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Olimpíada Mundial: llovió sobre mojado

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Nelson Pinal Borges, MI & FIDE TrainerSanto Domingo, RD

En el año 2012 el equipo masculino que participó en la Olimpíada mundial de Estambul terminó en el lugar 69 y el femenino en el 77; en la recién terminada Olimpíada de Chennai, India, los equipos dominicanos terminaron en el 88 y 110 respectivamente, un retroceso de 19 y 33 lugares; Gardel dijo que 20 años no son nada, pero Caissa, la Diosa del Ajedrez, piensa que 10 años son suficientes para poder mejorar posiciones.

De acuerdo con la clasificación inicial en Chennai, el masculino (open) era el número 74 y quedó 14 lugares por debajo. Y en el caso del equipo femenino, que era número el 75 al inicio, terminó en el lugar 110; una diferencia notable de 35 lugares.

El que tiene un mínimo conocimiento del deporte sabe que existe un ciclo precompetitivo de entrenamiento y fogueo necesario de cumplir antes de asistir a un evento. Violar ese principio es poner en riesgo la actuación del deportista o el equipo. Los resultados en Chennai confirman que los jugadores no estaban debidamente preparados para competir en un evento mundial.

En esta misma columna señalé que la responsabilidad del resultado final sería compartida entre los miembros del equipo y la Federación Dominicana de Ajedrez (FDA) y que el prestigio ajedrecístico del país no dependería solo de los cinco jugadores, que, aunque son buenos ajedrecistas, no pueden aplicar magia frente al tablero. Parte del resultado en la Olimpíada corresponde a la pobre gestión de la FDA en la preparación de los conjuntos.

Regresemos a las estadísticas para ofrecer una mejor valoración de los resultados. En América, (sin contar Estados Unidos y Canadá), en el open, terminamos en el lugar 17 y en el femenino en el número 22. No solamente nos superó la mayoría de los equipos del área, sino también equipos del continente africano y asiático sin tradición ajedrecística como Uganda, Zambia, Yemen, Zimbabwe, Nepal, Kosovo, entre otros. Más datos: los dos equipos de Trinidad y Tobago, Jamaica, El Salvador y Costa Rica, quedaron mejor situados que nosotros; en la última ronda el equipo femenino de Tailandia derrotó al conjunto dominicano, algo asombroso, como fue también la derrota del masculino ante Jamaica.

En el open dominicano se notó la ausencia del sub-Campeón nacional, el MF Carlos Paul Abreu, con experiencia y buenos resultados en Olimpiadas. Asimismo, no se concibe que la delegación dominicana de 12 integrantes, viajando a 15,200 km de Santo Domingo, con varias escalas en aeropuertos, no incluyera un jefe competente y con autoridad para estar pendiente de sus discípulos durante el largo viaje y la estancia en Chennai.

Este revés olímpico no es nuevo, es más lluvia sobre el tablero mojado. Al respecto han existido alertas, recomendaciones y crónicas; además, el grupo, que dirige el ajedrez nacional desde el año 2010, aunque no es receptivo a los señalamientos, cuenta con resultados precedentes en Olimpíadas anteriores. Un costoso viaje de más de dos millones y medio de pesos merecía una preparación efectiva de los jugadores y que debió ser una prioridad principal de la FDA. Una estancia previa jugando en España (como hicieron muchos ajedrecistas latinos) hubiera servido de buen fogueo precompetitivo.

Para la Olimpiada del 2024 se impone, ante todo, fortalecer el Campeonato Nacional sumando a las mejores figuras del país, seleccionar un equipo con criterio técnico, preparándolo integralmente a tiempo y con entrenadores reconocidos. Pero si continúa la misma política absolutista, en ocasiones basada en juicios extra-ajedrecísticos, más que fundamentados en procedimientos con visión del desarrollo cualitativo, los resultados olímpicos no serán mejores que en Chennai 2022.

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