Mientras haya Esperanza
El autor propone una breve invitación para disfrutar una película de fe
El escritor portugués José Saramago escribió que “mudar de lugar las palabras representa, muchas veces, mudarlas de sentido, pero estas, las palabras, ponderadas una por una, siguen, físicamente, siendo justo lo que habían sido”.
“Mientras haya Esperanza” es una cinta que vuelve a interpelarnos sobre nuestra fe, esa capacidad de resiliencia que tenemos los seres humanos para encontrar una luz cuando todo parece jugar en contra de nosotros.
La trama comienza con Doug White (Dennis Quaid) lleno de felicidad junto a su familia en un concurso de cocina. Al ganar, van y reparten comida entre los pobres. Ellos son personas religiosas y es increíble la amistad dibujada entre los hermanos White que son cabeza de familia.
Todo cambia cuando al fallecer de forma inesperada su hermano, el señor Doug pierde la fe y se convierte en un hombre que duda de la existencia de Dios. A todo creyente y ser humano le ha sucedido ese tipo de duda alguna vez en su vida y el cómo enfrentamos esa pregunta interior puede dibujar con fuerza el color de nuestra espiritualidad. En ese momento la frase clave del protagonista pasa a ser: “Estoy cansado de perder personas”.
El guión, basado en sucesos reales, nos propone una situación extremadamente particular. En el avión en que viajaban ocurre la muerte del piloto y Doug, junto a su esposa Terri (Heather Graham), debe enfrentar ese inesperado momento para salvar la vida de su familia que está compuesta por dos hijas adolescentes que viven dentro de la aeronave situaciones difíciles salvadas por el amor.
Para una persona como el protagonista de Mientras haya Esperanza, que en un lapso relativamente corto de años ha perdido a su padre, a su tío, su hermano, mientras enfrenta una de las situaciones más difíciles de su vida, no es descabellado tener un momento de confrontación a Dios.
Edificadora resulta la escena en que la persona que los está ayudando a pilotar el avión le dice a Doug: “debes tener fe, a veces debemos creer en cosas que creemos no poder”. Este momento se complementa con el cuadro estremecedor de su esposa y las hijas rezando en la etapa final del aterrizaje. El Padre Nuestro que hacen al unísono es una verdadera muestra de fe en un momento límite de la vida.
Mientras haya Esperanza es una película sencilla, pero totalmente recomendable para ver en familia. Su estreno el día del Viernes Santo marca el deseo de sus productores de hacernos reflexionar sobre un proceso tan frágil como la espiritualidad y cómo se puede encontrar un aterrizaje esperanzador en medio de la peor tormenta.