¿Qué aportó el Clásico Pedro Henríquez Ureña in Memoriam?
“El ahorro es poético porque es creador: el derroche no es poético porque es destructor”
Gilbert Keith Chesterton.
El recién terminado Primer Clásico Internacional de Ajedrez Pedro Henríquez Ureña in Memoriam organizado por la universidad que lleva el nombre del prestigioso escritor, filósofo, filólogo y periodista dominicano, que pudo ser un gran evento de ajedrez, se redujo a un deslucido certamen donde los 5 trebejistas extranjeros jugaron sin oposición dominicana, lograron los primeros lugares y el correspondiente botín de alrededor de $850,000 pesos dominicanos en premios. Si tomamos en cuenta que en el Campeonato Nacional de este año (la competencia más importante del país) no hubo premios, ya nos da una imagen de lo acontecido.
Desde que se anunció el Clásico se comentó que era un gran torneo pero mal concebido ya que su estructura organizativa no se correspondía con el número de participantes de acuerdo con las normas que establece el Hand Book de la FIDE para los torneos regidos por el Sistema Suizo, donde el número total de rondas se prefija y debe ser reducido en comparación con la cantidad de jugadores y que para 16 o 20 jugadores el máximo de rondas debe estar entre 5 y 6. En este caso fueron 9 partidas lo que conllevó que en la última ronda el jugador que estaba en primer lugar con 7 puntos, tuvo de rival al que estaba en el lugar 11 con solo 4 puntos; algo fuera de toda lógica ajedrecística y que le restó virtuosidad al certamen.
Para la mayoría de los exponentes dominicanos el torneo constituyó un evento nacional, de ahí la poca combatividad y el exceso de partidas tablas. Es de notar que un solo jugador local -el MI Josué Araujo- jugó por encima del 50% de los puntos, al totalizar 5 puntos de 9 posibles. Fue aplastante la superioridad de los ajedrecistas extranjeros, lo cual ya se preveía dada la gran diferencia en el coeficiente ELO en comparación con los jugadores dominicanos. Con el formato utilizado ningún jugador local se acercó a una norma de Maestro Internacional y mucho menos de Gran Maestro lo que le restó brillo al torneo desde el primer día.
En realidad, el gasto de alrededor de un millón y medio de pesos en la organización del torneo no aportó nada al ajedrez nacional. Con ese monto se pudieran organizar tres eventos internacionales con un formato donde los jugadores nacionales tuvieran chances de lograr normas internacionales con un buen entrenamiento previo.
Un torneo con esa magnitud de fondos es contradictorio en un país donde se necesita con urgencia atender el ajedrez escolar, juvenil y femenino, a las Asociaciones provinciales, realizar los eventos sub 20, sub 18 y sub 16 ausentes en el calendario nacional y que constituyen las competencias de donde sale la cantera para el tan necesitado relevo generacional con la capacidad de reforzar la calidad del ajedrez nacional que en las pasadas Olimpiadas mundiales lució muy mal, al quedar los equipos dominicanos en los lugares 88 y 110 en el masculino y en el femenino, respectivamente.
Un gasto de esa magnitud es discordante en un ajedrez que no cuenta con una Maestra Internacional y donde escasea la calidad de los jugadores de ambos sexos. No pasan de tres los jugadores activos con más de 2300 puntos de ELO y en el caso de las féminas ninguna llega a 1900, que son cifras relativamente bajas para el nivel del ajedrez internacional actual.
La organización por parte de la universidad fue excelente, pero ¿qué aportó un evento que pretendió ser de lujo en un Macondo ajedrecístico que ocupa en Latinoamérica más allá del lugar 15 y con varios jugadores falta de entrenamiento y motivación personal? De hecho, los 4 jugadores dominicanos mejores rankeados no participaron, sin incluir al Gran Maestro Ramón Mateo y los reconocidos Maestros FIDE Francis Fernández, Miguel Infante, William Puntier y Marcelo Carrión, este último egresado de la universidad y que mostró interés en participar; hace décadas él representó a este alto centro de estudios en otras competencias por lo que hubiera sido emocionante haberlo visto jugar.
Si se lograron magníficos patrocinios para el Clásico Pedro Henríquez Ureña in Memoriam sin lograr resultados concretos para el ajedrez dominicano, se impone seguir consiguiendo ayudas económicas para invertir positivamente en el relanzamiento del verdadero desarrollo del Juego Ciencia nacional. Mucho hay por realizar administrando bien los fondos y no precisamente en eventos fallidos.
Felicidades al joven campeón de Cuba y Gran Maestro Yasser Quesada Pérez, ganador del torneo de forma indiscutible al totalizar 8 puntos, resultado de 7 victorias y dos empates. Esperamos más éxitos.