CENTENARIO DE JUAN ANTONIO ALIX
Alix y el cometa halley
En 1910 y ante el anuncio de la posibilidad de impacto en el planeta Tierra por el cometa Halley, el decimero mocano recogió el sentir popular en la ciudad de Santiago, con encendidas críticas sociales.
Siempre los cometas han despertado sentimientos encontrados que se mueven entre el temor y la curiosidad.
Ya sea por sus apariciones imprevistas o por sus dimensiones desconocidas, siempre se les ha relacionado con sucesos generalmente trágicos cuando se acercan al planeta Tierra.
De todos los cometas conocidos, el Halley ha sido el más influyente para los terrícolas, y no precisamente por sus efectos ‘mágicos’, sino por lo que los hombres creían que podía hacer.
En 1910, el referido astro se acercó a la Tierra “con malas intenciones”. Muchos predijeron que el choque interplanetario sería inevitable.
Tal acontecimiento no pasó inadvertido en la República Dominicana, y menos entre los habitantes de la ciudad de Santiago de los Caballeros, cuya efervescencia social catapultó este acontecimiento a niveles extremos.
Entre la duda, el sobresalto y el temor, los cibaeños vivieron días de desasosiego. Con su inteligencia innata y su gran sabiduría, el maestro Juan Antonio Alix, concibió dos series de espinelas muy solicitadas en la Ciudad Corazón de su tiempo.
Cuando ocurrió la llegada de ese fenómeno, el Alix ya contaba con 77 años de edad y estaba casi ciego. Pobre, sin una pensión que lo ayudara a mitigar sus necesidades, y vistiendo un ropaje no adecuado para un anciano de su categoría, aún así, todavía el poeta mantenía intacta su maestría y su encanto como escritor.
El Cantor del Yaque popularizó la posible llegada del famoso cometa a las fértiles tierras santiaguenses, en dos series. La primera vinculada a su sugestivo advenimiento, y la segunda en su retirada. Como era costumbre en sus escritos, dichas composiciones fueron enriquecidas con elementos de otras temáticas que, a manera de pinceladas, incluían ejes temáticos para alertar contra los males del país en aquél entonces.
El cometa Halley La primera composición data del 25 de abril de 1910 y aparece dedicada al General Manuel Ramón Luna, Gobernador de la Provincia, y al Comandante Simón Díaz, jefe superior de la Guardia Republicana en el Cibao, quienes supuestamente serían los máximos encargados de proteger a la población ante la posible llegada del meteorito.
Esta serie presenta la peculiaridad de no haber sido escrita en tiras de espinelas consecutivas sino que, entre décima y décima, su autor intercalaba comentarios y ocurrencias propias de su ingenio.
Según declara un poeta El gran sabio Flammarión Anuncia la aparición De un formidable cometa, De belleza tan completa Que á este mundo encantará Y se dice que será El mismo que apareció Cuando el gran Cristo nació En la tierra de Judá.
“Ni tan bravo es el león como lo pintan, porque sabe Dios lo manso que vendrá ese cachorro y no como se figuran los que se mueren la víspera, creyendo que el cachorro viene dando coletazos á babor y estribor con su cola infestada de gases venenosos, como dicen algunos astrónomos, que tienen levantado de atrás á la infeliz humanidad. Esperaremos á ver en lo que parará el huésped Halley”
Tres horas desconocidas En mayo dicen que habrá, Pero cuenta nadie dá Como serán transcurridas. Si asfixiadas o dormidas Las criaturas quedarán, O si envueltas se verán En la cola del cometa Que viene á darles carpeta A los cachorros de Adán.
“El doctor Don Arturo Grullón, que estuvo veinte años quemándose las pestañas en los colegios de medicina de París, ha hecho curas admirables y operaciones difíciles con magníficos resultados; y como especialista en las enfermedades de los ojos es la tusa, como decimos por acá, así es que los que tengan los ojos malos vayan donde Grullón para que puedan ver el cometa bien, como hizo el cantor del Yaque, á quien arrancó dicho galeno dos cataratas como dos granos de maíz”.
El enfermo que esté mal Y quiera ver el cometa Puede mandar su receta A la Farmacia Normal. Que allí con gusto especial Don Ulises Espaillat Le podrá suministrar Medicinas de patente Que hacen salir al paciente Y al cometa saludar.
“Como ya se empieza á ver el cometa, muchas van de madrugada al observatorio de Alfonso Aguayo en el gran Colado, donde hay un telescopio con que divisan muy bien al caballero Halley”.
A la hora justamente de estas coplas terminar ya se empieza á divisar el cometa en el Oriente, pero no muy claramente por su grande elevación y no estar en condición de notarse todavía su belleza y gallardía descrita por Flammarión.
Y ahora vuelve este cometa Después de tan larga ausencia A poner con su presencia Y en consternación completa A los hijos del planeta Que el pánico los aterra Porque creen que en son de guerra El cometa bajará Y ni señas dejará De vivientes en la tierra (...)
Pero nada hay que temer De ese cometa gigante, Pues poniendo a Dios delante Nada malo puede haber, Y en caso de suceder Que muramos todos juntos, Qué importan tantos difuntos Cuando si algo debemos Con eso en paz quedaremos De todos nuestros asuntos.
Después del paso del cometa El 7 de julio de 1910, y vencido el paso del cometa, el maestro Alix escribió su famosa colección de espinelas titulada “Ya se fue el Cometa Halley, se fue...” la cual dedicó a todas las tiendas y pulperías del Callejón Ex-convento, “incluso, la gran Tabaquería La Cubana, La Tusa, como la llaman en esta ciudad, por sus célebres tabacos y cigarrillos sin rivales en el Nuevo Mundo, Compae, qué tabacos, y qué cigarrillos! La tusa, comape, La tusa!”.
En esta ocasión, la serie de espinelas no fue alternada con comentarios del autor, sino que fueron reproducidas, una detrás de otra. Además, utilizó en cada una de las seis composiciones, el pie forzado “De pícaros y ladrones”.
Señores, se fue el Cometa, Diciendo que se marchaba, Porque miedo le causaba Este maldito planeta; Armado de bayoneta De fusiles y cañones, Y de guerraembarcaciones Con torpedos inauditos, Y ejércitos infinitos De pícaros y ladrones.
Y la cola del Cometa No quiso tocar en tierra, Por la gente ser tan perra, Habladora y alcahueta, Que cundió en todo el planeta Que era un foco de infecciones, De gases y pudriciones; Cuando este mundo malvado De por viejo está infestado De pícaros y ladrones.
De espanto el cometa lleno, Se marchó echando peste, Que otro mundo no hay como éste Más amigo de lo ajeno. Que no hay empleado bueno En todas estas regiones, Porque todos son tragones, Y aunque fingen ser honrados Casi todos son bandados De pícaros y ladrones.
También refiere el cometa, Pero con dolor profundo, Que no aparece otro mundo Más amigo de una teta; Que se cambia la chaqueta; Y arman revoluciones Cuando no le dan raciones Para poner la marmita En esta tierra maldita De pícaros y ladrones.