Ventana

Narrativa

Don Winslow y la novela como serial periodístico

Ricardo Guzmán WolfferCiudad México

La frontera', 'El poder del perro' y 'El cártel' conforman la trilogía sobre el narcotráfico en México, cuyo autor es el novelista estadunidense Don Winslow, quien muestra que literatura y periodismo pueden fundirse hasta borrar la frontera entre ambas.

Don Winslow logra cerrar la trilogía del narcotráfico en México con la reciente La frontera, junto con El poder del perro y El cártel. Las ventas millonarias de este trabajo notable no se contraponen con el cuidadoso estudio periodístico hecho por el autor. Se atribuye a los bestsellers menores cualidades literarias. Winslow demuestra lo contrario y su labor tiene varias lecturas.

Para cerrar esta trilogía el autor tardó veinte años, según él mismo revela. Si bien El poder apareció en 2005, es claro que el enorme trabajo de investigación previo debió tardar años. Presentados como novelas, estos trabajos obedecen más al periodista de investigación que al literato (que sin duda lo es Winslow, como demuestran sus otros trabajos, varios también relacionados con el narco mexicano). Los nombres, fechas y acciones del narco mexicano de los años setenta están más que documentados. Vistos en retrospectiva y con la información difundida décadas después de la creación de la federación de narcos, de la organización con que respondieron a las presiones gringas para la destrucción de plantíos de marihuana y otras plantas relacionadas con las drogas duras, el primer libro parece una crónica del submundo mexicano. En El cártel el autor documenta la reorganización criminal en el inicio del siglo xxi y cómo se repartían maletas de dinero entre los más altos funcionarios mexicanos. En La frontera pasa la historia al lado gringo. No puede verse el fenómeno de las drogas sin conocer al comprador más grande de tal producto mexicano.

La pregunta central, vista esta trilogía como un trabajo conjunto, es ¿hasta dónde debe llegar el periodista? Policías a pie, mandos militares, sicarios y marinos mexicanos y gringos desfilan por las tres novelas, pero es hasta la segunda y esta última donde se tocan a los presidentes de México y Estados Unidos. ¿Qué otros fenómenos se desprenden de la venta de drogas? La migración de indocumentados de Centroamérica a México y de aquí a eu también es abordada por Winslow. En la historia de dos niños y una adolescente, nos narra los abusos de las policías, de las bandas de marasy de narcotraficantes. Cruzar el país es una odisea que culmina con la muerte de muchos viajeros. El fenómeno de los niños solitarios, transitando en el desconocimiento total de la violencia que los acecha a cada minuto es presentado descarnadamente. La respuesta gringa a este fenómeno, sin piedad para quienes podrían ser una mínima amenaza, es terrible; no tanto como la actuación de la migra mexicana.

El peligro constante de policías gringos y mexicanos es sabido. Winslow presenta muchas versiones de los infiltrados. Así muestra, bajo nombres falsos, a la actual administración gringa encabezada por Trump como un virtual narcoestado, donde política y narco conviven en todas las fachadas para mantener un negocio que ha cobrado millones de vidas entre muertos, desaparecidos, desplazados, adictos, ciudadanos aterrorizados y funcionarios acosados por el poder de la violencia ilimitada delnarco en ambos países. Incluso el caso de los desaparecidos de Ayotzinapa es presentado bajo la hipótesis más que publicitada de que su muerte corrió a manos del narco. Con precisión recuerda que los muchachos robaron el camión equivocado, por contener droga de altísimo valor, y ello los llevó a la muerte.

Como una licencia literaria, queremos suponer, el autor presenta a Rafael Caro como el verdadero padrino del cártel mexicano y quien mueve todos los hilos (incluida la muerte de los 49), hasta que el destino lo alcanza. Winslow es crítico constante del presidente Trump y aquí hace realidad el sueño de muchos: que los supuestos contactos con el narco lleven al presidente gringo al juicio para su destitución y se le cuestione su ineficacia para con la nación, donde el autor también presenta la vida trágica de los adictos, muchos verdaderos cadáveres vivientes, sin capacidad de razonar o derenunciar a esa vida perdida. El negocio de la guerra contra el narco se extiende al negocio de las cárceles en eu, donde el sector privado se encarga de miles de detenidos para obtener beneficios directos por cada prisionero, judicial o migratorio.

En una trama sorprendentemente hilada luego de más de dos mil páginas divididas en tres tomos, Winslow retoma el papel crítico de la literatura, especialmente al interior de eu. En la supuesta comparecencia ante el senado gringo, el exdirector de la dea y personaje central de los tres libros, luego de denunciar el contubernio entre gobiernos (México y eu) con el narco mexicano y gringo, se pregunta con toda razón “¿Qué dolor sufre en su seno la sociedad estadunidense que nos impulsa a buscar drogas para aliviarlo, para mitigarlo? ¿Es la pobreza? ¿La injusticia? ¿El aislamiento?”

La frontera es una novela-reportaje que cierra una magnífica trilogía sobre el México que todos vivimos, aunque no queramos verlo: el de la violencia y la imposibilidad estatal de revertirla.