El desamor que seremos
Los cinéfilos, críticos de cine y espectadores están de acuerdo en una cosa: El cine de romance podría estar muerto. No por una casa productora que trivializa el amor y el comportamiento humano garantizando un final feliz. No. El cine romántico podría morir por la ausencia de creatividad y conflictos filosóficos en la actualidad en sus guiones posmodernos.
Pocas son las películas que se atreven a salir del molde y usan el romance para explicar preguntas sobre el concepto mismo del amor y la condición social del ser humano.
“Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” (2004) es una película dirigida por Michel Gondry, y escrita por Charlie Kaufman. A nivel superficial, trata sobre una pareja de novios que deciden borrarse el uno al otro de sus recuerdos.
El guion: ¿Hemos matado el amor romántico?
La obra de Charlie Kaufman se opone al escapismo. El guionista y escritor acostumbra a incomodar al espectador con preguntas filosóficas y sobre el significado de la vida.
En este caso, “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” pregunta al espectador si el amor cambia a las personas para bien o para mal.
El uso de un tiempo no lineal complica el desarrollo de la película, pero sirve para interrogarnos sobre la relación entre la memoria y los momentos clave de la vida.
Sin embargo, ninguna de estas preguntas se responde tras llegar los créditos: La pregunta permanece atormentando la mente del espectador. Los guiones de Kaufman usualmente le dejan con más preguntas que respuestas.
Las posibles críticas
La cinematografía con cámaras de mano da una sensación de intimidad y crudeza al guion. Aunque los efectos visuales atemorizan, tienen la intención de mostrar las consecuencias de atentar contra la psicología humana.
“Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” puede parecer aburrida o lenta, lo que podrá confundir a más de un espectador. Sin embargo, descifrar el enigma detrás de esta historia devastadora vale cada instante de nuestra mente.