Las geniales hermanas Polgar

Estas figuras del ajedrez mundial son hijas del Gran Maestro húngaro Lazlo Polgar, quien además de profesor, fue el guía y promotor de las tres.

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Nelson Pinal Borges, MI & FIDE TrainerSanto Domingo, RD

A finales de la década de 1960 el húngaro Laszlo Polgar pedagogo, ajedrecista y autor de varios libros sobre el juego ciencia, le escribió a una maestra de escuela, proponiéndole un peculiar experimento: casarse, tener hijos y educarlos dentro del hogar, para demostrar que cualquier niño con una inteligencia normal, puede lograr hazañas creativas e intelectuales. Entonces surgieron Susan (1969), Sofía (1974) y Judith (1976).

A los pocos años las hermanas Polgar revolucionaron el ajedrez mundial porque fueron unas innovadoras edificadas por su padre quien según su criterio de experto pedagogo y profesor, quería demostrar su hipótesis de que los genios no nacen, se hacen. Él y su esposa Klara, también pedagoga, decidieron articular el excepcional experimento con su prole.

Desde muy temprana edad las hermanas Polgar no fueron a la escuela y su educación fue basada en las matemáticas, idiomas y fundamentalmente ajedrez, pues para Laszlo el noble juego era “un arte, una ciencia y una competición en el que los resultados del experimento se podrían medir”.

El matrimonio determinó llevar a la práctica su teoría y convirtieron un espacio de su casa en Budapest en una improvisada aula rebosante de libros, sobre todo de ajedrez. La clave, pensó Laszlo entonces, estaba en la especialización temprana: en dar a los niñas muchas horas diarias de entrenamiento y someterlas, con esmerada motivación, a una educación alejada de la escuela formal aún en contra de las autoridades comunistas húngaras que intentaron obligar a los Polgar a que escolarizaran a las niñas, a lo que el maestro se resistió y mantuvo su idea de educarlas en la casa.

Desde muy niñas las tres hermanas se convirtieron en notables ajedrecistas, hablaban varios idiomas y pese a cualquier duda que el peculiar experimento pedagógico pudiese suscitar se desarrollaron normalmente, dentro de su singularidad como notables jugadoras de ajedrez, de las que nunca ha podido comentarse ninguna excentricidad ni comportamiento negativo.

Cuando Susan tenía 19 años, Sofía 14 y Judit 12, compitieron como equipo en las Olimpíadas Mundiales Femeninas celebradas en Tesalónica, Grecia 1988 y lograron la primera victoria en la historia de Hungría sobre las favoritas jugadoras soviéticas. Y así repitieron la historia en la siguiente Olimpíada de 1990.

En el año 1996 Susan ganó el Campeonato Mundial femenino; Judit es considerada la mejor jugadora de la historia y es la única mujer que consiguió estar entre los diez primeros ajedrecistas de la clasificación mundial (incluyendo a los hombres) según la lista del rating internacional de enero de 1996; y Sofía, aunque sus resultados no fueron de la magnitud de sus hermanas, tuvo una de las actuaciones más sensacionales de la historia del ajedrez al vencer, con sólo 14 años, en el fuerte torneo de Roma de 1989, así como el 2º lugar en el Campeonato del mundo sub-20 de 1994 y en 1996, gracias a varias buenas actuaciones, obtuvo el título de MI entre hombres. Anteriormente había logrado el de gran maestra.

Actualmente Susan Polgar vive en los Estados Unidos, participa de forma activa en la promoción de su juego favorito entre los niños y dirige el Instituto Susan Polgar para la Excelencia en Ajedrez (SPICE) donde promueve con éxito el ajedrez universitario desde la Universidad Webster de San Luis con el programa universitario de ajedrez número uno en los Estados Unidos. Judit Polgar, retirada en el año 2014 del ajedrez de competición, ha sabido ganarse el corazón de los aficionados y es una activa promotora del juego ciencia a nivel mundial. Sofia Polgar es profesora de ajedrez y ha cultivado el arte de la pintura. Las tres hermanas afirman que ellas son producto de la teoría de su padre que los genios no nacen, se hacen.

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