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Cine

La última cena, de Tomás Gutierrez Alea

El paralelismo entre esta obra y Viridiana, de Luis Buñuel es un secreto a voces. Sin embargo, ninguna película es deudora de la otra pues ambas, a pesar de poseer el mismo tema, proponen enfoques culturales diferentes. Mientras la película de Buñuel resulta una lección de simbolismo sobre hasta qué punto puede destruir un sentimiento populista aplicado a personas poco conocidas, la cinta cubana resume la dialéctica del amo y el esclavo, sobre todo en el sentido en que Sigmund Freud entendió el mensaje hegeliano: no podemos esperar nada de la gracia de Dios ni de aquellos que ejercen el poder en nombre de Dios o de otros; la verdadera emancipación del hombre, ya sea física o espiritual, dependerá siempre de aquellos que han padecido y vencido cualquier forma de esclavitud (1).

El filme cubano, además, contiene un renovado discurso cultural que envuelve la naturaleza ética de su denuncia. Con una fotografía impresionante (sobre todo en unos primeros planos que la cámara fija sabe universalizar) y una originalidad ejemplar en la escritura del guión, propone (…) más que la simple historia de una rebelión, una especie de virulenta anti parábola, preñada de significados latentes en imágenes de una pagana austeridad." (2).

Un grupo de los mejores actores cubanos de aquella época fueron seleccionados por Titón, quien acostumbraba, personalmente a dirigir el casting de sus películas. Tanto esclavos como esclavistas alcanzan la perfección histriónicas porque no solo demuestran nivel técnico sino porque supieron captar el contenido que para cada caso diseño el mejor director que ha dado la historia del cine cubano hasta el presente.

La última cena es una de las obras más premiadas en la historia del cine cubano, con nueve lauros internacionales. Los cincuenta minutos de duración de la secuencia de la cena entre el conde y sus esclavos, quedará como uno de los modelos de perfección del séptimo arte de América Latina. El filme se puede visionar como una película dentro de otra, por su carácter pictórico y su naturaleza teatral. Es un filme que se mueve entre lo antropológico y teología con un acentuado manejo del ritmo, los diálogos, la tensión, los primeros planos y el choque entre culturas opuestas.

Los doce esclavos, cada uno con su personalidad propia y encarnados por actores que les otorgan una riqueza interpretativa destacable, relatan entre risas y cánticos, las opiniones que tienen de su amo, del catolicismo y de sus ansias de libertad.

Ficha técnica

País: Cuba. Título: La última cena. Director: Tomás Gutiérrez Alea. Año: 1976. Duración: 109 minutos. Guión: Tomás Gutiérrez Alea (Basado en una nota al pie de página del libro “El ingenio” (tratado ensayístico), de Manuel Moreno Fraginals. Reparto: Nelson Villagra, Mirta Ibarra, Luis Alberto García (padre), Tito Junco, Idelfonso Tamayo, Samuel Claxton, José Antonio Rodríguez, Mario Balmaseda y Julio Hernández. Premios: Colón de Oro, Festival de Huelva. Gran Premio, Festival de Biarritz. Sinopsis: A fines del siglo XVIII, el dueño de una plantación azucarera, reúne a 12 esclavos y les lava los pies el día Jueves Santo. Luego, los invita a cenar a solas con él. Durante la cena, los esclavos comienzan a hacerle pedidos para mejorar las condiciones inhumanas a que se encuentran sometidos.

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