El Ajedrez, juego de caballeros
El deportivismo de Steinitz” Wilhelm Steinitz (1836-1900), considerado el padre del ajedrez moderno y Campeón mundial entre 1886 y 1894, era de carácter irritable y malhumorado; demostró, sin embargo, que era un hombre de nobleza que también respetaba a sus rivales. Steinitz, por ejemplo, se negó en rotundo a aceptar ser coronado como mejor jugador del mundo mientras su admirado Paul Morphy (1837-1884) siguiera vivo. Otro detalle de su grandeza se produjo cuando perdió el título de Campeón del mundo (1894) contra el alemán Emanuel Lasker, quien había bebido del manantial de sus teorías. Steinitz reconoció la superioridad de Lasker con un gesto increíble: se puso en pie y gritó en la sala: “¡Tres hurras por el nuevo campeón! ¡Hurra, hurra, hurra!”.
“La caballerosidad de Capablanca y Grau”. El 10 se septiembre de 1939 durante la novena ronda de la Olimpíada Mundial de Buenos Aires se enfrentaron los equipos de Cuba y Argentina; en el primer tablero del match rivalizaron el ex Campeón mundial José Raúl Capablanca y el Maestro Roberto Grau. En el medio juego de la partida, Capablanca con piezas blancas adquirió ventaja suficiente para ganar fácilmente. Pero en la jugada 42 Capablanca realizó el movimiento 42.Dd8 y dijo “jaque”; sin embargo, el jaque realmente era con 42.Dd7, una casilla anterior. En ese momento, el Maestro Grau le dice “¿Dónde es el jaque Capita?”. El cubano rectifica y le dice “oh, es en d7, lo siento”. Y Grau gentilmente no puso objeción alguna y dijo “ok, ok”, en un gesto que lo engrandece como jugador y más en una posición perdida.
Si la jugada 42 hubiera sido Dd8, el Maestro argentino podría haberse defendido en la posición y lograr las tablas. Pero con 42.Dd7 jaque, Capablanca aumentó su ventaja material. Unas jugadas más tarde, ante el inminente triunfo, Capablanca le ofreció tablas a Grau, en reciprocidad con el argentino que con gran espíritu deportivo insistió en que el cubano hiciera otra movida en la jugada 42. ¡!Un buen empate entre caballeros!!.
“La solidaridad de Bobby Fischer” El soviético Mijail Tal, Campeón mundial 1959-1960, padecía una enfermedad renal que le impidió jugar en plenitud de forma física el torneo de Candidatos al título mundial de Curazao-1962. De hecho, en contra de las indicaciones de sus médicos ya que acababa de pasar por el quirófano. Durante la competición, experimentó una recaída que comenzó a causarle severos síntomas, hasta que, aconsejado por sus compañeros (y rivales), se vio obligado a abandonar el evento para ser hospitalizado de urgencia. El norteamericano Robert Bobby Fischer que era uno de los principales contendientes, un gran gesto de deportivismo, lo visitó para compartir parte del tiempo y jugar alguna partida informal en la habitación del hospital lo que alegró mucho a Tal.
“El deportivismo de Spassky: de rival a espectador” La sexta partida del match por el Campeonato del Mundo de 1972 entre Boris Spassky y Robert Bobby Fischer en Islandia, pasó a la historia con todo merecimiento por el grandísimo nivel demostrado por Fischer, siendo catalogada por él mismo como la mejor del match. Una vez terminada la partida se produjo un hecho insólito y jamás visto: Spassky se levantó y se unió al descomunal aplauso que el público le estaba brindando a un incrédulo Fischer, que no salía de su asombro y que posteriormente, repetía a sus conocidos “¿Han visto lo que ha hecho Spassky?”, refiriéndose al gesto extraordinariamente deportivo de Spassky aplaudiendo a su verdugo y que se transformó de rival en espectador.
La conmovedora carta de Boris Spassky al presidente estadunidense George W Bush, apelando a la compasión y caridad del gobierno estadounidense cuando Fischer fue encarcelado en Japón en el año 2004 es un ejemplo de caballerosidad, deportivismo y solidaridad.
“Sr Presidente: En 1972, Bobby Fischer se convirtió en un héroe nacional. Me derrotó sin lugar a duda en el match que sostuvimos en Reykjavik. La hegemonía del ajedrez soviético colapsó entonces Un hombre venció a todo un ejército. Él repitió, sin embargo, la triste historia de Paul Morphy que, a la edad de 21 años, el legendario Paul había batido a todos los maestros europeos de la época y se convirtió en el campeón mundial no oficial. Pero Morphy entonces dejó de jugar y su trágica vida finalizó a la edad de 47 años en Nueva Orleans, en 1884 En 1992, veinte años después de Reykjavik, ocurrió un milagro. Bobby resucitó y jugamos un match en Yugoeslavia. En ese tiempo había sanciones contra ese país, prohibiendo a los ciudadanos estadunidenses todo género de actividades en ese territorio. Bobby violó las instrucciones del Departamento de Estado y se hizo acreedor a una orden de arresto emitida el 15 de diciembre de 1992, por la Corte de Distrito de Estados Unidos. En mi caso, como ciudadano francés desde 1978, no me hice acreedor a sanción alguna por gobierno francés. Desde el 13 de julio del 2004, Bobby ha sido detenido en el aeropuerto de Narita, Japón, por violaciones en su estatus migratorio Los eventos ya han sido descritos por la prensa mundial. Es claro que la ley es la ley, pero el caso de Fischer no es usual. Soy un viejo amigo de Bobby desde 1960, cuando jugamos en Mar del Plata, y compartimos los dos primeros sitios en la tabla del torneo. Bobby es una personalidad trágica. De eso me di cuenta en ese tiempo. Es un hombre honesto y de naturaleza buena. Es absolutamente antisocial, no es adaptable a cualquier estándar de vida. Tiene un muy alto sentido de la justicia y no es capaz de comprometerse con la gente que lo rodea como lo hace con su propia conciencia Es una persona que ha hecho casi todo contra él mismo No me gustaría defender o justificar a Bobby. Le pido una sola cosa: compasión, piedad, caridad. Si por alguna razón esto es imposible, quisiera pedirle lo siguiente: Por favor, corrija el error del presidente François Miterrand en 1992 Bobby y yo cometimos el mismo crimen, póngame a mí también las sanciones, arrésteme y métame en la misma celda que Bobby Fischer. Y algo más, denos un tablero de ajedrez”