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La importancia del entrenamiento

Nelson Pinal Borges, MI & FIDE TrainerSanto Domingo, RD

Los principales federativos soviéticos, entre los que estuvieron los Grandes Maestros Mijail Botvinnik, Vladimir Alatortsev y Yuri Averbach, poseían una amplia Cultura ajedrecística y aplicaban con gran rigor el concepto de la excelencia en la preparación y entrenamiento de los equipos nacionales y de las jóvenes promesas. Dichos directivos tenían un criterio diáfano de la necesidad de que los jóvenes talentos fueran preparados por expertos entrenadores y no improvisaban al respecto. Eso contribuyó en gran medida a los triunfos por más de 40 años del ajedrez soviético en la arena internacional.

Algunos entrenadores soviéticos eran jugadores de renombre, otros eran ajedrecistas con profundos conocimientos, todos con la capacidad y la experiencia necesarias para contribuir exitosamente en la formación de sus discípulos. El ejemplo clásico es el de Boris Spassky, que se destacó desde niño bajo la mirada de Vladímir Zak, posteriormente su rápido progreso se debió a las enseñanzas del GM Alexander Tolush y más tarde se coronó Campeón del mundo al lado del GM Igor Bondarevsky.

El altísimo nivel de ajedrez de Anatoly Karpov se debió en gran medida a la ayuda que le prestó durante años el GM Semyon Furman. Asimismo, Gary Kasparov contó fundamentalmente con la asistencia de Alexander Nikitin y del excampeón mundial, Mijal Botvinnik, éste último desde su famosa escuela donde se formaron varios jugadores de renombre internacional.

Los directivos soviéticos entendían que enseñar ajedrez no era un pasatiempo comercial ni un asunto de poner a un entrenador por cuestiones de preferencia y amiguismo. Para ellos, esta tarea se debía asumir con metodología, trabajo constante, responsabilidad y disciplina; sabían por experiencia propia que entrenar no era una tarea fácil y que tener disposición es importante, pero eso no asegura el éxito sin el respaldo de una dilatada base ajedrecística y pericias apropiadas para transmitirle a los jóvenes.

Personalmente comprobé esa norma soviética en dos eventos donde fui participante. La primera vez en el Campeonato Mundial juvenil de 1971 de Atenas, Grecia. El representante soviético, Rafael Vaganian, que pocos meses antes había completado el título de Gran Maestro, fue acompañado por el GM Efim Geller, un jugador de extra-clase mundial que al año siguiente fue el entrenador principal de Boris Spassky en el match por el Campeonato mundial con Robert Bobby Fischer.

Asimismo, en el Torneo Capablanca in memoriam de 1973 celebrado en la ciudad de Cienfuegos, Cuba, asistieron tres jugadores soviéticos, pero uno relativamente joven, muy talentoso que comenzaba a destacarse sin ser aún Gran Maestro: Gennady Kuzmin. Quien lo acompañaba como jugador y que hacía el papel de consejero era el excampeón mundial Vasily Smislov. Resultado: Kuzmín terminó en tercer lugar y conquistó con relativa facilidad la norma de Gran Maestro.

Las enseñanzas de la Escuela Soviética constituyen un patrón imitado por jugadores y países donde se tiene un alto concepto del importante rol en la formación de los talentos. Un entrenador de cualquier deporte debe ser una persona dueña de una formación con suficiente base técnica, con experiencia como deportista y preparado para transmitir sus conocimientos con metodología, pedagogía y fundamento, para que el discípulo pueda asimilar las enseñanzas y alcanzar resultados relevantes. En el caso del Juego Ciencia es importante también, poseer una aceptable Cultura ajedrecística que le permita enriquecer diferentes aspectos al brindar una clase, o sea, tener antecedentes de los elementos o el tema que se está enseñando para facilitar la mejor comprensión del mismo. Se cumple el principio de que usted no puede enseñar lo que no sabe.

Existen entrenadores que su labor de enseñar se la dejan a la computadora sin saber que de nada vale enseñar con una computadora si no conocen los elementos que respaldan integralmente los análisis de esta. Lastimosamente esa tendencia facilista es la actual de algunos llamados entrenadores.

A diferencia del patrón soviético, aún prevalece el criterio de que cualquier jugador puede ser entrenador. Los federativos con escasa Cultura ajedrecística están limitados en apreciar que los conocimientos y la experiencia son imprescindibles para que un entrenador sea exitoso y por esa razón improvisan y ponen en riesgo la actuación de un jugador o un elenco en las competencias internacionales. Ejemplos sobran en los países situados del río Bravo a la Patagonia, incluyendo, por supuesto, el mar Caribe.

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