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CULTURA

Romina Bayo: la escritora con nacionalidad argentina y corazón dominicano

La escritora argentina Romina Bayo residió por un tiempo en República Dominicana, durante ese tiempo se dedicó a apoyar a la comunidad de literatos criollos.

En el país también llegó a laborar en la Feria Internacional del Libro Santo Domingo.

Actualmente reside México, en donde acaba de publicar el libro de poesía “Una vida sin tu nombre”.

Eres una escritora de hondas raíces y vuelo alto, luego de tus años en República Dominicana, ¿Cómo ha sido tu experiencia de vida cultural en México?

El cambio ha sido brusco. En República Dominicana estaba directamente involucrada en acciones culturales, recitales de poesía, festivales y demás. En cambio, en México, mi experiencia es más solitaria. No porque no haya vida cultural (que es rica y abundante), sino porque me encuentro lejos del centro y no he creado vínculos directos con escritores o gestores. Aunque cada año, me alimento y saboreo de todo lo que nos ofrece la FIL Guadalajara, y diario comparto con booktubers y jóvenes creadores a través de las redes.

¿Cómo resumirías tu experiencia trabajando con Carlos Cuauhtémoc Sánchez y su editorial Diamante?

Una nueva escuela, y Carlos, un gran amigo y maestro. La oportunidad de ser parte de un equipo que funciona y vive como familia es un verdadero privilegio. La labor del editor es algo que me apasiona, y cuánto más me involucro en ello, más me enamoro del oficio. Conciliar el celo propio de escritor y el ojo crítico de un editor es una experiencia intensa y única; tener la oportunidad de descubrir nuevos talentos, acompañar nuevas letras, es un regalo invaluable y una gran responsabilidad que asumo con emoción y a veces con algo de miedo.

Siempre te hemos conocido como una poeta de mucha fuerza lírica, ¿Cómo describes tu experiencia como novelista?

La poesía es parte de mi. De lo que soy. Y de todo lo que escribo. La disfruto y a veces me duelo en ella, pero al final, siempre quedo mejor que como llegué, luego de escribir o leer un poema.

En cambio, la narrativa suele asustarme. Los personajes de Mientras respire habitaron mi hogar, mis sueños e insomnios durante todo el proceso creativo. ¡No podía pensar en otra cosa! Fue agotadoramente sabroso ese tiempo, pero exigió en mí una disciplina a la que no estaba acostumbrada desde la poesía: la escritura diaria, la creación de personajes, coherencias en sus historias y todos esos detalles, en los que antes no pensaba.

Háblanos del nuevo proyecto que tienes con la editorial Diamante.

¡Ya está listo! Acaban de entregarlo de imprenta. Se trata de mi tercer poemario: Una vida sin tu nombre. Es un libro muy especial para mi. Cuando dejé República Dominicana, en verdad creí que también dejaba la literatura. Por opciones personales había renunciado a la palabra y con ello a gran parte de lo que era.

Y hoy, tres años después, recibir la invitación de Editorial Diamante a publicar un nuevo libro, ¡y de poesía! fue reencontrarme.

En este libro siento que me atreví a más. Algo así como cuando dices: “ya que va” y te quitas todo y te lanzas al mar. Hoy siento mi palabra más furiosa a la hora del amor, más cruda ante el dolor y menos ilusa en las promesas.

¿Que puedo decirte? Una vida sin tu nombre son estos tres años de buscarle el sentido a todo, aprendiendo a sobrevivir en los sinsentidos.

De República Dominicana y la FIL de Santo Domingo de aquellos días, ¿Qué experiencia te llevaste?

La FIL de esos días la recuerdo como se recuerda el primer amor. ¡Aprendí tanto! ¡Crecí tanto! Y perdón que lo diga, puede sonar mal pero, me siento tan orgullosa de haber formado parte de ese equipo. La FIL Santo Domingo llegó a colocarse entre las más importantes. Y escuchar eso de autores a los que admiro, y a veces me encuentro en la FIL Guadalajara, aún me emociona.

Cuándo la pienso se conjuga la alegría de haber sido parte; la impotencia de ver deslucido aquello que tanto costó construir; la nostalgia por volver a vivir esos días y la esperanza de que, aunque sea un granito de todo lo que has hecho haya aportado para que alguien viviera su primer y gran encuentro con la lectura.

¿Qué es lo que más te gusta de México y de República Dominicana?

México es color, calidez e historia. Me fascinan sus pueblos mágicos, sus mercados, sus fiestas y tradiciones. Todo es nuevo para mí: morder el pastel, la piñata, el bolo, el día de los muertos, los mariachis, las mañanitas, el día del Grito… y enchilarse (inevitable).

República Dominicana es ritmo, sabor y encuentro. Amo sus paisajes, la gastronomía (en especial el mangú, los tostones y el sancocho), la bachata en todas las esquinas, el merengue, sus colmadones, el plátano, su religiosidad popular… y una presidente vestida de novia.

De ambos, su gente. La generosidad, el empuje, la creatividad y la historia de cada persona que he tenido el regalo de tratar. Puedo decirte que mi corazón tiene tantas banderas como países donde he vivido, porque mi casa está donde habitan los que amo.