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La adaptación en reversa (2 de 2)

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Fernando GonzálezSanto Domingo, RD

Adaptar un libro a un medio cinematográfico o jugabilístico es una tarea difícil y controversial, debido a que estos relativamente nuevos medios de comunicación utilizan un lenguaje basado más en imágenes que en texto. Pocos han sabido adaptar apropiadamente un texto a un medio distinto.

Si bien Ray Bradbury advirtió cómo los medios audiovisuales pudieran reemplazar al texto, hay que tomar en cuenta que él no culpaba a los medios en cuestión, sino a las personas que los utilizaban inconscientemente. De hecho, el autor también era guionista y dramaturgo, hasta el grado de adaptar sus obras al medio fílmico, televisivo y/o teatral.

Jean-Louis Richard y François Truffaut tuvieron la difícil tarea de adaptar la novela corta de Bradbury a un largometraje de casi dos horas de duración. Si bien desde hace mucho tiempo tengo mis prejuicios sobre adaptaciones cinematográficas de literatura, la verdad es que esta película me calló la boca.

El filme comienza con tomas cortas de satélites de televisión y los créditos del filme se mencionan a voz de un narrador inglés. Esto tiene la finalidad de demostrar la frialdad y crudeza del mundo dominado por las nuevas tecnologías en contra de la llamada ‘tiranía’ del texto y la empatía que provoca.

Un detalle que me frustró un poco el visionaje a partir de la novela, fue la duración del primer acto, que consideré largo. Aún así debo reconocer el reto que conlleva adaptar una novela a una audiencia que no necesariamente leyó el texto original.

Aunque el guion tenga una ejecución convencional, la cinematografía, diseño de producción y efectos especiales fueron muy adelantados a su tiempo. El filme es muy consistente con su estilo naturalista, con un poco de vanguardia, especialmente con sus ahora consideradas planos secuencia. Presenta de manera excelente la mayoría de las tecnologías profetizadas por Bradbury, entre ellas las pantallas planas, las tabletas electrónicas y, por supuesto, las películas interactivas. No hace falta mencionar la banda sonora hipnótica y a la vez trágica de Bernard Hermann (conocido por componer su última y más conocida “Taxi Driver”).

Sin embargo, uno de los cambios más importantes de la película no es solo la clasificación “apta para todo público” que persigue, sino las temáticas y su enfoque: esta primera adaptación, aunque no se aleje de los temas de redención y el pensamiento libre y crítico de la novela, muestra en carne propia el cumplimiento de los peores vaticinios de la educación pública. En la escena dentro de la escuela en la que Clarisse McClellan daba clases, se escuchaban voces monótonas y aterradoras de niños recitando tablas de multiplicación casi aleatorias. Esto simboliza cómo la mala ejecución de la educación pública (condicionamiento) puede ser un reflejo de toda una sociedad prisionera de su propia realidad inmutable, sin pensar libre y críticamente.

Otro de los cambios que más chocan a los lectores es el cambio de enfoque hacia un romance casi inexistente en la novela. Considerando que McClellan apenas aparece en la primera parte del texto original, en el filme es el centro de un romance con Guy Montag, el protagonista. Sin embargo, creo que este filme debe de verse como un producto de su tiempo, debido a que se ciñe a ciertas convenciones de la llamada “Era dorada” del cine de Hollywood y Reino Unido.

Fuera de estos cambios que hay que tomar en consideración al ver el filme, considero que Truffaut y Richard hicieron un excelente trabajo al adaptar el texto de Bradbury en una producción cinematográfica que, si bien no fue muy bien recibida en su tiempo, llega a hacerle justicia al texto original.

Ficha técnica

Año: 1966; Duración: 108 minutos; Dirección: François Truffaut; Guion: François Truffaut, Jean-Louis Richard (Novela: Ray Bradbury); Música: Bernard Hermann; Fotografía: Nicolas Roeg; Reparto: Julie Christie, Oskar Werner, Cyril Cusack, …; Sinopsis: Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. En un futuro opresivo Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. Poco a poco Guy comenzará a tener dudas sobre su libertad intelectual, y sobre el precio que esta libertad tendría sobre su seguridad personal. (FILMAFFINITY)