No sé como escribirte un poema

Para qué te escribo un poema, si total no lo vas a leer, para qué te escribo esas letras desgastas con rabias de papel mojado que se estruja entre los recuerdos olvidados.

¿Para qué deseas mis palabras?, ¿para usarlas como espada cuando inicie el fuego cruzado?. Déjame callada, como si estuviese enmudecida por el tórrido y amargo encuentro de las flores con el frio del invierno desgarrado.

Porque cuando veo la dureza de tus manos mostrando el esplendor de sus venas bombeando sangre, el filo de tú mirada brilla ante la luna llena.

De la sutileza de tus pestañas que se baten como alas de mariposa contra el viento, surge lo poblado de tus cejas como pradera salvaje y una estatura preparada para luchar con gigantes de algodón.

Se suponía que esto era un viaje de ida y vuelta pero ahora no quiero retornar, tu perfume se ha quedado y no lo puedo borrar, ni tampoco lo quiero hacer.

La verdad no sé como escribirte un poema, no calculo como desglosar tantas letras, sin evitar que el mercurio retrógrado perturbe mis propias entrañas; dímelo de la misma forma en plasmo letras sobre la belleza de tus ojos que se escudan bajo el cristal de unos lentes tristes.

Nada quiero. Olvídate de la forma en la que el sol de verano se posa sobre las nubes de un abril; de cómo la desgracia nos persigue bajo las hojas secas en el duro suelo.

No quiero verte andar, ni escuchar tu voz. Espero que el esmalte blanquecino de tus dientes perfectos se vuelva incoloro y sin sonrisa.

Que tus pestañas no vuelvan a moverse, que tus venas se tornen pálidas y ausentes.

Con todo el amor del mundo, con ira y desdén, con pasión y apatía, aun continuo sin saber cómo escribir este poema, pero por lo menos ya sabes mis noticias entre letras.