La cuarta pared

Tantas cosas he visto. Risas que duran un día. Fuegos que queman por años. Soles nacer, nieve caer, mentiras haciéndose poco a poco hasta que toman forma de verdad. Cosas normales.

Cosas extrañas. Cosas pequeñas que a nadie llaman. Sombras que van a su propio ritmo.

Son tantas cosas que no entiendo como suena a tan poco tiempo. Y, si es de tiempo, a ese también lo he visto. Lo sorprendí una vez robándose niños, lanzándolos lejos por túneles entre la grama por dónde, mucho después, salieron cuando ya estaban hechos adultos aburridos y a nadie les interesaban.

He visto mares, sí, mares enteros y es de lo mejor que he visto. Casi compensan por los celos que vi brotar, las muertes que vi llegar, las manos que ahora se alejan.

Y a las estrellas, también las vi. Hacen, a veces, que se me olviden los años que vi perdidos. Y así, todo lo he visto.

He comprimido mil años en en un envase aun tan joven. Lo bueno, lo malo, lo amado y lo odiado. Por eso no me puedo quejar de haberlo visto todo y a ti no haberte visto. No me puedo quejar de haber cerrado los ojos, en el momento preciso.