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CAMINAR

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Homero PumarolSanto Domingo, RD

Convergencia de pensamientos, de imágenes, de recuerdos, de deseos, de temores, de palabras, una tras otra, como de pasos, uno tras otro sin parar, como de caminos, de silencios, de razones y sinrazones, de imágenes, de visiones reales o imaginarias, de verdades y mentiras luchando dentro de uno, paso a paso, pasos que nunca se detienen en la mente, aún cuando llegas a la meta. Convergencia de mundos, digámoslo de una vez: Convergencia de universos.

Mientras caminamos pensamos, imaginamos, nos hacemos preguntas que a cada paso nos respondemos, nos da calor, cogemos aire o nos da frío y temblamos, pero caminamos y cantamos o recordamos, planeamos, reímos a carcajadas, lloramos con jipíos o simplemente caminamos y percibimos el mundo en que vivimos, el universo en que vamos caminado.

Muchas son las genialidades que fueron descubiertas o discernidas caminando, que de algún modo es como decir viviendo, pues caminar es vivir. Siempre es bueno para dar soporte a una idea, recurrir a algún clásico y no puedo dejar de citar a Miles Davis, por su LP Walking -uno de mis favoritos-, mucho menos al poeta español Antonio Machado musicalizado en la voz de Joan Manuel Serrat: Camimante no hay camino,/ se hace camino al andar / Al andar se hace camino / y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar. /Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar. En realidad son tres clásicos de mi mundo.

Cuando caminamos ponemos en movimiento todo nuestro ser, no sólo el cuerpo, ponemos en marcha nuestra mente, nuestro interior se dinamiza, nuestro discernimiento puede llegar a brillar, a la iluminación, caminando. Debe ser esta la razón por la que los antiguos filósofos griegos solían discutir o desarrollar su dialéctica mientras caminaban, sea o no sea esta la razón, me viene muy bien citarla, es un recuerdo muy adecuado para comenzar a caminar, para comenzar a pensar.

Independientemente de las innegables bondades del ejercicio físico, caminar ampara nuestra mente, aún cuando nos repitamos, como yo suelo hacerlo con mucha frecuencia, como suelen hacerlo los pasos, uno, dos, uno, dos, uno, dos, tres, cuatro, uno, dos, tres… son pasos que uno da en busca de lo mejor de sí mismo. Hay quienes nunca llegan a ningún lugar, hay quienes felizmente, no tienen meta, sólo caminan.

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