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Ajedrez-Arte: Tablero de negras noches y blancos días

Nelson Pinal Borges, MI & FIDE TrainerSanto Domingo, R. D.

Cuando una persona no familiarizada al juego, escucha o lee sobre la relación Ajedrez / Arte, puede que se sorprenda. Sin embargo, está aceptado que hay una conexión muy estrecha entre ambas manifestaciones. El Noble Juego es una actividad artística que ha evolucionado a la par de la Cultura Universal y temas relacionados con el Ajedrez se han utilizado en obras artísticas, especialmente en pinturas, a lo largo de cientos de años.

Es famosa la frase el Ajedrez es el arte de la razón humana del Duque de Brunswick, Príncipe alemán de la Casa de los Welfos y quien escribió un libro sobre Ajedrez en 1616 bajo el seudónimo de Gustavus Selenus.

Para las personas que aprecian el Ajedrez, comprenden que éste es algo más que un simple juego y lo interpretan como un esfuerzo físico, mental y artístico por la posibilidad de “creación” que hay en el tablero de las 64 casillas. El concepto del Arte y el Ajedrez ha sido compartido por muchas generaciones.

Otra de las razones por las cuales los ajedrecistas consideran el Ajedrez como un Arte, es que para tener éxito se necesita afinar la capacidad y talento para jugar. Lo mismo se puede decir de un pintor, un escultor, un pianista, etc.

La influencia del Ajedrez en las diferentes manifestaciones artísticas es indiscutible; en numerosas pinturas, novelas, poemas, cuentos, películas, ballet y esculturas, se encuentra integrado el Juego Ciencia como parte de la obra. Se puede afirmar fehacientemente, que el Ajedrez es Arte, aún para aquellos que no estén en condiciones de percibirlo.

Desde finales del siglo XIX el Doctor Siegbert Tarrasch (Breslau, 1862-1934) consideró el Ajedrez como una actividad artística y entre sus diversas afirmaciones al respecto, señaló: “el Ajedrez es una forma de producción intelectual que tiene su encanto peculiar. La producción intelectual es una de las grandes satisfacciones -sino la mayor- al alcance del hombre. No todos pueden componer una pieza musical inspirada o construir un puente; sin embargo, en Ajedrez todo el mundo es intelectualmente productivo y, por consiguiente, cada persona que lo practica puede lograr una satisfacción”.

La relación Ajedrez / Arte se puede apreciar en la poesía de Jorge Luis Borges (Argentina 1899-Ginebra 1986, uno de los autores hispanos más destacados del Siglo XX).

En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas. El tablero los demora hasta el alba en su severo ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores las formas: torre homérica, ligero caballo, armada reina, rey postrero, oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido, cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra. Como el otro, este juego es infinito.

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peón ladino sobre lo negro y blanco del camino buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero (la sentencia es de Omar) de otro tablero de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonías?

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