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Narrativa

Control mental 24 x segundo

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Ángel Alonso DolzGijón, Asturias

El arte tiene la virtud de reflejar la realidad y la cualidad de poder crear otra paralela; el mundo real es complicado porque es objetivo y tangible, mientras en el ficticio la vida puede representarse entre nubes de algodón... pero también en llamas.

El Cine siempre poseyó el don de la dualidad; si bien comenzó por reflejar sobre una pantalla improvisada la llegada realista de un tren, luego pudo hacernos creer -de la mano de Georges Méliés- que un personaje podría desaparecer del escenario; situó a los espectadores desde sus inicios ante la encrucijada entre lo cierto y lo falso.

Los experimentos científicos tienen como punto de partida la realidad, pero a la vez lo imaginado por quien investiga; las ideas, los conceptos, pueden almacenarse en el baúl de las hipótesis o refrendarse como algo posible plasmado en una teoría; allá por 1967 en Palo Alto, California, el profesor de Historia contemporánea Ron Jones decidió realizar un experimento psicológico con sus estudiantes -todos y todas adolescentes- con el fin de constatar el comportamiento de éstos ante determinados condicionamientos sociales.

Uno de los estudiantes preguntó en la clase por qué los alemanes pretenden ignorar el holocausto sufrido por los judíos y tal cuestionamiento provocó una reflexión: El nazismo se erigió como un poder absolutista, por encima del bien y del mal ¿Qué tal si se desarrollaba un experimento teórico-práctico en el aula, que tuviera como base una severa disciplina de tipo militar, cerrada y dictatorial, dentro de la cual no se aceptara ningún tipo de libertades?

El experimento se denominó La Tercera Ola.

A los cinco días de haber comenzado el ejercicio práctico, el profesor decidió darlo por finalizado; fue tal la situación crítica que tuvo lugar en ese corto período de tiempo, que llegó a percibir el serio peligro de que la conducta de los estudiantes sobrepasara los límites de lo civilizado; los participantes en el experimento interiorizaron de tal modo su rol, que olvidaron por completo el contexto al que pertenecían en el mundo real, y comenzaron a transformarse en individuos carentes de toda ética dentro de un universo subjetivo.

En menos de una semana los estudiantes dejaron escapar sus más tenebrosos instintos, se vigilaron entre sí, coaccionaron a quienes rechazaban "pertenecer" a la supuesta élite del grupo y el profesor comprendió que en su clase ya no tenía a los mismos adolescentes, éstos se estaban transformando en un micromundo de dominantes y dominados, al estilo del más puro fascismo.

Quienes han vivido bajo el rigor de dictaduras de derecha o de izquierda -al final son caras de una misma moneda- sentirán un escalofrío al imaginar el experimento del profesor Ron Jones en California, y esa es la base argumental de la novela del estadounidense Todd Strasser, que sirvió de pauta para el filme alemán "La Ola" (2008) realizado por el cineasta Dennis Gansel.

La diferencia esencial entre el experimento real y el filme de ficción, radica en que "La Ola" parte no de la pregunta de un estudiante, sino del "pie forzado" que plantea el profesor ante su clase: "¿Sería posible el renacimiento de una dictadura fascista en la actual Alemania?"

En verdad esa pregunta no carece de sentido en lo absoluto; las nuevas generaciones nacidas en países democráticos viven cada vez más al margen de la política; como se dice muchas veces, "están en el pueblo y no ven las casas" quizás porque han crecido sobreprotegidos y lo que es peor, sin una formación adecuada para evaluar y valorar los acontecimientos socio-políticos que acontecen en su entorno.

Los jóvenes hoy, en su mayoría, prefieren la evasión mental al análisis objetivo y esto constituye un serio peligro, son terreno fértil para que se ejerza sobre ellos una manipulación, es decir, un control psicológico de las masas.

Y algunos medios masivos de comunicación, en conjunción con producciones del cine y determinadas series televisivas, inciden en el presente -mediante el control mental- en la psiquis de las personas; desde las altas esferas de la sociedad de algunas naciones y conjuntos de países, se manipula al individuo para que acepte sin oposición lo que han decidido unos pocos, algo que a lo largo de la historia se ha evidenciado sin matices en imperios y dictaduras.

Se transmite a la sociedad el principio de que son los ciudadanos quienes están creando su propia realidad, a partir de una espiral de desarrollo prevista por la idea de un "azar" preconcebido al que se debe obedecer, un principio que tiene no poca influencia conceptual del famoso "Destino Manifiesto" estadounidense, definido en 1845 por el periodista John L. O'Sullivan en Democratic Review:

"El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino."

Invadir territorios de terceros países, derrocar gobiernos, ignorar la necesidad de proteger al medio ambiente, son estrategias que pueden ser aceptadas o no por los ciudadanos, y su respuesta estará muy condicionada al mensaje que tanto los medios como el cine y la televisión, les imponga a sus conciencias a través de la penetración subliminal.

El control sobre la mente del grupo tiene otro buen ejemplo en la cinta "Experimento en la prisión de Stanford" (2015) dirigida por Kyle Patrick Alvarez.

El filme va por el camino de "La Ola" en cuanto a partir de un hecho real que tuvo lugar en un alto centro de estudios, en este caso en la Universidad de Stanford en 1971; el filme recrea un experimento real desarrollado por el profesor Philip George Zimbardo -psicólogo investigador del comportamiento- en el cual logró influir de forma determinante sobre un grupo de personas con rasgos comunes, conduciéndolo a dividirse entre sádicos y sumisos.

Se convierte un sótano de la universidad en una cárcel, y en ese contexto son introducidos 24 estudiantes que serán divididos en guardianes unos, en reclusos otros; durante un par de semanas fue tal el derroche de abusos y violencia, que el Dr. Zimbardo determinó cerrar su experimento y dejar inconcluso el proyecto. No obstante tal decisión, quedó demostrado una vez más que muchos seres humanos llevan en su conciencia a un Dr. Jekill y a un Mr. Hyde, un halo de luz junto a un manto de sombras.

Esta cinta obtuvo el Premio de Largometraje en el Festival Sundance de 2015, galardón que había obtenido en el 2008 su antecesora "La Ola" en ese mismo evento.

En cuanto a filmes donde se reflejan casos de dominio y los conflictos de la mente, existen otras muestras entre las cuales es sugerente la cinta "Experimenter: La historia de Stanley Milgram", realizada en el año 2015 por Michael Almereyda, un drama biográfico sobre un psicólogo estadounidense (Stanley Milgram), quien desarrolló en la Universidad de Yale varios experimentos en 1961 para evaluar cómo se condiciona una persona ante el conflicto interno de acatar órdenes que van contra sus principios.

Milgram se inspiró en el juicio contra el criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, cuya defensa se basó en el concepto de "obediencia debida", y demostró que la predisposición de un individuo a someterse a órdenes que pueden ser contraproducentes, puede conducir al bloqueo de la conciencia y hacer que se disipe la barrera que delimita entre el bien y el mal, lo justo y lo injusto.

El cine tiene el poder de exponer conceptos y de revelar secretos, justificándose en el argumento de que sus historias se desarrollan en un mundo de ficción, lo que transmite una película siempre será interpretado como una idea que flota y se desvanece en el universo del arte, mas su esencia -si no se aplica algún tipo de censura- siempre será la representación de lo posible en el escenario del mundo real.