Palabras en rojo, de Virgilio López Azuán
El erotismo se diferencia de la pornografía profundamente que ésta última no deja nada a la imaginación y a la creatividad de los cuerpos en el furor de trascender más allá de ellos. El erotismo puede considerarse como el arte de los sentidos despertado en los cuerpos. Dije Artes lejos del estado de la animalidad reprodutiva, más bien, se va allí a buscar el placer precedido por la imaginación y la historia.
Hablar del erotismo es estar ante la experiencia de quien lo narra o nos hace partícipe indirectamente por la escritura. Experiencia sujetiva y, por tanto, peculiar. Las Palabras en Rojo, título del poemario, nos invita a la pasión de las palabras o a la tradución de la experiencia. En verdad, el libro es un solo poema dividido por la enumeración. Nuestro poeta asocia el deseo analógicamente a la naturaleza, ejemplo, tormenta, fuego, invierno, agua…En sí las imágenes reflejan lo que experimentan los cuerpos a ciertos estados de la naturaleza. En otros, son asociados al quehacer de los animales y así exaltar los sentidos a la vorágine del placer. Todo placer concluye con la muerte o el reposo, pues las energías han alcanzado el climáx y no hay forma de restaura sin la muerte. Esta abre el portón de la resurrección del vínculo. Otra característica es que nos habla de la Mujer en sentido generalizado. No hay particularidad. La experiencia no es presencial, más bien, recordada por las palabras. En verdad, son éstas las que crean la tormenta donde el lector pueda ser seducido:
“Tu, la que no estás,
La que se acuesta
Entre sábana de seda,
Totalmente desnuda,
Para que la desnuden.” (Pag. 25)
La experiencia es imaginada, lo que supone que el poeta emerge del pasado.
La relación Naturaleza Cuerpo:
“La que le buscan un paisaje,
De lengua debajo de la lengua,
Encima de la lengua
Y en el cielo estrellado de su boca. (Beso)
Erigido sobre esta plataforma. Cómo así? Los cuerpos participan en el juego de la naturaleza, es decir, intentan una mística de los cuerpos reflejados en los accidentes naturales. El cuerpo sufre la metamorfosis del movimiento de la naturaleza. Refleja el vórtice del deseo, aún ausente, pero en ebullición en la mente del pasado. No hay una moral en estos cuerpos, no son productos del espíritu, más bien, del lenguaje en una neutralidad e inmovilidad de la pasión. Interesante pues la mística se expresa en el espacio de la eroticidad. En los poemas el fuego no alcanza el espíritu. Logra fosilizar una pasión consumida que, visualiza, a raíz del lenguaje en la invención de los cuerpos. A su vez, la Mujer graba en sí misma el furor. Por eso el lector, a pesar del deseo y la voluptuosidad, emerge de un tiempo no registrado como histórico. De ahí Palabras en Rojo. Pasión de las palabras en la eroticidad de una ausencia.
Este poemario tiene una gracia metafísica. Poco común en el erotismo por ser histórico y, a la vez, natural. Lo histórico se sugiere en una ritualidad sugestiva en los cuerpos.
“El llanto nada tiene que ver
Con la nostalgia arrojada,
El llanto tiene que ver con la ansiedad
Y la ausencia derramadas.” (Pág. 62)