Poema
EL RÍO
Con su húmeda espada reluciente caballero de niebla y de rocío, camino que camina pasa el río solitario, desnudo, transparente.
Desde su pie descalzo hasta su frente, / como clavada hoja en el vacío, / sube a su piel un hondo escalofrío / de misterioso hielo permanente.
En torno de la luz que le enajena desolada, metálica, de cobre hay una voz oculta que resuena. Por esta voz que eterna le reclama, / Hacia la inmensa soledad salobre. Su corazón de agua se derrama.