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Memorias

Experiencias de un coleccionista

Isaac Rudman (autor de este artículo) junto a su esposa, a María Amalia León y Marcos Jorge en el seminario sobre coleccionismo efectuado en el Centro León.

Isaac Rudman (autor de este artículo) junto a su esposa, a María Amalia León y Marcos Jorge en el seminario sobre coleccionismo efectuado en el Centro León.

Correspondiendo a la amable invitación de los amigos del Centro León, con mucho gusto he aceptado hablar sobre lo que ha sido mi pasión toda mi vida; espero no cansarlos hablando de mi tema favorito: EL COLECCIONISMO.

A fin de orientar al coleccionista o al que planea ser coleccionista en el futuro, revisando ciertas obras encontré en un pequeño folleto titulado: “The collector’s handbook”, la siguiente información:

“Si usted es coleccionista o planea serlo en el futuro, su primera prioridad debe ser desarrollar una conciencia honesta de hacia dónde piensa evolucionar durante su vida de coleccionista, esto es en adición a tu instintiva predilección” y concluye dando las razones principales por las que las personas coleccionan; estas son:

Conocimiento y aprendizaje

Relajamiento y reducción del stress

Placer personal, que incluye apreciación por la belleza y orgullo de posesión

Interacción social con colegas coleccionistas y otras personas

Reto competitivo

Ganar el reconocimiento y de no coleccionistas

Altruismo, muchas de las grandes colecciones a ultranza son donadas a museos o instituciones

Deseo de control

Nostalgia y/o conexión con la historia

Acumulación y diversificación de riqueza que a la larga proveerá un nivel de seguridad y libertad económica

Todas estas consideraciones deben ser analizadas y comprendidas por los coleccionistas.

Entre los coleccionistas experimentados, hay un dicho que dice: “compra primero el libro de referencia y después el objeto.”

Es de suma importancia saber qué es lo que se compra, no se puede uno llevar porque los colores le pegan a los muebles de la sala ni porque me gusto un detalle. El buen coleccionista tiene que saber dónde gasta su dinero.

De joven en Cuba, trate de incursionar en la filatelia, luego por muchos años el trabajo me mantuvo alejado de las actividades del coleccionismo. Un día visitando a un amigo, me mostro un grupo de monedas antiguas haitianas que había adquirido y en ese instante se reactivó en mí el coleccionista que durante mucho tiempo estuvo dormido.

Siempre me ha gustado mucho la historia y la íntima relación que esta tiene con la numismática; esta combinación creo en mí una pasión que por más de 40 años se ha mantenido inalterable.

Muchos se preguntan si se nace coleccionista.

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos atesorado algún objeto, quizás sin ninguna importancia solo por el hecho de atraer nuestra curiosidad; sin embargo, para otros despierta una pasión que se convierte en una obsesión. En internet encontré algunos ejemplos curiosos: hay una colección de muñecas Barbies compuesta por más de 15,000 piezas, otra de rascadores de espalda con 665 piezas y poseedora del record Guinness, otra de bolsas de mareo con 6,016 procedentes de 1,142 líneas aéreas, otro señor coleccionista de nidos de avispas, apareció otro que colecciona cepillos de dientes con más de 2,000 distintos, también una de Pokemon con más de 16,000, y para mí el colmo es uno que coleccionaba pelusas que sacaba de su ombligo y con las cuales ha logrado llenar cuatro frascos medianos. Como verán no hay límites para la imaginación humana.

Es el coleccionista un adicto? Esta pregunta se la he hecho a muchos amigos coleccionistas y todos han respondido: “si lo es,” para mí en gran medida el coleccionista es un cazador, lo más importante es la próxima presa, mientras dura la persecución es increíble el nivel de adrenalina que recorre en tu cuerpo, pero una vez obtienes el objeto se pierde la emoción de la búsqueda, pero por suerte pronto aparece algún otro artículo que despierta tu pasión.

