Ventana

INVESTIGACIÓN

Breves apuntes para una historia del periodismo Cultural Dominicano

(Esta investigacion abarca desde sus orígenes hasta el suplemento “Aquí”, de “La Noticia”)

I

El periodismo cultural dominicano empezó su desarrollo a mediados del siglo XIX cuando surgieron los periódicos “El Progreso” y “El Oasis”, que dedicaron sus espacios a temas de esta índole como la literatura, la religión, las costumbres, etc., sin embargo lo que hoy conocemos como suplementos culturales no existían.

“El Progreso” surgió en 1853 y “El Oasis” en 1854, ambos dedicaron grandes espacios de sus publicaciones a la cultura, a pesar de que también trataban otros temas, se dio la particularidad de que para la época pertenecían a intelectuales o a sociedades literarias, como el caso de este último, que era propiedad de la Sociedad Amantes de las Letras. Esta sociedad estaba integrada, entre otros, por Galván, Manuel de Jesús Heredia, José Gabriel García y Eugenio Perdomo.

Pero antes de estos dos semanarios el desarrollo de este tipo de periodismo fue muy lento, porque tampoco el área periodística se había desarrollado, pues apenas a la fecha de la Independencia Nacional habían surgido varios periódicos que tuvieron corta duración.

Según el historiador Emilio Rodríguez Demorizi en su libro “La imprenta y los primeros periódicos en Santo Domingo”, el primer periódico netamente dominicano fue el “Telégrafo Constitucional de Santo Domingo” (de 1821) y luego apareció “El Duende”; sobre este último explica:

“El Duende vivió desde el 25 de abril hasta el 15 de julio 1821, algunos meses antes de la proclamación del estado independiente creado por José Núñez de Cáceres, con cuya extinción en febrero de 1822 sufre la imprenta dominicana largo eclipse”.

En estos dos periódicos se trataban temas nacionales, pero en el segundo, en varias de sus pocas publicaciones, salió una columna llamada “Fábula” escrita por su fundador José Núñez de Cáceres y firmada con el seudónimo de El Fabulista Principiante.

Entre las fábulas que llegó a publicar están: “El lobo y la raposa”, “El mulo y la acemila”, “El abejarrón y la abeja”, únicamente en su pagina cuatro; sin embargo en “El Progreso” y “El Oasis” temas de esta índole tenían mayor relevancia.

El Progreso En la primera página de su primera edición, el 20 de febrero de 1853, se explicó que el mismo sería un “periódico político, literario y mercantil”, en consecuencia allí plasmaron su nombre figuras de la literatura nacional como lo fueron los hermanos Javier y Alejandro Angulo Guridi, Manuel de Jesús Heredia, Nicolás Ureña de Mendoza y Félix María Del Monte.

Este semanario, que aparecía los domingos, tenía, al igual que la mayoría de la época, 4 páginas de las que su segunda era dedicada especialmente a la literatura, aunque se trataban otros temas en las subsiguientes, como lo mercantil con la llegada y salida de buques a los puertos, necrología con las muertes ocurridas en fechas recientes y crónica exterior consistente en un resumen de las noticias internacionales.

El derroche literario no se hacía esperar tras cada tirada, pues desde el primer número hasta el octavo se publicó de manera fragmentada una parte de la novela de Alejandro Angulo Guridi titulada “Cecilia”, a la que se dedicaba la mitad inferior de la primera y de la segunda páginas y de la cual solo apenas salieron varias entregas.

Además, tenía un espacio para la poesía nacional donde escribieron poetas del país sobre diferentes temas, especialmente el amoroso, tuvo un espacio para Religión y Moral, Costumbres y en un cuadro a modo de anuncio en la última página exponiendo los libros que estaban en venta en el momento.

En sus páginas, el público tuvo la oportunidad de leer libros como una novela de Alejandro Dumas titulada “Chateaubriand”, que se publicó en 6 capítulos por separado, y otro libro del mismo autor titulado “El premio de los pichones”, que fue publicado en cuatro capítulos, desde el numero 9 hasta el 12 del periódico, en una sección denominada “Folletín”.

Existieron periódicos antes de “El Progreso” que trataron temas de otra índole, como la política, durante el proceso de Independencia Nacional como “El Dominicano” que publicaba las noticias de la guerra dominico haitiano y la “Gaceta del Gobierno”.

Otro de los periódicos que priorizaron la cultura fue “El Oasis”, un semanario de cuatro páginas que vio luz en 1854, el mismo era propiedad de la Sociedad Amantes de las Letras y estaba dedicado especialmente a la cultura, aunque también trataba otros temas, y tenía las secciones: Literatura, Folletín, Costumbres y Religión y Moral. “El Folletín” dedicó grandes espacios a la cultura en cada tirada, abarcando la mitad inferior de la primera página, y cuando salió por vez primera que fue desde el segundo número, el 3 de diciembre de 1854, fue con un soneto firmado con el seudónimo Antimenes de Manuel de Jesús Heredia, dedicado a la memoria del coronel Elías Piña, quien había muerto en 1848. Regularmente los autores firmaban los textos con seudónimos tales como; Antimenes, Celiar (Pedro de Castro hijo), Cástulo (Nicolás Ureña de Mendoza), Eudoro, Ingenuo (Eugenio Perdomo) y Emmanuel, que era el intelectual dominicano autor de la obra “Enriquillo” y fundador del mismo semanario, Manuel de J. Galván.

Entre otros textos, el semanario publicó poemas esencialmente amorosos, relatos sobre diversos temas, entre estos de la costumbre dominicana, y a partir de su tercer número comenzó a publicar un “Resumen de la Historia de Santo Domingo” muy detallado que empezó desde la época de Cristóbal Colón. El semanario no fue creado para tocar temas del ámbito político, aún así realizó críticas en otros temas; por ejemplo en la publicación del 14 de enero de 1855 en una columna llamada “Quejas de la tumba” y titulada “Contra el merengue”, en un poema firmado como “Enmanuel” se descalificaba el merengue diciendo que dicho ritmo musical era aborrecible, de impíos y de libertinos.

