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15/nov/1992- Un día que no se debe olvidar

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Nelson Pinal Borges, MI & FIDE TrainerSanto Domingo, R. D.

El pasado 15 de noviembre se conmemoró el 30 aniversario del accidente del avión cubano en la Loma Isabel de Torres en Puerto Plata, República Dominicana, donde fallecieron los ajedrecistas dominicanos Doctor Juan José Matos Rivera -Pachón- (jefe de la delegación), Marcelino De La Rosa (árbitro), los jugadores Manolo Marte, Héctor Ogando, César González y el entrenador cubano Adelquis Remón Gay.

Pasadas las 6:00 de una fría tarde del domingo 15 de noviembre de 1992, la aeronave Ilyushin-18 matrícula 11-18CUTL-270 propiedad de la compañía cubana Aerocaribbean, se estrelló a 850 metros de altura contra el macizo izquierdo de la loma en momentos en que, procedente de Santo Domingo, esperaba para aterrizar en el Aeropuerto Internacional General Gregorio Luperón de Puerto Plata, para posteriormente continuar vuelo hacia La Habana, Cuba.

Testigos oculares de la tragedia narraron que el avión, que más tarde se estrellaría formando una bola de fuego en la montaña Isabel de Torres, fue observado surcar el cielo en un espacio no acostumbrado, ya que en lugar de seguir la ruta de la orilla del Océano Atlántico, recorrió una distancia en dirección oeste-este llegando a la parte baja de la ciudad, por el proyecto turístico Costámbar y siguió al sur de la ladera de la montaña entre la falda y la cima. En el fatal accidente murieron 34 personas en total, 16 dominicanos, 16 cubanos y 2 italianos.

Meses después del suceso, la Federación Dominicana de Ajedrez envió a Cuba una comisión integrada por los federativos Rafael Damirón y Francis Argomániz, con fines de testimoniar su sentimiento de pesar a las autoridades deportivas y ajedrecísticas de la Isla, así como a los propios familiares del querido Adelquis. Con esa misma finalidad posteriormente también viajó a Cuba, la ingeniera Elizabeth Hazim, presidenta de la FDA en el período 1994-1996.

Hoy la familia ajedrecística dominicana y cubana invoca a los Inmortales del Ajedrez, y aunque físicamente no están entre nosotros, la presencia de cada uno de ellos se mantiene viva y bien merece nuestra eterna recordación.

Como honorable rememoración a la fecha, por muchos años la FDA estuvo realizando desde 1994 el torneo Los Inmortales donde participaban alrededor de 100 jugadores de todo el país, incluyendo algunos extranjeros y que llegaron a ser eventos muy competitivos con la presencia de los mejores ajedrecistas dominicanos.

A 30 años del fatal accidente los amigos, compañeros y colegas de los ajedrecistas inmortales los mencionamos con gran sentimiento de cariño y admiración y lamentamos que la FDA no haya recordado la más triste fecha de la historia del ajedrez dominicano, con la organización de alguna actividad ajedrecística… por lo menos una breve nota en la prensa nacional.

Un digno homenaje a Los Inmortales del Ajedrez fue el hermoso y sentido poema que el ingeniero Hugo Orizondo, ajedrecista y amigo de los fallecidos, escribió a raíz del accidente y que hoy lo hacemos llegar a los estimados lectores.

Los Alfiles Rotos

Llegué frente aquella casa sin luces, abrí la puerta y subí por la escalera, hasta la segunda planta.

El lugar estaba tranquilo, más bien inerme y se respiraba un polvo de ausencia. Sobre la mesa reposaban un tablero de escases verde y blancos y piezas de ajedrez en derredor.

Tomé asiento y lentamente fui colocando las piezas hasta que todo el ejército estuvo dispuesto. En el suelo encontré una planilla con las jugadas de una partida Sin darme cuenta empecé a reproducir las jugadas.

Peón cuatro rey, peón cuatro alfil dama, caballo, enroque ¡jaque! Las piezas tomaron vida y me hicieron espectador de un ballet alucinante en el que las ideas se sucedían una tras otras, ejecutadas por aquellas figuras de madera que ya no respondían a mí.

Estuve abandonando al disfrute de aquella visión hasta que apareció la posición final. La recordé vívidamente y junto a ella recordé los compañeros y aquel espíritu jovial que habíamos compartido, que perduraba en mi nostalgia y que ahora sentía nuevamente.

Desparrame las piezas de un golpe. Rodaron por el tablero, por la mesa, hasta que el ruido ceso con la quietud. Las mire nuevamente, ahora tan quedas, tan mudas, tan lejanas.

Sobre la mesa descansaba también la planilla con seis nombres y la fecha: 15 de noviembre de 1992.

Gloria eterna a los Inmortales del Ajedrez Dominicano.

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