Viajar

Viajar siempre aporta, ya sea físicamente, trasladándonos a lugares distintos de aquellos que usualmente habitamos, o haciendo alguna actividad que nos lleve a usar la mente, recordando, imaginando, soñando o pensando en asuntos que logran sacarnos de nuestro entorno psíquico, de nuestra rutina mental o de nuestro ser rutinario.

La cuestión de salir por un tiempo de aquello que usualmente nos conforma y dejarse sorprender por nuevos entornos, así como conocer o merodear otras latitudes, ya sean físicas o mentales que desconocemos, es una de esas actividades que me parecen fundamentales para llevar nuestra vida, el calendario, las simetrías en ocasiones agotadoras de esta maravillosa vida.

En mi caso, hace tiempo vengo pensando lo mismo, en cómo ha crecido Santo Domingo, asunto evidente, y recurro a recordar lugares que yo visitaba de niño, como una forma de decir yo soy de ese Santo Domingo, el de la panadería El Progreso, en el barrio Matahambre, a la que recurro tanto que a veces creo que sigue ahí. Entonces me digo a mí mismo: Homero, ¿otra vez vas a escribir sobre espacios urbanos? Y me respondo: Necesito viajar.

Me pasé cuatro días en un apartamento de mis padres, solo, tranquilo, disfrutando del mar y de la muy hermosa playa de las Terrenas.

Pareciera mentira, pero tras el viaje me siento como pudiera sentirse un monje budista tras una sesión con un maestro, y lo mejor de todo: Estoy más fuerte, que taladren lo que quieran, que sigan irrespetando a peatones y a todo tipo de ciudadanos, y si se quieren meter conmigo, que vengan, que yo acabo de coger un buen aire y tengo un muy fuerte maestro, que también se llama Homero. Por cierto, es mi hora de aprendizaje y aunque muy fuerte ladre el taladro de la construcción vecina, me voy a leer La Odisea.

Por último, me parece importante señalar que con mucha razón en el lenguaje popular se le llama viaje, cuando una persona usa alguna droga, es el mismo sentido, se está evadiendo de la realidad, “fulano tiene un viaje”, se suele decir. Yo prefiero la lectura, así que déjenme seguir con los viajes de Odiseo.