Más publicaciones Después de “El Oasis” existieron otros periódicos, como “La Razón” y “Flores del Ozama”, y según explica el historiador Rafael Darío Herrera en su conferencia “Los intelectuales y los primero periódicos” la “Gaceta del Gobierno”, creado en 1851 como órgano oficial del Estado dominicano, pasó a denominarse la “Gaceta Oficial” bajo la dirección de Manuel de Jesús Galván, para luego en 1865 denominarse “El Monitor”. En este último periódico no había espacios culturales, era de carácter gubernamental, donde el gobierno publicaba sus decretos, resoluciones, etc.; sin embargo existieron otros que siguieron la índole de “El Oasis” y “El Patriota” y “La Regeneración”, hasta llegar a 1872, cuando aparece el periódico más importante de Puerto Plata para ese momento: “El Porvenir”.

Este periódico, fundado por la Sociedad Amigos del País, en principio se planteó que se publicaría tres veces al mes, solo los días 1, 8 y 15, pero desde el sábados 9 de marzo empezó a publicarse todos los sábados; el mismo era dirigido por el exiliado cubano Miguel Fernández Arcila (Doctor Claria).

En sus páginas escribieron Nicolás Ureña de Mendoza, Frank Nirimo, Fernando Valverde, Eusebio Blasco y José Antonio Calcán; y varias veces se publicaron escritos de destacados escritores de renombre internacional como del dramaturgo español Juan Eugenio Hartzenbusch.

Además de la cultura era dedicado a la ciencia, el comercio y la agricultura, y sobre los temas nacionales eran esenciales las noticias sobre el Ayuntamiento de Puerto Plata, pero uno de sus espacios culturales era: “Gacetilla”.

Este semanario dio a luz la noticia de la muerte del novelista francés Alejandro Dumas en una nota que publicó el 16 de marzo de 1872 con una biografía y un perfil del autor de los libros “Los tres mosqueteros” y “El Conde de Montecristo”, quien había muerto 1870.

La realidad es que ninguno de estos periódicos tuvo suplementos culturales, lo que más se asemejó a un suplemento fue una hoja que sacó “El Porvenir” en varias publicaciones que no contenía nada de literatura sino noticias mercantiles e internacionales.

VIENEN MÁS IMPRESOS CULTURALES Luego de “El Porvenir” se publicaron otros periódicos como “El Nacional”, “El Estudio” (1879-1881), “El Eco de la Opinión” (1879-1898), fundado este último por Francisco Gregorio Billini, “Listín Diario Marítimo” (1889) hoy “Listín Diario”. Surge también el diarismo dominicano, con “El Telegrama”, de César Nicolás Penson y en el cual colaboraban Pablo Pumarol, Francisco Henríquez y Carvajal y Eugenio María de Hostos; y paralelamente empiezan a publicarse revistas literarias que trataremos en un próximo trabajo.

De acuerdo con el historiador Rafael Darío Herrera: “A partir de la década de 1880, con la llegada al país del sabio puertorriqueño Eugenio María de Hostos, se produjo una verdadera revolución cultural, pues el maestro introdujo métodos razonados de enseñanza que superaban la educación religioso y memorística que predominaba en las escuelas, y sobre todo se entregó a la formación de maestros”.

Y agrega: “Fue a partir de la labor educativa y cultural de Hostos cuando surgió en nuestro país una intelectualidad como cuerpo, aunque sometida a precariedades materiales. Antes de Hostos en el país no se publicaban libros, lo cual nos da una idea del estado de abatimiento cultural de la sociedad”.

II

A partir de la llegada al país del maestro puertorriqueño Eugenio María de Hostos en el último lustro del siglo XIX, en combinación con otras circunstancias, se produjo una revolución cultural que junto al surgimiento del diarismo necesariamente repercutió en el devenir del periodismo cultural dominicano y en la ampliación de los hábitos de lectura de la población.

La mayoría de los periódicos de la época aumentaron su tirada. En caso de Listín Diario cuya impresión no sobrepasaba las 400 copias, a partir de los primeros años del siglo, duplicó el número de ejemplares en circulación.

Al respecto, el director de la hemeroteca del Archivo General de la Nación (AGN), Alejandro Paulino Ramos, explica que la República Dominicana comenzó a salir del atraso económico a partir de 1875 cuando los intelectuales comenzaron a promover definitivamente el desarrollo económico y tecnológico, así como el establecimiento de un sistema educativo que permitiera que el país comenzara a salir del atraso educativo.

Es así como en la última década de dicho siglo, dos periódicos jugaron un papel fundamental en el desarrollo del periodismo cultural estos fueron: el bimensual “El Lápiz” que era dedicado a la literatura, las artes y las ciencias y luego el “Listín Diario” por su espacio cultural que salía una vez a la semana denominado Los Lunes del Listín.

Sin embargo, cuando dejó de circular El Lápiz en 1892 el Listín Diario prosiguió con sus trabajos culturales y al entrar el año 1900 lo continuó realizando pero no con un espacio fijo como el de Los Lunes del Listín que ya había dejado de aparecer sino con diversas publicaciones que se insertaban junto a noticias de otra índole.

La cultura en primera plana del Listín De acuerdo con Paulino “comenzando el siglo XX, las actividades literarias se incrementaron impulsadas por las agrupaciones culturales, estableciéndose en 1904 el primer certamen literario y científico del siglo para contribuir a estimular la cultura intelectual y moral del pueblo dominicano”.

Es en ese estado en que Listín Diario no mermó en el impulso de la cultura a través de sus páginas, publicó, entre muchas noticias, un reportaje de Emilia Pardo Bazán sobre la novela “El Montero”, texto que inclusive salió en la portada del diario como la noticia más importante.

El diario traía también en su portada un espacio central titulado Novela Corta donde aparecían textos de este género uno de ellos titulado “De la Vida” escrito por Manuel Florentino Cestero quien en ocasiones utilizaba los seudónimos de Amable y Observador.

En esta etapa se publicaron escritos como el de Joaquín Dicenta del que fue notable el cuento “La muerte del sultán”, es importante explicar que a muchas de estas publicaciones literarias se le daban la primera plana por encima de otros temas.

Otros diarios El crecimiento en la cantidad de periódicos fue notable, ya que como afirma el historiador Abelardo Rodríguez y Rodríguez en su libro 18 décadas de periodismo dominicano, en la primera década del siglo XX surgieron muchos periódicos en todo el territorio nacional e inclusive provincias que no tenían prensa empezaron a tenerla.

