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La soledad del sueño migratorio

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Fernando GonzálezSanto Domingo

Si bien el denominado “sueño americano” ya ha sido criticado y satirizado mucho en libros desde dentro, pocas han sido las cintas independientes que tratan este tema polémico desde fuera: desde las víctimas de la geopolítica.

Si con obras como “Roma” vemos a los que decidieron quedarse, por amor a la familia, en el largometraje de ficción “Un pasaje de ida” (1988), sucede lo contrario. El mismo es un drama de suspenso dirigido y producido por Agliberto Meléndez, y coescrito entre Meléndez, Adelso Cass y Danilo Taveras. Se trata de un recuento con personajes ficticios de un hecho real en 1981: la muerte de 22 dominicanos en un intento de migrar como indocumentados a los Estados Unidos.

Lo que en principio parecerá una trama sencilla, en realidad se complejiza a través de la larga cantidad de personajes, y sus relaciones con su entorno inmediato: eso es, poco antes de tomar su “Pasaje de Ida”. Tanto los polizones del barco, como sus fuerzas antagónicas tienen un buen desarrollo y varios conflictos con su doble moral.

En otros aspectos técnicos, la película se adelanta mucho a las películas dominicanas de años posteriores. La cinematografía espeluznante es decente, pero su calidad arcaica le da un tono más espeluznante: esto se traduce en que sería impensable hacer un filme así hoy en día. Ha llegado hasta el punto de que considero que esta película está a años por delante de muchas películas criollas posteriores: no solo por los temas que trata, sino por su inteligente y sutil guion.

La profundidad de este filme recae en su tratamiento de temas como la superación financiera a través del sueño americano. Si bien se trata de una respuesta natural, al menos por la imagen que nos han pintado los medios y la necesidad, este filme retrata esas aspiraciones como pura codicia: en otras palabras, nos da un golpe de conciencia, fuerte, pero muy necesario.

El filme, trata unos casos particulares, y los mezcla con un guion ficcional para darnos una alta dosis de realidad, mostrándonos de manera cruda el terror y sacrificio por alcanzar el “sueño americano”: lo que “Un pasaje de ida” lo generaliza como “un sueño migratorio”.

Se dice que este fue el precursor del cine independiente dominicano de la posmodernidad: y quien sea que dijo esto, tiene toda la razón.

Sin duda, una iniciación fuerte al despertar del nuevo cine dominicano.

Ficha técnica

Duración: 90 minutos. Dirección: Agliberto Meléndez, Música: Rafael Solano. Fotografía: Pedro Guzmán. Reparto: Ángel Muñiz, Carlos Alfredo Fatule, Rafael Villalona, Ángel Haché y Geovanny Cruz. Productora: Producciones Testimonio S.A.

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