Una crónica de Jesús Paniagua

Creencias

Yo creo con sensibilidad, inteligencia y un poco de sentido del humor, que muchos pueden llegar a gobernarnos. Este es un país donde el pobre no tiene más que tiempo para gastar, con una opinión pública manipulada y los críticos, siendo criticados. Confundiendo herejes con cristianos, aplaudiendo con los pies a todo el que le moje la mano.

La justicia no es justa, la educación es un lujo, el 50% no paga la luz y ahí vienen los médicos con su huelga; sin salud. Vivimos en un mundo hermoso donde sucias manos cantan la jugada.

Aquí, en el mejor país del mundo, se crece con la convicción de que simplemente hay una serie de cosas que tú no te mereces. A mi lo que me sorprende es mi gente. Fuerte. Fuerte, como la lenta marcha de un camino. Una vez, le pregunté a un pobre poeta que hasta cuando. Él, queriendo encontrar profundidad en sus palabras me contestó: “Hasta que los montes se trasladen al centro de la mar”. Lo miré dudoso. Primero, porque no sé si sabía lo que le había preguntando y segundo porque no sé si sabía lo que me había respondido.

Al ver nuestra mala comunicación le volví a preguntar aclarándole que hasta cuando íbamos hacer algo al respecto, que hasta cuando el olvidar iba a ser una forma de pensar.

El poeta empezó a reírse, como si no podía dejar de hacerlo. Al no ver de donde venía el supuesto gracejo, me incomodé y acusando le pregunté: ¿Qué vaina es?, ¿Qué es lo que pasa? , así mismo riéndose me respondió: “Mijo, bienvenido a la República Dominicana.