Aparecieron periódicos en Puerto Plata, Samaná, Sánchez, El Seybo, Altamira, La Vega, Monte Cristi, San Pedro de Macorís, San Francisco de Macorís, Dajabón, San Cristóbal, Salcedo y otras.

Esto fue posible también por el desarrollo que se venía experimentando, que de acuerdo con Alejandro Paulino, permitió que de 1900 a 1915 en el país existieran una 25 imprentas, 11 de las cuales estaban en Santo Domingo y 5 en Santiago, mientras que San Pedro de Macorís poseía 2 imprentas y a partir de la ocupación norteamericana de 1916, las imprentas en el país se multiplicaron llegando a la cantidad de 55 en 1925, 22 de las cuales estaban en la capital y 11 en Santiago de los Caballeros.

Otro de los periódicos relevantes de la época fue el bisemanal La opinión, fundado en 1907, cuyo director fue Osvaldo Rodríguez y Molina, se trataban temas políticos y generales donde además salía un espacio titulado “Literatura” que tenía cuentos o poesías, uno de ellos es un poema publicado el 20 de marzo de 1907 titulado Íntimas y firmado con el seudónimo Abelardo.

En tiempos de guerra mundial De 1910 a 1921 se publicó el periódico El Tiempo, dirigido por Ramón Jansen, en él se publicaba en su primera página “Recortes” que consistía en poemas de diversos temas donde llegó a escribir el periodista Carmelo Martínez Acosta y Jacinto Flores.

Sin embargo, desde que estalló la Primera Guerra Mundial en 1914 el periódico empezó a otorgar mayor importancia a las noticias de este tipo dándole seguimiento a través de los cables lo que pudo ser la causa que “Recortes” empezara a salir con menos frecuencia.

En este se hacía básicamente un periodismo de opinión, pero sacaba espacios para temas culturales e inclusive para datos meteorológicos que no era muy frecuente hasta el momento, uno de los escritores que tuvo mucha relevancia fue el abogado Arturo Logroño con “Ella es blanca de nieve”.

Otros de los espacios que tuvo consistencia fue “Crónica” que no tenia nada de literatura ni de cultura ya que era una especie de resumen de noticias nacionales de toda índole y de diferentes fuentes.

En esta etapa continuaron surgiendo periódicos provinciales, inclusive en lugares donde no existía prensa local, en este aspecto el historiador Abelardo Rodríguez y Rodríguez recuenta que Higuey tuvo un periódico en 1912 llamado “El certamen” y Barahona tuvo el suyo en1913 conocido como “El Birán”.

En tanto, entrada la segunda década del siglo XX, el Listín Diario continuó con el trabajo cultural que venía realizando desde sus inicios pues en 1912 aparece “Cuentos del Sábado” que salía el referido día pero en cualquier página, el primero que se publicó fue “Celos de Mujer”.

Todo esto ocurría en momentos en que en el país se vivía una inestabilidad política producto de la pugna interna entre caudillos que produjo 6 gobiernos diferentes desde el asesinato de Ramón Cáceres en 1911 hasta 1916 cuando ocurrió la intervención militar norteamericana.

“Arte y Letras” En 1916 aparece en las páginas del Listín lo que se podría decir representó uno de sus principales aportes para el periodismo cultural como antes lo había sido “Lunes del Listín”. El nuevo espacio se llamaba “Arte y Letras” que no tenía un lugar fijo de publicación y salía cualquier día pero solo una vez a la semana.

“Arte y Letras” era impreso con una tipología de letra diferente al del resto del diario donde además disponía de una gráfica propia. En ella hicieron deleite con sus versos Pedro Pablo Sanabia, Enrique Aguiar, Apolinar Perdomo y Rafael Damirón, autor de la novela “Del Cesarísimo”. Además, allí escribía Eugenio Dechamps. El poeta Otilio Vigil Díaz quien publicaba en un espacio titulado Fata Morgana que trataba enfoques de las cosas y personas de la vida de aquellos tiempos.

La ocupación de EE.UU En 1916 ocurrió un hecho nefasto que hirió la libertad del país, este fue la primera ocupación militar de Estados Unidos que se extendió durante ocho años, pues el mismo día de la invasión el 29 de noviembre de 1916 se explicaba la suspensión de las publicaciones y de cualquier diario o periódico que ofendiera o que atentara contra el orden establecido.

En ese estado varios periódicos se mantuvieron dedicando parte de sus páginas al periodismo cultural como el “Listín Diario” y algunos como “El Independiente” (1916) el cual era de orden político, pero publicaba una guía con las obras tanto literarias como científicas que llegaban a la Librería Dominicana.

Este interdiario de 8 páginas, que dejó de salir recién instalado el gobierno de Horacio Vásquez en 1925, aprovechó varias publicaciones para sacar artículos donde justificaba la necesidad de la lectura de la prensa de forma diaria como una manera de motivación al público lector.

Libros por entrega En consonancia, con “El Independiente”, también salía “El Nuevo Diario”, de 1923, cuyo director fue Francisco Sanabia y en este se publicaron noticias de toda índole como de béisbol, política, congreso, salud, policiales y otras.

Es en enero de 1924 cuando en su tirada numero 274 empieza a publicar un libro por capítulos titulado “Un drama en el ferrocarril” escrito por Carolina Invernizo y traducido por Emilio Pombo en un espacio titulado Nuestro Folletín, al estilo de algunos periódicos europeos y dominicanos desde del siglo XIX. En el caso dominicano se inscribieron “El Oasis” y “El Progreso”.

“Nuestro Folletín” era publicado en casi la mitad de la una página ya pudiera ser en la portada que ocurrió muy pocas veces o en cualquier página como siguió ocurriendo con posterioridad.

Después de que se publicara en 33 capítulos “Un drama en el ferrocarril” de Carolina Invernizo se difundió la novela “Paraíso e Infierno”, de la misma autora.

EN PROVINCIAS ESCRITORES COLABORAN A nivel provincial, los periódicos también jugaron su papel, de los que sobresale “La Vanguardia”, de 1925 en San Pedro de Macorís, cuyo director fue Armando Oscar Pacheco y en el mismo aparece un relato de Cristian Lugo titulado “El Hospital San Antonio”.