Como les mencione anteriormente, mi primer gran interés fue la numismática, monedas, billetes, medallas, etc. Posteriormente filatelia, objetos precolombinos tainos, condecoraciones dominicanas, haitianas, cubanas, norteamericanas, etc. Documentos antiguos, mapas, botellas antiguas de cristal negro, y ni yo sé cuántas cosas más.

Hace algunos años mi esposa Betty, quien nos acompaña, me dijo: “Tus monedas están guardadas, no las ve nadie, porque no coleccionamos algo que disfrutemos en común” y como obediente esposo, nos iniciamos en el arte. Comenzamos a visitar las subastas de Arte Latinoamericano que dos veces al año se efectúan en New York, también comenzamos a visitar las galerías, las ferias de arte y lo más importante, los museos.

Durante este periplo, hemos tratado de refinar nuestro interés. Es muy importante visitar las exposiciones de los artistas que te gusten ya que así entenderás como ellos fueron evolucionando hasta crear un estilo propio que los hace ser innovadores y que los convierte en artistas exclusivos.

Los que saben dicen que para lograr una colección importante de arte hay que tener buen ojo y buen gusto, y por supuesto los recursos económicos. Nosotros pensamos que a veces es más cuestión de suerte, ya que si hubiéramos tenido un buen ojo no se nos hubieran escapado obras que hoy tienen un inmenso valor económicos, pero que en su momento no nos gustaron, siempre hemos pensado que si cometíamos un error fuera un error con el cual pudiéramos vivir ya que nos gustaba y no con obras aberrantes que nunca hubiéramos sido capaces de colgar en nuestra casa; aún recuerdo cuando una señora galerista de New York, nos invitó a ver una exposición que tenia de obras del pintor inglés, Francis Bacon, no sé si están familiarizados con su obra, son figuras totalmente distorsionadas, en aquel momento se vendían por 200,000 a 300,000 dólares, como verán en este caso nos llevamos de nuestro gusto y erramos al no comprar ninguna de estas obras.

Hay muchos otros aspectos del coleccionismo que no se pueden pasar por alto, como por ejemplo el mecenazgo, que consiste en apoyar al artista. También se puede comprar arte como inversión y aquí agrego que para nosotros, esta nunca fue la razón de comprar; sin embargo, si hoy vendiéramos nuestras obras tendríamos la realidad de que las mismas han sido una inversión fabulosa.

Otro aspecto muy importante para el coleccionista es saber dónde comprar y donde vender.

Tiempos atrás habían grandes oportunidades, ya sea comprando en subastas o a dealers de arte; sin embargo, hoy en día las comisiones de las casas subastadora que cobran al comprador se han elevado de un 10 a un 25%, que se pagan sobre el precio final de martillo, este elevado cargo ha distorsionado el mercado porque las casas subastadoras para que el precio final al comprador no le resulte tan elevado tratan de que el vendedor acepte un precio inicial de puja muy bajo; esto es bueno para el comprador, pero muy malo para el vendedor. En este momento opino que es mejor comprar en las galerías y también tratar de vender a través de ellas aunque no te paguen hasta que no vendan la obra, pero siempre se puede negociar directamente los precios sin la rigidez de una subasta. Como norma las galerías ofrecen hasta un 20% de descuento y quizás más, todo es negociable en el mundo del arte.

Si vas a vender obras a través de una subastadora te tratan de cobrar todo tipo de gastos y comisiones pero si la obra es especialmente buena y sobre todo de un elevado valor entonces se pueden negociar las condiciones, que van desde no pagar comisión por venta, ni ninguno de los otros gastos que normalmente tratan de aplicarte.

