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Cine

Cuarón: Cuando el contexto importa más que el personaje

Fernando GonzálezSanto Domingo

Volví a ver la película “Roma” (2018), de Alfonso Cuarón. Dicha cinta fue considerada como la mejor del año pasado. Sin embargo, pienso que será recordada por razones equivocadas. Más que la hermosa cinematografía, dicha obra tuvo una herramienta que pocos directores y guionistas tienen hoy en día: una visión singular. El proceso de Cuarón con respecto al guion fue sobresaliente y peculiar. Una historia distinta puede marcar la diferencia en un filme.

Desde el primer visionaje, la relacioné con ciertos relatos de Hemingway, y pasajes de las novelas de Vargas Llosa. Estos autores son exponentes en crear determinado contexto para ubicar en lugar y grado a los personajes. Por eso las acciones de estos son influenciadas por la realidad social más que por la intuición del espectador frente al desarrollo de la trama en sí. Son personajes que se aferran a sus condiciones sociales y que se limitan con respecto a lo que la sociedad espera de ellos. La película fue un fiel exponente de esa alegoría, debido a que el director y los actores juegan con distintos elementos que aún hoy se conjugan con la cultura, no sólo mexicana, sino latinoamericana. Por ejemplo, cuando vemos crecer la autoridad de la madre. Ella dice a Cleo, mientras ríe: “Estamos solas. No importa lo que te digan, siempre estamos solas.” Dicha frase representa cómo el contexto machista de la época les afecta y las reduce a ser empleadas domésticas y madres.

Además, es necesario hablar del problema de Cleo con su embarazo, aunque en el fondo, ella no quería que naciera su bebé, debido a sus deseos de mantenerse en su rol como mujer de servicio, por los valores que encontró en la familia que la cobijó como un nuevo integrante.

Aunque esta historia sea lo que en literatura se conoce como ficción literaria (que desborda todo género y sus convenciones), tuvo un resorte expositivo mucho más curioso que lo que vemos usualmente en muchos autores. En una conversación de Cuarón con Jeremy Brock para una clase magistral titulada “Screenwriters’ Lecture” (en español, “Clase del Guionista”) de la BAFTA, este declara que la realización del filme no fue parecida a ninguna experiencia de creación suya previa. Gran ejemplo de esto es cuando decidió no dar el primer (y único) borrón de su escrito a los actores ni a ninguno de sus allegados. Las finalidades de esto eran evidentes: Para que las situaciones entre los personajes sucedieran de la forma más orgánica posible, y para que nadie influenciara o modificara su visión. Él se arriesgó a no seguir una estructura conocida para la historia, al estilo de Charlie Kaufman.

Es “Roma”, una particular excepción donde los personajes no son quienes actúan, sino su contexto.

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