Fueron relevantes también los periódicos; “La Verdad”, en Moca y “El Progreso”, en La Vega donde inclusive publicaba Federico García Godoy, autor de la novela “El Derrumbe”, quien llegó a utilizar en ocasiones los seudónimos “Don Fico” y “El solitario de La Vega Real”.

Se debe hacer notar que en estos primeros 25 años de historia del periodismo en el siglo XX la sociedad dominicana estuvo envuelta en procesos muy complejos ya que en la primera década tuvo lugar el gobierno autoritario de Ramón Cáceres (Desde 1906 hasta 1911 cuando fue asesinado), siguiendo con una etapa caudillista que no mermaría hasta la intervención militar norteamericana de 1916 y, posteriormente en 1930 Rafael Leónidas Trujillo tomó la presidencia.

Ya a la fecha próxima de toma de posesión de gobierno de Trujillo Molina entre los periódicos más relevantes estaban el “Listín Diario”, que el dictador cerraría durante más de 20 años, “La Información de Santiago” creado en 1915 y “La Opinión” creado en 1923 que era eminentemente cultural. Pero esa es otra historia de la que hablaremos en una siguiente entrega.

III

A la llegada al poder del dictador Rafael Trujillo Molina en 1930, según se deduce de varios libros de historia como del de Manuel Amiama “El Periodismo en la República Dominicana”, los periódicos de mayor relevancia en el país eran “La Opinión” y el “Listín Diario” y a nivel provincial era “La Información” en Santiago, de los cuales dejarían de publicarse en 1942 el “Listín Diario” y en 1947, “La Opinión”.

Durante esta dictadura, el periodismo dominicano y los otros aspectos de la vida nacional estuvieron sometidos al férreo régimen de tres décadas en las que el sátrapa utilizó los mecanismos a su alcance para mantener y afianzar el poder.

Durante esta etapa se desarrolló un periodismo cultural parecido al de los primeros 30 años del siglo XX, con espacios culturales que trataban diversos temas de arte, literatura, teatro y, en ocasiones, de música.

A diferencia de años anteriores se publicaban menos poemas, cuentos o crónicas en la portada del día, con excepción de Listín Diario, que todavía a mediados de la década de 1930 lo hacía.

La Opinión En el caso particular de “La Opinión”, fundado el 22 de noviembre de 1922, había sido con anterioridad una revista literaria hasta el año 1927 cuando se transforma en periódico. Su presencia como difusor de la cultura dominicana ocurre en la década del 30 con un espacio denominado “Las ideas los libros y los hombres”.

Esta página aparecía los sábados. Allí se reproducían escritos sobre diversos temas de literatura, filosofía, arte e inclusive se anunciaban los libros que llegaban al comercio en Santo Domingo ya fuesen de autores nacionales o extranjeros.

Es notable en este diario el desarrollo de los géneros periodísticos en su aspecto gráfico ya que los mismos comenzaron a tener un perfil más vistoso, con más fotografías y mejor organizado en temas de deportes, sociales, etc., lo que ocurría también con los demás periódicos incluso a veces a nivel provincial.

Sin embargo este diario, tuvo que cerrar en 1947 por lo que al respecto el historiador Alejandro Paulino Ramos considera que: “En 1947 veinte años después de la aparición de La Opinión, el régimen desarrolló toda una campaña tendente a presentar a este medio como vinculado al movimiento anti trujillista que se estaba gestando para entonces, obligando al cierre de ese medio y abriendo de inmediato en 1948 El Caribe”.

Así mismo, de acuerdo con el historiador Filiberto Cruz Sánchez en su libro Historia de la República Dominicana: “Trujillo mantuvo una obsesiva fascinación por el discurso brillantemente formulado, por lo que para esos y otros fines asimiló a los más destacados miembros de la intelectualidad entre ellos; Arturo Logroño, Jacinto Bienvenido Peynado, Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, Rafael Vidal, César Tolentino, Ramón Marrero Aristy, Roberto Despradel, Virgilio Díaz Ordoñez, Manuel Arturo Peña Batle y Joaquín Balaguer”.

En ese aspecto, “Listín Diario” continuó desarrollando periodismo cultural como lo hizo a finales del siglo XIX con “ Los Lunes del Listín” y luego con “Arte y Letras” en 1916, pues a mediados de la década del 30 el diario publicaba un espacio denominado la “Página Literaria del Listín Dominical”, no siempre en un lugar fijo.

La misma trataba básicamente poemas de diversa índole y de diversos escritores como Jean Morrean, Stephanie Mallar, Rafael Américo Henríquez, entre otros.

En este diario fue también de relevancia la labor del profesor Juan Bosch donde publicó varios de sus escritos.

Folletín En septiembre de 1941, el Listín Diario empezó a publicar todos los lunes un espacio titulado “Folletín” que aparecía en páginas distintas, tal y como hicieron en el siglo XIX los semanarios “El Oasis” y “El Progreso”.

En esta ocasión, “Folletín” no era publicado en portada como en años anteriores, sino dentro del diario.

Allí se difundieron por capítulos, por ejemplo, las novelas “Vida y Amores de Lady Hamilton”, de Henrich Vollray Shumacher y “La Ninfa Constante”, de Margaret Kennedy.

Cierre del Listín Listín Diario fue clausurado en 1942, haciendo su reaparición en 1963 dos años después de terminada la dictadura. Al respecto el historiador Alejandro paulino Ramos explica que este medio se había definido como defensor de los intereses políticos del presidente Horacio Vásquez (P. 1924- 1930), y que luego de instaurado el gobierno de Trujillo la situación comenzó a cambiar motivado por el acoso y el miedo de la dictadura ya que hasta su director fue apresado y luego de liberado, el régimen lo presionó para que aceptara una diputación en el Congreso.

Y agrega: “Aunque el Listín mostró un cambio en su política informativa en relación a Trujillo, el gobierno siempre mantuvo la duda sobre la adhesión de ese periódico a los designios de la dictadura, mientras tanto Trujillo comenzó a publicar en 1940 el periódico La Nación, que siendo de su propiedad entró en competencia tanto con el Listín Diario y La Opinión, ambos de capital privado, llevando al primero a su desaparición en 1942”.