Hoy en día los medios electrónicos están revolucionando el coleccionismo, ya no es necesario asistir a las subastas ya que las mismas se pueden ver desde tu PC o tu celular en tiempo real y previa inscripción participar en ellas. Por otra parte se han creado recursos como Ebay que te permiten acceder a miles de artículos coleccionables y que puedes comprar inmediatamente o participar con pujas en sus subastas virtuales. Aquí hago un breve paréntesis para contarles una anécdota relacionada con mi esposa Betty: en nuestros viajes ella me hacía caminar días enteros por las casas de antigüedades buscando las tazas de Demitasse, que ella coleccionaba, con suerte después de andar mucho aparecían dos o tres que le gustaran, pero cuando descubrí Ebay encontré que siempre habían hasta 4,000 a la venta sin ningún esfuerzo y a todos los precios imaginables, ese fue mi bautizo con Ebay, llegando a comprar más de 400 tazas para Betty, hasta que un día me dio un ultimátum, ni una más, pero como comprador compulsivo seguí comprando estas tazas para mis hijas hasta que estas tampoco quisieron más.

Hay que entender que los tiempos cambian, las cosas se hacen más fáciles y al mismo tiempo más peligrosas para los que compramos de una manera descontrolada, como es mi caso, que actualmente tengo 5,165 compras efectuadas en Ebay.

La razón por la que decidimos coleccionar arte Latinoamérica es muy sencilla: en nuestra familia tenemos venezolanos, cubanos, colombianos, panameños, dominicanos y norteamericanos, por lo que era obvio que consideráramos formar una colección Latinoamérica en la cual trataríamos de incluir los maestros consagrados de los diferentes países y si fuera posible conseguir obras de distintas etapas de su vida artística para así tener una mejor idea de su trayectoria hacia la gloria, pero el propósito original se ha desvirtuado un poco ya que hoy en día por lo menos una tercera parte de la colección está constituida por obras de pintores cubanos de la vanguardia.

No todo para el coleccionista es placer, también cuando se especializa en áreas como la numismática y la filatelia y en menor medida en todas las otras variantes del coleccionismo, se tiene la responsabilidad de conservar las obras, estudiar, clasificar y hacer investigación para preservar la historia de la que estos objetos son testigos. En lo personal mi mayor satisfacción como coleccionista de la historia filatélica y numismática de la república ha sido rescatar de todos los confines del mundo estos artículos que se encontraban dispersos y regresarlos a donde siempre debieron estar, en nuestro país.

Para concluir, quiero relatarles una vivencia que marco mi visión sobre lo que es ser coleccionista: Hace muchos años en una visita al British Museum logre que me llevaran a la bóveda donde bajo condiciones increíblemente controladas se conservan las colecciones filatélicas y entre ellas la dominicana. Los sellos parecían que acaban de ser impresos, al preguntarle al especialista que nos acompañaba usando guantes de algodón blanco, sobre el origen de dichos sellos, me contesto que habían sido adquiridos al poco tiempo de haber sido producidos, circa 1870: pero sobre todo me llamo la atención el material que utilizaban en conservación de esos sellos, le pregunte donde se podía adquirir esos materiales y me contesto que habían sido desarrollados por ellos mismos para que no contuvieran ningún producto químico que con el tiempo pudiera reaccionar y alterar estos delicados pedazo de papel y agrego: “nuestra misión es conservar estos artículos para siempre”.

Estas palabras me dieron una nueva visión de lo que quería decir ser coleccionista, la idea de conservar para siempre no es algo en que pensamos habitualmente, lo que me llevo a la conclusión de que en realidad solo somos guardianes responsables de la integridad y preservación para el futuro de estas joyas que hoy atesoramos.

Leí hace algún tiempo que un buen discurso es el que tiene el principio y el final muy cerca, disculpen ustedes que me dejara llevar por la pasión y no logre ese objetivo.

Gracias a mi nieto, David Lalo, quien no9 acompaña y preparo, a la carrera la exhibición de las fotos.

Muchas gracias a todos y sigamos disfrutando de la pasión de ser coleccionistas.

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