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Letras

Carta a un amigo desde el desvelo

La autora revela a partir de una hermosa epístola la triste noticia de que una estatua del Poeta Nacional, Pedro Mir, ha sido decapitada en su ciudad natal, San Pedro de Macorís

Y no subsiste nada ni en pie ni en piedra, Pedro Mir, Diana

Te imagino abriendo los ojos como platos, esbozando una sonrisa sarcástica al leer mi nombre en la pantalla de tu celular. ¡Una carta en plena madrugada! ¿De qué vendrá ésta? ¿Y a esta hora? Me da igual lo que pienses. Quiero repartir mi insomnio e indignación y no hay mejor presa que tú.

La culpa la tiene una vieja foto del busto decapitado de nuestro poeta nacional, don Pedro Mir, que enviaste a mi correo sin ningún comentario. Un retrato del poeta del pueblo, descabezado y abandonado a su suerte, pernoctando en una calle cualquiera “allá en Macorís del Mar” a la vista de todos y sin piedad de nadie.

Llegó precisamente cuando mi cabeza se hundía plácidamente en la almohada, dispuesta a leer un poco antes de dormir. Ahora mis ojos arden de rabia por este desvelo que me he ganado con tu provocación. El desencanto toma fuerza y fondo.

Un desfile de personajes se va entrelazando agolpándose en mi cabeza. Cada vuelta en la cama cambia mi rostro, mi sexo, edad y oficio.

En un giro me convierto en asesina a sueldo, en otro Bioy Casares advirtiendo al verdugo que la eternidad es una de las raras virtudes de la literatura, luego presidente de la Suprema, Nuria o doña Miriam Germán, y el resto del desvelo, abogada, detective o activista de una nueva marcha sin color en la plaza de la bandera.

Poco a poco las figuras se van esfumando en la sombra, el cansancio me rinde y voy perdiendo la batalla contra la desmemoria, la ignorancia y la impunidad.

Aún le falta mucho al sol para cambiarle el color a la noche, por eso te escribo a esta hora, para duplicar la desesperanza que resulta más insoportable en esta oscuridad. ¿Recuerdas aquellas palabras de don Pedro Mir allá por los noventa? “La hazaña de un poeta es poder trasladar lo que uno tiene dentro de su cabeza a otra cabeza”. Esta noche a ese sueño, una simple foto le hace “caput”.

El invaluable legado literario del poeta nacional anduvo por un tiempo sin pies ni cabeza. No valió el eco de sus versos para una investigación expedita y un castigo ejemplar al vandalismo y a la desvergüenza.

Se expiran los sueños, sigue el insomnio. Menos mal que éste lo reparto contigo.

@clidiadiaz clidiadiaz@yahoo.com

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