La Nación “La Nación”, dirigido por Rafael Vidal, era el vocero oficial del gobierno. Los domingos publicaba la “Página Literaria”, donde escribieron Osvaldo Bazil, Juan Goico Alix, Ángela Báez Soler y otros.

Traía además la “Página Infantil”, dedicada a los niños con cuentos y fábulas, recuadros con mini biografías de hombres célebres entre ellos reconocidos escritores como Luis de Góngora, así como poemas de Federico García Lorca, Pedro Calderón de la Barca y otros.

Publicaron en este periódico firmas como Enrique Henríquez, Carmen Marrero, Ramón Marrero Aristy y Manuel del Cabral.

A finales de 1937 ocurrió la matanza de los haitianos que a juicio de historiadores como Roberto Cassá en su libro “Historia Social y Económica de la República Dominicana”, la cantidad de muertos “fue entre 12 mil y 15 mil”, por tanto según los historiadores luego Trujillo permitió la entrada al país de miles de refugiados españoles que huían a las consecuencias de la Guerra Civil de ese país.

Varios de esos refugiados ejercieron el periodismo en diversos medios de comunicación escritos y radiales.

Provincias En esa estrategia de Trujillo de aparentar ser un gobierno democrático en la década de 1940 permitió cierta libertad por lo que se llegaron a organizar varios partidos de izquierda, en un momento en que entre los años 1942 y 1946 los trabajadores azucareros realizaron tres huelgas en demanda de un aumento salarial que finalmente consiguieron.

En este proceso los ingenios de San Pedro de Macorís y de La Romana tuvieron su propio periódico, “El Federado” y “El Combate”, respectivamente.

Ambos diarios no dieron cabida al periodismo cultural. Sólo algunas poesías aparecían a veces.

A nivel provincial se destacó “La Información”, fundado en 1915 y que aún continúa vigente, ya para 1950 su tercera página era dedicada diariamente a la cultura, básicamente con temas de música, ciencia, arte y literatura.

Allí publicaron trabajos de Rosa Smester, Ercilia Pepín quien había muerto en 1939, Alicia Fernández Gil, Josefina Zendelejas, Eucilda Jorge Morel y Francisco Mejía, por ejemplo fue relevante un trabajo publicado el 11 de marzo de 1950 titulado “Mujeres intelectuales de América”, firmado por el seudónimo R.A.J.R.

El Caribe En 1948 ya desaparecido el “Listín Diario” desde seis años atrás y más recientemente cerrado “La Opinión”, Trujillo pasó a fundar “El Caribe”, diario que dedicaba su página 14 a la literatura.

Algunas de sus firmas eran Rafael Santos, Rafael Alberti, Aída Cartagena Portalatín, Domingo Moreno Jiménez, Rodolfo Coiscou Weber y Héctor Inchaustegui Cabral, entre otros.

Aquí se consolidó el periodista español Manuel Valdeperes, quien desde el periódico “La Nación” venía imponiendo a la agilidad de la noticia y de la crónica, un estilo culto y documentado que elevó el nivel de las páginas dedicadas al arte y a la literatura.

Se destaca también en “El Caribe” los aportes de María Ugarte, quien además de su labor reporteril, comenzó a publicarle sus poemas y relatos a un grupo de jóvenes bachilleres con inquietudes literarias en un espacio denominado la “Página Escolar”.

Entre esos jóvenes se encontraba el embrión de lo que después se conocería como la Generación del 48, a la que pertenecieron, entre otros, Víctor Villegas, Abelardo Vicioso, Lupo Hernández Rueda y Alberto Peña Lebrón. Para burlar la censura, muchos de ellos escribían sus textos con un amplio sentido metafórico para esconder detrás de los recursos poéticos sus ideas en favor de un país mejor.

IV

En la historia del periodismo cultural dominicano, el profesor Juan Bosch, escritor, cuentista, novelista y ensayista, también realizó sus aportes, en principio básicamente desde el LISTIN DIARIO, donde publicó cuentos, críticas, opiniones e incluso diversos poemas en un arduo trabajo realizado en la década del 30 del pasado siglo que coincidió con los primeros años de gobierno de la dictadura Trujillista.

Aunque estos escritos de Bosch en muchas ocasiones salieron publicados en la portada del diario o en cualquier página del mismo, su trabajo lo desarrolló especialmente desde un espacio cultural del periódico denominado la Página Literaria del Listín Dominical, que salía cada domingo con la participación de reconocidos escritores de la época.

En dicha página se hacía un trabajo con casi la misma temática cultural que en los orígenes del periódico cuando desde finales del siglo XIX tenía Los Lunes del Listín y luego para 1916 con “Arte y Letras”, aunque ya para esta época las noticias culturales no acapararon la primera plana como ocurría con anterioridad.

En esta página se publicaron también escritos de Luis Urbina, Pedro Henríquez Ureña, Virgilio Hoepelman, Joaquín López López, Víctor Garrido, Jean Morrean, Stephanie Mallar, Rafael Américo Henríquez, entre otros.

En tanto, que entre los primeros trabajos de Bosch en el periódico para esta etapa figuran: el sacrificio, junio de 1931, el poema “Música” en octubre de 1931, estos dos primeros firmados como Juan E. Bosch, y además; tres cartas a Vigil Díaz publicadas semanalmente los días 14, 21 y 28 de agosto de 1932.

En mayo de 1933 continuó con su labor con el cuento El Cuchillo y Papá Juan, sin embargo para los meses noviembre a diciembre de 1935 aparecen publicados 8 escritos de Bosch, semanalmente, desde los textos; “De las distintas soledades”, “Don Federico García Godoy” y “Mis misas de madrugadas” hasta cuatro publicaciones tituladas Los Charcos del Río Camú.

Proyección A pesar de la juventud del escritor, quien en 1963 llegaría a ser el presidente de la República, de los años 30 como explican sus biógrafos datan libros del escritor como “Camino Real” en1933, en 1935 el ensayo Indios y la novela La Mañosa en1936.

