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El carbonero de ideas

Cómo hacer poesía narrando

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Fernando GonzálezSanto Domingo, RD

La segunda persona del singular es un punto de vista por lo general evitado en Narrativa, por lo que son pocos los autores de ficción que han usado con éxito esta perspectiva.

“Aura” es una novela corta de Carlos Fuentes, Premio Cervantes 1987, que trata sobre un joven inmigrante latinoamericano en París que, tras aceptar un trabajo de historiador en un sitio casi abandonado, sostiene un encuentro sobrenatural con una mujer que podría o no ser real.

La segunda persona como embellecedor del relato

Algo que el lector notará desde las primeras líneas es que la novela está escrita en segunda persona (“Lees ese anuncio. Una oferta de esa naturaleza no se hace todos los días. Lees y relees el aviso. Parece dirigido a ti, a nadie mas. Distraído, dejas que la ceniza del cigarro caiga dentro de la taza de te que has estado bebiendo en este cafetín sucio y barato.”). Parecerá que el narrador se está dirigiendo al lector, pero en realidad se estará dirigiendo al protagonista Felipe Montero.

El uso bien marcado de la segunda persona en esta novela corta o relato largo cumple con varias funciones narrativas.

En primer lugar, da a entender que el narrador tiene control absoluto sobre Montero y el relato, como si le estuviera dando órdenes indirectas. Además da al lector más posibilidad de identificarse con el protagonista del mismo.

En segundo lugar, la narración en segunda persona tiene una función estética que provoca sensibilidad en el lector: da un carácter poético y embellecedor a la narración a través del uso marcado de las s y la ambigüedad sobre a quien se dirige el lector.

La ruptura con la gramática perfecta

Autores minimalistas como Hemingway o Carver fueron tan afamados que muchos otros hasta el día de hoy intentan copiar ese estilo conciso y sencillo para el lector. Sin embargo, Gary Provost desaconseja el uso de oraciones simples todo el tiempo: prefiere que las personas usen signos de puntuación y/o pausas de forma variada para dar musicalidad, es decir, ritmo y fluidez a la narración.

Carlos Fuentes en esta novela usa un estilo gramatical dinámico, pero que sostiene una armonía y musicalidad excelente: a veces usa oraciones simples, y en el momento justo, describe una escenario o atmósfera separado casi exclusivamente por puntos y comas.

La ruptura con lo real y el juego con lo verosímil en la narración

Los escritores del boom latinoamericano tendían a romper con las barreras de lo que entonces se conocía como Narrativa.

“Aura” es un perfecto ejemplo de cómo romper los límites de la verosimilitud (es decir, la credibilidad) de lo narrado. Hay varios puntos en el relato en que le lector se cuestionará si lo narrado en realidad sucedió, o solo sucedieron en la imaginación del protagonista. Si bien esto puede generar descontento con algunos lectores, a mi parecer le confiere un carácter más misterioso y poético a la narración.

Otro detalle importante es el uso bien marcado de recursos literarios: estos describen desde el cuerpo de la mujer de quien se enamora Felipe, hasta llegar a monólogos filosóficos y casi místicos sobre el amor.

“Aura” logró romper los límites en lo llamado verosimilitud y lo real en esta novela, hasta el punto de crear todo un universo poético y místico que deja al lector con ganas de más.

En palabras simples, una clase magistral en prosa poética.

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