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Cine/Crítica

Mentes Poderosas

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Ángel Alonso DolzGijón, Asturias

"Mentes poderosas" no se inclina hacia lo utópico, no transita por los vericuetos de la ciencia ficción de una sociedad ideal, sino hacia un contexto apocalíptico. Y uno se pregunta al mirar alrededor, si no estaremos adentrándonos -como sociedad- en un submundo distópico capaz de devorar a todos los seres humanos.

Uno de los estrenos cinematográficos de este año es "The Darkest Minds" (Mentes Poderosas), una cinta estadounidense dirigida por la realizadora de origen coreano Jennifer Yuh Nelson, a partir de la novela homónima -publicada en el año 2013 en España- por la joven escritora norteamericana Alexandra Brack.

El tema del libro se sitúa en los predios de la ciencia ficción y su idea central gira alrededor de los llamados "superpoderes"; la trama se concentra en el personaje de una adolescente de 16 años que ha adquirido inusitadas facultades paranormales, de tal calibre, que puede llegar a penetrar y controlar la mente; y ello sucede a partir de una epidemia de la cual apenas sobrevive un pequeño porciento de niños y jóvenes en los Estados Unidos que comienzan a suscitar miedo en el gobierno, ya que no dejan de ser un peligro potencial no solo porque poseen cualidades extrasensoriales, sino por no tener ningún control personal sobre las mismas.

Se les diferencia por colores según las capacidades que posean; es una intención de su gobierno establecer niveles entre chicos y chicas que no atienden a sus propias diferencias fisicas o étnicas; es a través de matices que se identifica y define el grado de "peligrosidad" de cada cual. Hay grupos de verdes, azules, amarillos... estos se toleran, pero los de color naranja y los rojos son cazados y eliminados, los primeros porque penetran las mentes, los segundos por ser los dominadores del fuego.

Ruby, la protagonista, forma parte de los sobrevivientes transformados en seres superdotados

La chica ha sido internada en un centro junto a otros jóvenes, pero logra fugarse y se une a un grupo que como ella intenta escapar del control de las autoridades, a partir de lo cual se exponen los más variopintos clichés característicos de ese tipo de películas al estilo de "Los juegos del hambre", "El corredor en el laberinto" y tantos otros predecesores con más o con menos poder de atracción.

La cinta apela a los sentimentalismos de los adolescentes, con escenitas románticas que se alternan con las de acción, así como al buen desempeño dramático de la actriz Amandla Stenberg en su rol de Ruby.

Esta es la tercera muestra del quehacer de la directora Jennifer Yuh Nelson, quien tiene en su filmografía además de esta, las películas "Kung Fu Panda II" (Nominada al Oscar de 2011) y "Kung Fu Panda III", que han sido bien acogidas en las taquillas, algo impredecible en el caso de "Mentes Poderosas" porque ante todo, no es igual dirigir filmes de animados, que trabajar con actores y actrices en particular si éstos son jóvenes y no todos cuentan con alguna experiencia ante las cámaras.

"Mentes poderosas" no se inclina hacia lo utópico, no transita por los vericuetos de la ciencia ficción de una sociedad ideal, sino hacia un contexto apocalíptico. Y uno se pregunta al mirar alrededor, si no estaremos adentrándonos -como sociedad- en un submundo distópico capaz de devorar a todos los seres humanos.

El mensaje subyacente de que una chica afroamericana sea capaz de situarse al frente de un multifacético conjunto de jóvenes, enfrentados a un gobierno opresor, no es gratuito en el filme, es casi una velada advertencia dirigida a las élites que pretenden erigirse en amos y señores del universo. Y sin dudas esto implica un valor subliminal para la cinta.

Si el mensaje de "Mentes poderosas" rueda sobre rieles apocalípticos, el sentido de la película descarrilla y parece no dirigirse hacia ninguna parte; un argumento que posee aderezos capaces de hacer al espectador aferrarse a su asiento, termina por hacernos añorar el placer de dormir hasta el día siguiente en una cómoda cama.

Porque el cuento se hace largo, la edición se hace caótica y la trama se diluye en un apacible mar de sargazos...

Cualquiera diría que la realizadora perdió los bríos y se dejó llevar por la languidez, quizás pensando que es una película para público muy joven y, sin dudas, incapaz de enfrentarse a la pantalla con espíritu crítico.

"Mentes poderosas" comete el pecado cinematográfico de concentrarse en la protagonista y en su interrelación con el grupo, a partir de sentimientos como el amor y la amistad, tal como sucedería si estuviéramos ante un filme dramático habitual pero no es este el caso.

Se hacen difusos los aspectos inherentes a los poderes, que al fin y al cabo vienen a ser el eje alrededor del cual tendríamos dando vueltas dramatúrgicas a Ruby y sus compañeros, pero sucede al revés y se pierde la esencia, el sentido del filme; y si hubo alguna vez la intención de hacer una película que trascendiera para dar paso a una saga, como parece indicar su guión al finalizar abierto, el intento ha sido en vano.

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