En cuanto a esta novela, en fecha 27 de junio de 1936 en el Listín Diario salió en portada una breve nota de un párrafo titulada “La Mañosa” a modo de aviso sobre la puesta en circulación de la novela de Bosch y a los tres días salió publicado un análisis que hizo el escritor Juan José Llovet sobre dicha obra asegurando y pronosticando:

“Está “La Mañosa” formidablemente escrita, respecto a esto no puede haber discusión... Y el nombre de Juan Bosch, antes de que haya pasado un año, será pronunciado, entre todos los públicos de habla española, con la misma devoción y el mismo respeto, que los de los Ricardo Guiraldes, los Rómulo Gallegos, los Eustaquio Rivera, los Uslar Pietri, etc.”

Poesía Desde la misma Página Literaria del Listín Dominical Bosch publicó varios poemas en los que trataba diversos temas y situaciones, uno de ellos fue “Romances del muerto Bellaco”, en el que con sus versos relata la historia de un capitán que tenía que cruzar un río una noche en un lugar que identifica como Licey.

En el mismo el autor describe la creencia en la aparición de seres como versa el poema:

“Mino Tapia el capitán,/ Con su cok de cinco balas,/ Iba jinete en caballo/ De buen nervio y finas patas;/ En el paso del Río Verde/ La bestia paró su marcha,/ Clavó en el barro los cascos/ Y tembló como asustada:/ Dicen que en aquel Río Verde/ Salen muertos y fantasmas.”

Otros proyectos A la obra de Bosch en este diario se le suma que para principios de la dictadura el Listín fue uno de los periódicos que llevó la voz cantante en relación a los aportes culturales haciéndolo no sólo a través de esta página sino que paralelamente el diario publicaba un espacio titulado “Folletín” donde se difundían por capítulos novelas de diversos autores. La obra de Bosch a través de este diario continuó, pues otro poema publicado en 1936 fue: “De los monólogos absurdos”, en este el autor escribe a una mujer diciendo que la recuerda, en que cosas la ve y el temor que siente del ruido que pueda alejarla.

También publicó “palabras en torno al amor” y “la espera” en el cual se refiere a una mujer presentando una disyuntiva sobre su miedo de si ella regresa o si no regresa.

Bosch, quien murió el 1 de noviembre de 2001, también realizó análisis sobre libros y escritores, como fue el caso de dos artículos publicados, uno el 5 de enero de 1936 titulado “Los 2 libros de diciembre” y el otro el 19 de diciembre de 1937 denominado “Un libro de Juan B. Lamarche”.

En el primero, analiza “Parábolas troncas” de Juan A. Cuello, a quien definió como “de los escasos supervivientes del grupo literario Paladión y asegurando que éste sigue siendo fiel al ideal estético de su generación.

El segundo fue “Pilón” de Manuel del Cabral, asegurando que tal obra; “Es, en primer término, el conjunto de versos donde más riqueza técnica se ha usado en la historia del verso nacional”.

En el otro artículo sobre el libro de Juan Bautista Lamarche, estudia al poeta diciendo que dicho autor “no se queda en el hogar sino que sale a beber luz” y termina con la pregunta: “¿Cuántos libros cómo este se han escrito aquí?”

Otro texto es el del 19 de junio de 1936 en el que alagaba el trabajo y la persona de una recitadora cubana de la época llamada Eusebia Cosme, quien realizaría varias actuaciones en el país en esos días en que salió publicado.

LA POLÉMICA Y EL EXILIO El 25 de octubre de 1936 ocurrió algo particular. Pues Bosch publicó un texto titulado Carta a Pedro, en respuesta a una epístola que escribió Pedro René Contín Aybar, en el recuadro superior del mismo se publicó el cuento “La sombra” de Pedro Henríquez Ureña, que Bosch hizo llegar al periódico, sin embargo, en este le pusieron que el mismo había llegado por Bosch y que reproducían con ello la carta que éste le entregó.

Tratándose de la carta que hacía referencia a Contín Aybar, lo que pudo hacer parecer que esta fue escrita a Ureña y no a Aybar. Por eso, a la semana siguiente Bosch publicó una aclaración donde explicaba lo anterior, diciendo que pasó el cuento con la carta sin hacer ninguna explicación. En 1938 partió al exilio hacia Puerto Rico y ya para 1939 en Cuba.

En tanto, ya para 1942 estando Bosch en un exilio que duraría 23 años hasta regresar al país después del ajusticiamiento de Trujillo Molina en 1961, el Listín Diario dejó de publicarse por 21 años hasta 1963.

V

Al acaecer la muerte de Trujillo, de acuerdo con el historiador Filiberto Cruz Sánchez en su libro, “Historia de los Medios de Comunicación en República Dominicana”, diarios nacionales sólo existían tres: El Caribe, La Nación, y La Información: “ Luego reaparece el Listín Diario, el 1ro de agosto de 1963, tres años después nace El Nacional de ¡Ahora! Y en la década de los 70 surgen Última Hora, El Sol y La Noticia".

Según explica Cruz Sánchez en su libro antes citado: “Tras la muerte de Trujillo, también las organizaciones sociales (sindicatos, grupos juveniles y campesinos, etc.) crearon la llamada prensa alternativa. Entre los más sonoros están: Libertad, Claridad, Fragua, Patria, 1J4, Tribuna Democrática, Servil al Pueblo, Despertar y Vanguardia del Pueblo".

Ese sería el antecedente de la prensa escrita nacional para recibir, pocos años después, acontecimientos de mucha relevancia como el golpe de Estado al profesor Juan Bosch, la Guerra de Abril y, posteriormente, la segunda intervención militar estadounidense. Esas coyunturas sociopolíticas influyeron decididamente en el ejercicio del periodismo cultural que venía realizándose desde hacía tiempo y que tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos, a luz del surgimiento de nuevas generaciones de intelectuales, y artistas que ejercieron directamente ese tipo de periodismo tal y como ocurría en otros pueblos de América Latina y que, además, fueron protagonistas directos de los referidos hechos.

Fue la llegada al poder de Juan Bosch y el desarrollo de sus 7 meses como Presidente de la República, lo que impulsó el surgimiento de un clima cultural de altura y una renovación del discurso periodístico y de los contenidos noticiosos que aparecían en la prensa nacional.

En tanto, ya para 1963 luego de instalado el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch, resurge el Listín Diario luego de haber sido cerrado por órdenes del tirano en 1942, es de hacer referencia que en dicho periódico en sus páginas editoriales también tocaban temas relativos a la cultura. Algunas de sus firmas más prominentes fueron Pedro René Contín Aybar, Marcio Veloz Maggiolo y Federico Henríquez Gratereaux, entre otros.

