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Cultura

Colegio promueve la cultura oriental con la enseñanza del mandarín

Quien haya pensado que para aprender un idioma distinto al natal tan solo se requiere de lecciones didácticas o libros, está lejos de la realidad; según los principios del colegio chino de la Cámara de Comercio de Taiwán, vincularse con las tradiciones y costumbres del país al que pertenece la lengua, hace que el estudiante tenga una formación más completa.

Esta concepción no solo la comparten el señor Terry Liu, director del colegio, sino también, los padres de alrededor 150 estudiantes, que han confiado el tiempo de sus hijos cada viernes y sábado, a la capacidad de las maestras.

La aceptación y acogida de este centro educativo es notoria. El intercambio cultural empieza a manifestarse al momento en que los estudiantes ingresan al plantel, donde sin clasificar edades o nacionalidades, niños de cinco años hasta jóvenes de 18, estadounidenses, taiwaneses, dominicanos y otros, comparten un sistema de enseñanza integrado por un mismo objetivo: aprender el idioma de Confusio.

En origen, cuando los emigrantes taiwaneses llegaron a República Dominicana, impartían clases de mandarín a los hijos de los miembros de la Cámara de Comercio de Taiwán, para mantenerlos conectados de su idioma y cultura natal; después de alquilar varios lugares, en los años 80, la entidad compra el local donde hoy está establecido el colegio, y asume el compromiso de expandir la enseñanza.

Más de veinticinco años después, quedan pocos estudiantes descendientes de los taiwaneses, la mayoría han retornado a su país por diversas razones, siendo los más concurridos los de china continental y los dominicanos, no obstante, que hoy 6 de octubre se inauguran las clases para los adultos.

El deseo de convertirse en la principal institución de enseñanza del idioma mandarín es tenaz. Todo el material que ofrecen a los estudiantes es original, proveniente de su país.

Reconocen que no se han regocijado de cuantiosa publicidad, porque “no son un comercio”, y por tal razón no se esfuerzan en promocionarse, más bien, son una asociación, que lo único que requieren de un estudiante, para aceptarlo en la escuela, es que tenga “un corazón que de verdad quiere aprender”. Hasta el momento, se han proyectado a través de amigos, conocidos y apoyados en las plataformas de redes sociales.

El aprendizaje Dentro de las 6 horas semanales de docencia, los profesores además de enseñar el idioma más hablado del mundo, enfatizan en los valores que caracterizan a la cultura taiwanesa, en especial el respeto a los demás, el amor por la familia y la honestidad.

El entusiasmo es sus rostros es notorio. Cada viernes al salir de su escuela habitual, los estudiantes asisten al colegio para recibir las clases de mandarín, de igual forma, los sábados, un día en el que afirman, que la mayoría de sus compañeros sale a recrearse.

Los estudiantes deben primero aprender cómo pronunciar, luego reconocer la construcción de los caracteres, y así poder estructurarlos. Es decir, la parte inicial consiste en la pronunciación y conocimiento general del idioma; después viene lo más complejo: la escritura.

En cuanto al tiempo establecido para aprender el idioma, la maestra Mariana Ju, especifica que, aunque la escuela cuenta con 12 niveles y un sistema didáctico e interactivo de enseñanza, el estudiante necesita intención y voluntad para poder avanzar en su aprendizaje.

APRECIACIÓN “Estamos aquí, su país es como nuestra segunda casa, por eso es importante enseñar nuestra cultura e idioma”, con estas palabras el director del Colegio Chino, Terry Liu, lejos de fines lucrativos o detrás de una condecoración, refleja el interés que tiene su nación por contribuir al intercambio de conocimientos.

Las aulas, la biblioteca y el centro de cómputo del colegio Chino de la Cámara de Comercio de Taiwán, se han convertido en un escenario para que los estudiantes a través de las clases, las tardes de té, las canciones, la degustación de la gastronomía, la celebración de días festivos, y otras actividades relacionadas a sus tradiciones, aprendan el idioma mandarín y se conecten con la cultura oriental.

MANDARÍN EN LA REPÚBLICA DOMINICANA La presencia de este idioma en el país no es novedad, sin embargo en los últimos meses ha tenido mayor auge. Las palabras de los estudiantes coinciden. Iniciaron a estudiar mandarín porque consideran que este idioma es “el inglés del mañana”. Algunos se sienten atraídos por la cultura asiática, otros reconocen la influencia emergente de China y Taiwán en un futuro. A diferencia de otros idiomas, en el mandarín no hay alfabeto, los caracteres no pueden ser clasificados, sino memorizados. Sin embargo, a pesar de lo complejo de este aprendizaje, los jóvenes afirman que aprenderlo es una forma de ampliar su visión y conocimiento, mientras se relacionan con la cultura oriental, porque primero se debe “conocer la cultura para aprender el idioma”.

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