Ventana

Cine

Conducta (2014)

María Teresa López RodríguezSanto Domingo, RD

“No hay dos grupos iguales, y cada uno trae muchachos que te marcan para siempre. Este es el grupo en que le di clases a mi propio nieto, con él, son siete los que se me han ido en apenas tres años. Uno les habla de Martí y de la Patria, pero en la casa desentierran a los muertos para hacerse ciudadanos españoles. Este también fue el grupo de Camilo, que les enseñó lo que es la muerte. El grupo de Joan, con su padre preso por asuntos políticos. El grupo de Yeni, una gran alumna, pero con la cruz de ser palestina. Y claro, este es el grupo de Chala. El grupo donde en el mural del aula, hay una estampita de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, y que no hay Dios que la quite, mientras la maestra sea Carmela”.

La franqueza y valentía de estas palabras son las mismas que caracterizan durante todo el filme a Carmela (Alina Rodríguez en una potente actuación), una veterana maestra de primaria que tiene sentadas en su aula algunas de las más complejas problemáticas de la sociedad cubana actual. Pero Carmela no es la única protagonista de la historia, también Chala (Armando Valdés), uno de sus alumnos. Un niño que pone los panes en la mesa de su casa con lo que obtiene de las peleas clandestinas de sus perros, el juego ilegal y la cría de palomas, porque su madre está entregada a los vicios. Su actitud rebelde lleva a que la trabajadora social que sigue el caso, el jefe del sector y una comisión de diagnóstico y orientación, determinen que lo mejor para él es la Escuela de Conducta, centro al que se remite a los niños cuyos problemas de comportamiento son graves.

Otras historias se entretejen en los 108 minutos de “Conducta”. La de Yeni (Amaly Junco), por ejemplo, una de las mejores alumnas de Carmela, que vive en la capital cubana de manera ilegal con su padre y que un día coloca una estampa de la Virgen de la Caridad del Cobre en el mural del aula, colgando allí, sin saberlo, un conflicto político y religioso de décadas. Y así, con osadía, esta película va colgando también en nuestras mentes otros temas como la emigración, las marcadas diferencias socioeconómicas que coexisten en un país que se vanagloria de no tenerlas, la violencia, el presidio político, la muerte y la crítica sin adornos a un sistema educativo que a veces no piensa en “cómo queda el muchacho”. Casi todas realidades que, lamentablemente, trascienden las fronteras de la isla caribeña y dotan al filme de cierta universalidad.

Todo esto, en una Habana que padece el deterioro de sus edificaciones y de su gente al mismo tiempo, pero no se detiene, y este ritmo armonioso de vida y muerte, de esperanza y destrucción, es contado y captado con eficacia por Ernesto Daranas (director y guionista) y Alejandro Pérez (director de fotografía). La vieja ciudad habanera, tantas veces filmada, nos es mostrada esta vez desde otros ángulos, cuando la sobrevuelan las palomas de Chala, mientras él las observa y aguarda corriendo por los tejados.

El buen cine es el resultado del trabajo en conjunto y así consta en “Conducta”, con una fotografía hecha valor en cada imagen, un guion lleno de verdades y emoción (tanto en sus bocadillos como en la integración de los elementos de la puesta en escena), y un destacable trabajo actoral.

Ficha técnica País: Cuba. Año: 2014/ Duración: 108 minutos. Dirección y guion: Ernesto Daranas. Reparto: Alina Rodríguez, Armando Valdez, Amely Junco, Yuliet Cruz, Silvia Ávila y Héctor Noas. Sinopsis: Una profesora de sexto grado con más de 50 años en la educación infantil, impide que uno de sus alumnos permanezca en una Escuela de Conducta a donde fue llevado durante su enfermedad por supuestos “desordenes” que comete propios de su edad y de su medio social. Esta decisión cambiará las vidas de ambos personajes dentro de una Habana destruida por carencias morales y materiales.

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