A partir de esa etapa, conocida también como la Era Democrática, aparecen varios suplementos culturales a diferencia de años anteriores donde, al no existir suplementos, los periódicos dedicaban parte de sus páginas a los temas culturales, o lo hacían a través del folletín (un espacio que venía en la franja inferior de una página donde se publicaban libros por capítulos).

María Ugarte en El Caribe Corresponde a Germán Emilio Ornes el mérito de haber llamado a María Ugarte para que retornara al periódico El Caribe en 1966 para que dirigirá el suplemento “Cultura” de ese diario. Ugarte, primera mujer en ejercer el reporterismo femenino en el país, llego a la República Dominicana como parte de esa legión es intelectuales y artistas españoles que emigraron de Europa tras la guerra civil. Antes de dirigir el suplemento y en lo que se considera como su primera etapa como reportera en El Caribe, ya ella había tenido una activa participación como periodista cultural al dirigir la llamada “Página escolar”, donde llevó a colaborar allí a un grupo de muchachos que formarían dentro de algunos años la llamada Generación del 48, como Lupo Hernández Rueda, Víctor Villegas, Rafael Valera Benítez, Ramón Cifré Navarro y Abelardo Vicioso. Según entrevista concedida a Luis Beiro y publicada en Listín Diario: “Máximo Avilés Blonda fue mi gran ayuda en esa tarea”.

En esa misma entrevista, Ugarte refiere su testimonio sobre su gestión en el Suplemento: “Germán Emilio Ornes fue a darme el pésame por la muerte de mi esposo y entonces me preguntó que si quería volver a El Caribe en calidad de directora del suplemento. Y yo acepté. Cuando yo lo cogí, el suplemento era el depósito de todos los sobrantes del periódico y yo lo transformé. Pero nunca dejé de trabajar en el periódico diario, tanto en temas culturales como arquitectónicos".

El suplemento se inició con 8 páginas primero y 12 páginas después y alternaba temas de literatura, artes, museología, historiografía del arte, filatelia, vinos y diversos temas. No era un suplemento literario, sino que abarcaba el más amplio sentido de la palabra cultura, con mucha altura y rigor profesional.

Listín Diario En la década del 60 Listín Diario tuvo un suplemento sabatino denominado “Suplemento del Listín Diario” de temas variados, no solo dedicado a la cultura, sino que también poseía temas agrícolas, botánicos, decoración, folclore, cine, arte e historia.

En tanto, ya para 1973 el Listín va a tener un suplemento sabatino dedicado totalmente a la cultura llamado "Artes y Letras" que era dirigido por Marianne de Tolentino y que apareció incluido dentro de las páginas del diario.

Con relación al nombre de este suplemento, hay que hacer notar que para 1916 el Listín Diario tenía un espacio llamado "Arte y Letras", que además de ser publicado dentro de las páginas del periódico, carecía de un lugar fijo de publicación y salía cualquier día pero sólo una vez a la semana.

En un vistazo a diversas publicaciones del suplemento "Artes y Letras", se constató la relevancia que allí se le dio a la Joven Poesía Dominicana. Por ejemplo, en la edición del sábado 14 de enero de 1976 se tituló: número especial dedicado a jóvenes y nuevos poetas, donde además en su foto principal estaban jóvenes del movimiento a que hacemos referencia.

Pero no sólo era literatura, ya que además comprendía lo referente a temas del arte, pues en su número 63 de septiembre de 1976, la publicación fue dedicada a las artes plásticas dominicanas y latinoamericanas.

El Poeta Nacional, Pedro Mir, fue un colaborador habitual de estas páginas.

Mucho después, en 1984, vendría María Madina a dirigir en recién creado suplemento Ventana, cuyo nombre fue sugerido a la editora Carmenchú Brusilof por Pedro Mir cuando ella trabajaba en el periódico Hoy, y ella trajo esa iniciativa al Listín Diario.

Grupos literarios: Influencias en el periodismo cultural En los años de la década del 60 y de la del 70, en cuestión, surgieron grupos culturales y literarios a los que pertenecieron diversos escritores y estos a su vez publicaron escritos en diversos medios, al respecto el historiador Paulino Ramos explica en su texto Grupos literarios durante la Revolución de Abril de 1965 que:

"En los últimos meses de 1965 se organizaron en la ciudad de Santo Domingo, los grupos literarios La Máscara y El Puño. El primero, integrado por intelectuales de "la clase conservadora", y el segundo por "revolucionarios".

Indica que como un desprendimiento de El Puño y reagrupamiento de escritores que no estaban vinculados a grupos, surgió La Isla (1966), dirigido por Antonio Lockward Artiles e integrado entre otros por Jimmy Sierra y Andrés L. Mateo y dice que en 1967 apareció La Antorcha, dirigido por Mateo Morrison.

Más luego afirma Paulino que; "Surgieron el movimiento Pluralista, la Generación de posguerra evolucionó en busca de nueva definición; bajo su amparo surgió La Joven Poesía Dominicana".

VI

En las décadas subsiguientes a la muerte del dictador Trujillo Molina en los periódicos fueron apareciendo suplementos desde los cuales se realizó básicamente el periodismo cultural, pero también hubo revistas que fueron de importancia en este aspecto.

De acuerdo con el historiador Alejandro Paulino Ramos para ese tiempo dos revistas donde salía la producción literaria de la generación de los 60, una llamada “Brigadas Dominicanas”, que dirigía la escritora Aída Cartagena Portalatín y “Testimonio”, que comenzó a salir en 1964 y que era dirigida por Ramón Cifré Navarro. También una revista publicada en esta época que realizó grandes aportes a la cultura fue la revista “Ahora”, el primer número de la misma data del 15 de enero de 1962, y su director era el periodista y actual director del periódico “El Día”, doctor Rafael Molina Morillo.

Al respecto, Molina Morillo explica que la revista siempre tuvo sus páginas abiertas para muchos colaboradores externos, algunos de ellos políticos renombrados o que fueron después muy renombrados, pero también como incursiones culturales se les daba cabida a muchos colaboradores que después descollaron o que ya se habían destacado.

