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Cine

Por amor a Vincent

"Loving Vincent", un filme de animación de estreno internacional este año, no puede analizarse ni entenderse como si se tratara de una película más.

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Ángel Alonso DolzSanto Domingo

Es habitual que una película se construya a partir de un argumento, paso previo al guión que luego servirá para el desarrollo y culminación de una idea preconcebida. Lo que no ha sido nunca común es que el objetivo del filme sea más la contemplación de la obra de un artista que su dramatización. Y esto es lo que revela "Loving Vincent".

Se trata de la primera cinta en la historia del Séptimo Arte, estructurada a partir de pinturas de uno de los más representativos pintores del llamado "postimpresionismo", Vincent Van Gogh (1853-1890).

Para interpretar una obra de arte el espectador necesita un mínimo de preparación; si escuchamos una bachata su ritmo conmueve nuestros sentidos de forma espontánea, pero disfrutar de la música de un compositor "clásico" implica un acercamiento previo por parte del oyente, para no sentirse defraudado.

De igual modo sucede al enfrentarnos a las artes plásticas; la media de quienes observan un cuadro preferirá "ver" imágenes, admirar colores, pero no tendrá capacidad para adentrarse en la esencia de obras donde "el argumento" o "el mensaje" no esté explícito.

A priori se dice que el Cine lo digiere cualquiera; sin embargo ante una película de Ingmar Bergman un espectador poco entrenado no advertirá más que lo superficial del filme y dejará de aprovechar los niveles cognoscitivos que el realizador ofrece.

De ahí la gran necesidad de incluir en los programas educacionales el acercamiento y la interpretación de los distintos géneros del arte.

Quien pretenda sentarse a disfrutar de una película convencional de animados con "Loving Vincent" podrá tener varias reacciones: sorprenderse de manera muy agradable por el rigor artístico, o quedar defraudado porque eso que aparece en pantalla, lo que tiene ante sí, no es una divertida fantasía de Walt Disney o una elaboradísima producción 3D de Pixar, sino el producto de un equipo de artistas bajo la dirección de la polaca Dorota Kobiela y el codirector de Reino Unido Hugh Welchman, quienes con talento, amor y dedicación, logran una cinta de 95 minutos compuesta por alrededor de 60 mil imágenes animadas, realizadas al óleo cuadro a cuadro sobre obras de Van Gogh por un centenar de pintores, donde se dramatizan hechos sin dejar de tener presente todo el tiempo el estilo original del pintor.

El filme fue realizado sobre actores, en ambientes que recrean personajes (algunos reales y otros ficticios por razones de dramaturgia) y contextos que aparecen en los cuadros originales; podría decirse que es una historieta (un cómic) que se ha transfigurado mediante un estilo de animación a la manera tradicional, con un argumento que gira alrededor de una investigación emprendida en 1891, un año después del deceso del artista, por el hijo de un cartero que intenta hacer llegar a Theo, el hermano de Van Gogh, lo que debió ser la última de muchas cartas.

El joven que trae la misiva llega al lugar donde creía poder hallar a Theo, pero éste también ha dejado de existir y el mensajero intenta dilucidar las causas de la muerte del pintor mientras hace un recorrido tras los rastros que pudieran quedar de Vincent, sin cesar de hacerse preguntas: ¿Murió suicidándose con un arma de fuego como siempre se ha comentado...? ¿O quizás pudo haber sido un violento asesinato, cometido por gamberros de la zona...?

Personajes que aparecen en los cuadros del genio de la pintura pasan recreados por la pantalla: campesinos, el médico que le atendía, mujeres... desfilan por los lugares elegidos por el artista para sus obras, desde el interior de su habitación hasta los paisajes con sus famosos girasoles sin olvidar los célebres cielos estrellados imaginados por Vincent.

Esta historia no está concebida para que el espectador se mantenga atento a una trama que no pasa de ser una simple justificación para reflejar al artista, sino todo lo contrario: el leitmotiv de los realizadores es hacernos el regalo de un acercamiento no al hombre-sujeto, sino a lo que su creatividad fue capaz de legarnos.

La cinta ha obtenido entre otros reconocimientos en el 2017, nominaciones al Oscar, a los Globos de Oro, a los Premios BAFTA, fue Premio del público ese año en el Festival de Annecy y Mejor largometraje de animación en los Premios del Cine Europeo. En ningún caso ha sido por capricho de los jurados, sino porque en realidad "Loving Vincent" es arte sobre arte.

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