las fauces de un “pasado de gloria”.

Cremata los saca adelante gracias a su esmerada dirección de actores. Con ellos a cuesta, va mucho más allá del simple thriller para armar retrato epocal oscuro, pero elaborado con depurada limpieza técnica. Estamos en presencia de una denuncia contundente que, por su corte dramático, recuerda los mejores momentos del cine cubano.

Es una película donde gestos y parlamentos señorean.

Aquí no hay nada de teatro a pesar de partir de que su guion parte de una obra teatral.

Hecha por su productora independiente (con muy pocos recursos), dividida en once actos y filmada a cámara fija con perfectos encuadres donde los personajes entran y salen de estos sin demasiadas exigencias paisajistas, “Chamaco” es una pieza fundamental del cine cubano.

Es un filme que hace latir, que atenta contra las simpatías que todavía andan por ahí en favor de un cazador sin escrúpulos que devoró a sus propios hijos.

Ficha técnica:

País: Cuba. 

Año: 2010. 

Director: Juan Carlos Cremata. 

Guion: Juan Carlos Cremata y Abel González Melo, sobre una obra de teatro de González Melo. 

Duración: 92 minutos. 

Reparto: Fidel Betancourt, Aramís Delgado, Laura Ramos, Luis Alberto García, Caleb Casas, Francisco García, Alina Rodríguez, Alfredo Chang. 

Sinopsis: Cerca de la madrugada del 24 de diciembre de 2006, un joven es asesinado en el Parque Central de La Habana. Un oficial de policía, corrupto, mientras investiga el crimen, no es ajeno a ciertos acontecimientos de la prostitución masculina, algunos vinculados con el asesino que persigue.

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