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Revelaciones

El poeta Arquímidez Cruz Álvarez condenado en la Era de Trujillo

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Manuel Mora SerranoSanto Domingo

Sobre Arquímides dijimos que quizás había sido totalmente olvidado en su ciudad natal, por su trujillismo, que se inicia justamente en 1930.

Pues bien, a pesar de los misterios de la Era, hemos encontrado en el Boletín Judicial No. 418 de la Suprema Corte de Justicia correspondiente a mayo de 1945, una sentencia contra nuestro escritor. Si bien, en la decisión del Juzgado de Primera Instancia se detalla el delito del cual se le acusa, no transcriben las palabras que dieron motivo a esa consideración. Veamos como fue el asunto abriendo una pequeña ventana en el pasado.

El hecho ocurrió el 30 de mayo de 1944 (¡17 después ocurriría el magnicidio!), cuando: “el Capitán Rafael O. Abreu, de la Policía Nacional, de esta ciudad levantó un acta por virtud de la cual dió constancia de que el nombrado Arquímedes Cruz Alvarez había proferido palabras despectivas e inconvenientes acerca del país, "en voz alta, en el Parque Independencia", de esta misma ciudad, que constituyen "una violación a la ley" (sic).

Señores, en esos años un capitán era una autoridad mayor que cualquier general de estos tiempos. Ahora bien “qué podían ser consideradas “palabras despectivas inconvenientes” para este señor. He ahí el misterio que más adelante se aclara algo:

“Que, apoderada directamente, la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Santo Domingo dictó, en sus atribuciones correccionales, una sentencia de fecha trece de junio de mil novecientos cuarenta y cuatro, por la cual condenó al nombrado Cruz Alvarez a sufrir la pena de tres meses de prisión correccional, y al pago de una multa de Cincuenta pesos y de las costas, por "haber cometido el delito de violación a la Ley No. 483 (haber suministrado a otras personas informaciones de carácter denigrante para la Administración del Estado), que se le imputa" (sic).

Indudablemente a nuestro poeta se le fue la lengua. Aunque fue tan dichoso que parece que no fue a la cárcel, o fue liberado, al enterarnos que apeló la sentencia ante la Corte de Apelación de Ciudad Trujillo, y esta, en defecto, confirmó el fallo el 22 de septiembre. Volviendo a recurrir mediante uno de oposición ante dicha Corte, declarando nulo el recurso, confirmándola el 23 de octubre; recurriendo en Casación la misma y la Suprema Corte de Justicia presidida por el Licdo. Juan Tomás Mejía, rechazó el recurso (La ‘justicia de la Era no jugaba. ni juzgada a veces).

¿Iría a la cárcel finalmente, en una época donde nadie se podía esconder? o ¿lo salvaría el soneto pidiendo la reelección en su libro de 1947 que citamos en nuestro artículo citado? Por eso hablamos de misterio.

Realmente, para juzgar a un escritor que vivía bajo una dictadura de las dimensiones monstruosas de la de Trujillo, primero hay que señalar que muchos intelectuales lo apoyaron como el poeta se adelantó a indicar; ya por ser contrarios de Horacio Vásquez o por no estar de acuerdo con la violación de la Constitución que los horacistas iban a perpetrar. Que luego lo fueran, también es muy fácil criticarlo ahora después del largo camino hasta el respeto a la prensa del que disfrutamos hoy, que tanta sangre ha costado.

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