De acuerdo con las explicaciones del periodista la revista publicó también en serie novelas, como “Bani, Engracia o Antoñita”, del escritor Francisco Gregorio Billini, lo mismo se hizo con algunas otras novelas no inéditas sino poco conocidas.

“No era una casualidad sino que de manera consciente, y así se manejó la revista Ahora, yo pensaba que era un medio que, como había alcanzado mucha popularidad y mucha aceptación, diría que básicamente por sus posiciones políticas e ideológicas, pero que podría aprovechar para contribuir al desarrollo cultural del pueblo”, consideró.

La revista tenía varias secciones de carácter cultural como de filatelia, pero también dieron cabida a colaboraciones de autores como Pedro Mir y se publicaron trabajos de Carlos Esteban Deive y Odalís Pérez, entre otros.

En tanto, Molina Morillo indica que: “La revista Ahora no tenia grupos, ni propios; no estaba al servicio de ningún grupo cultural ni literario, la revista Ahora era plural, no se fijaba en las tendencias literarias que tuviera cada quien, sino que era plural”. Para el periodista, el principal aporte de la revista ha sido de enseñanza política y de enseñanza de vía democrática institucional.

Suplemento Aquí En este contexto, surgieron diversos grupos culturales y literarios, en una época de posguerra, caracterizada por el gobierno de Los Doce Años del doctor Joaquín Balaguer, quien asumió la presidencia de la República en julio de 1966.

En medio de esa realidad socio-política, se desenvolvieron suplementos de los periódicos como de “El Caribe”, el “Listín Diario”, “El Nacional”, que tuvo uno denominado “El Nacional de Ahora, suplemento cultural” y el periódico “La Noticia” con su suplemento cultural “Aquí” que se mantuvo por casi 20 años de existencia. Sobre este suplemento, su editor, el Premio Nacional de literatura, Mateo Morrison, explica que en su primer año de vida, la dirección del suplemento fue compartida por él y el poeta León David, y el equipo lo completaban el padre José Luis Sáez y Rafael de Prats. En este suplemento colaboraron los más notables escritores dominicanos y extranjeros que visitaban el país. Entre los nuestros, aparecían textos de Miguel Aníbal Perdomo, José Molinaza, Tony Raful y Juan Isidro Jimenes Gullón.

Morrison recuerda que cuando en 1983 se celebró el “Encuentro Internacional de Escritores Pablo Neruda” por motivo a los 10 años de la muerte del poeta chileno. Entonces el suplemento de nutrió más, porque les dieron trabajos inéditos de autores como Eduardo Galeano, Emile Rodríguez Monegal, por lo que cada semana se esperaba la salida de estos escritos. “Prácticamente todos los escritores más importantes e intelectuales veían el suplemento Aquí como una forma de expresar sus ideas, Nuestra propia generación literaria de posguerra tuvo en el suplemento cultural Aquí un espacio para sus publicaciones”, detalla.

Hubo, además, diversas secciones como la de poesía que incluía a autores consagrados y otras veces “Voces Nuevas” con escritores que publicaban por primera vez. Morrison detalla que: “El suplemento Aquí mantuvo las puertas abiertas sin importar credos políticos, sin importar ideología, sin importar religión, sin importar que tu fueras de la capital o del interior, hubo poetas que publicaron y yo nunca los había visto en mi vida”.

Para Morrison el principal aporte que hizo dicho suplemento a la sociedad dominicana fue servir de escalón, de instrumento para que surgiera una nueva generación de escritores con su propio espacio de publicación. Y para muestra del trabajo realizado en el suplemento, se cita el número correspondiente al domingo 28 de abril de 1974, dedicado casi por completo al noveno aniversario de la gesta patriótica del 1965, presentando poemas sobre la Revolución de Abril, entre ellos de Jaques Viau, Juan José Ayuso, René del Risco Bermúdez, Máximo Avilés Blonda y otros. La edición del 31 de marzo de 1974 fue dedicada al intelectual dominicano Pedro Francisco Bonó, con sus datos biográficos, análisis de su vida como prócer, su pensamiento teórico y otros temas.

El equipo La presencia de tres artistas plásticos fue determinante, en la realización del suplemento, Carlos San Giovanni, Alberto Bass y Frank Almánzar. Mateo Morrison recuerda que: “a estos se le decía el tema y ellos hacían la portada del suplemento en función de ese tema en forma rotativa y como cada portada era una obra de arte, cuando se cumplieron los primeros cinco años, hicieron una exposición de todas las portadas y luego también cuando se cumplieron 10 años realizaron otra más en la Biblioteca Nacional”. El sub-editor del Suplemento fue el poeta Federico Jóvine.

La Joven Poesía Morrison fue miembro del grupo “La Antorcha”, conformado además por Alexis Gómez, Enrique Eusebio, Soledad Álvarez, Rafael Abreu Mejía y, según explica, era un grupo que nunca había publicado en ninguna parte y vivían en la margen oriental del río Ozama. Agrega que la única pretensión de ellos era divulgar cuestiones culturales del otro lado del río Ozama. Manifiesta además que cuando los grupos surgidos luego de la Guerra de Abril como “El Puño”, “La Isla”, desaparecen los más activos de esos grupos como Enriquillo Sánchez, Andrés L Mateo, Norberto James y el grupo “La Antorcha” es lo que se le llama el grupo de “La Joven Poesía”. Morrison fue director de cultura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y fundó el taller César Vallejo, y en su doble condición de director de cultura de la UASD y de director del suplemento “Aquí”, entonces había una conexión con esos jóvenes que iban surgiendo y los iba promoviendo en el suplemento, explica.

Otros medios Otras de las publicaciones que fueron de aspecto cultural, según se enlistan en el libro “Periodismo desde la colonia” del historiador Marcos Antonio Martínez Paulino, allí se encuentran: “El Parnaso”, surgido en Santiago el 13 de mayo de 1961, cuyo lema era “Arte, cine y literatura”, el periódico “Duarte” del 20 de diciembre de 1966, en Santo Domingo, de carácter literario, noticioso e histórico y dirigido por Aliro Paulino (hijo).

Además de estos, también la revista “Proyecciones”, de 1969 en Santo Domingo, de finalidad literaria y educativa, la misma era dirigida por Roberto Suriel y el periódico “La Vía” que salió en Azua en 1971.

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