Ventana

Snow Piercer (2 de 2)

Bong Joon-ho se hacer cine. Lo demuestra en esta película donde derrocha toda su imaginación. Un guion complicado no le impide andar a sus anchas por los reducidos y estrechos espacios de un tren, abriendo y cerrando puertas inexpugnables y presentando a seres de la más amplia extirpe con rostros transfigurados y apetitos fuera de contexto.

Su cámara se mueve aquí y allá como si estuviera dentro de universo ilimitado, detenida a veces en expresiones forzadas, otras en lágrimas sangrantes y también dentro de la mente de personajes que conforman su trama, encabezados por quien ha sido y es el mejor actor surcoreano de los últimos 15 años: Song Kang-ho.

Como en las anteriores películas de Bong Joon-ho, su historia no deriva en una lucha entre buenos y malos, sino entre irresponsables y deshacedores de entuertos; entre ganadores y perdedores. El director engaña al espectador común con esta historia hipotética a partir de la creencia de que destruyendo al mal, la humanidad volverá a su condición de equilibrio existencial, pero ocurre que más que la vida de una persona esclavizante, la suerte de todos los hombres que viajan en ese inexpugnable tren de la destrucción de los mismos cataclismo que el hombre, en su afán de inventiva, desarrolló ingenuamente.

Snob Piercer es un canto en defensa de la ecología y también un alerta contra el desequilibro que puede generar una potencia industrializada en sus afanes de crecimiento desmedido por encima de todos y de todo.

Sin embargo, la cinta se ensombrece mientras más se acerca a cierto grado de pertenencia al cine comercial al estilo Hollywood. Molesta ese casting lleno de estrellas multinacionales (fundamentalmente norteamericanas), como si en Corea del Sur no existiera una de las mejores canteras actorales reconocidas a nivel mundial. Si Tilda Swinton saca adelante un personaje caricaturezco, no consiguen iguales resultados nombres como Ed Harris, Chris Evans, John Hurt, Jamie Bell, Octavia Spencer y Ewen Bremmer. Cada quien canta su propia canción aunque Bong se esmere en dirigir la orquesta. Falla la excesiva ambientación, el maquillaje elocuente, la falta de profundidad psicológica en los representantes de cada grupo en conflicto.

Estamos en presencia de una historia “inspirada en un comic francés de los años ochenta, titulado “Le Transperceneige”, escrito por Jacques Lob, con dibujos de Jean-Marc Rochette” que sedujo a este surcoreano quien, a lo largo de su exitosa carrera, ha marcado sus películas dentro de escenarios lóbregos, tenebrosos y alargados (“The host”, “Memories of murder”). Según la crítica francesa Charlotte Harris (en su comentario publicado en la revista “Cinemaldito.com), Bong Joon-ho llevó más de ocho años enfrascado en el proyecto.

Lamentablemente el director no puede evitar que su película cambie de colores como quien cambia de uniforme a mitad del campo de batalla. Pienso que las escenas de la revuelta “popular” está llena de orificios artísticos que reducen el filme al simple escarceo y a la recurrencia a sentimentalismos extremos.

Bong Joon-ho intentó una película de autor partiendo del cine comercial, algo demasiado complicado para una industria como la norteamericana a la que no le tiembla el pulso para hacer negocios a partir de la manipulación del espectador. A él no le hacía falta salir de Corea para poner en escena una cinta de tal envergadura. Si lo hubiera hecho así, tal vez no habría conseguido tantos recursos, pero su producto le hubiera resultado más creible, más auténtico, y más corearo. A la altura de su obra anterior. 1 de 2

El cine del sur coreano Bong joong-ho se arriesga al desafío de lo invulnerable. A la ruptura de la perversidad por la insistencia de la voluntad humana. Dicho de otra forma, muestra el lado oscuro de la vida a veces es más poderoso que el lado claro, y viceversa. Su cine es destella por lo sutil. Esa es su voz propia. Sus personajes asesinos nunca aparecen, sus monstruos son capaces de esconderse y temer, sus locos son cuerdos y sus cuerdos necesitan cuerdas. Ha virado el mundo al revés sin que nos demos cuenta. Lo ha venido haciendo desde su “Barking dogs never bite”, en ese caso, una comedia rebosante de originalidad y con una puesta en escena rudimentaria sustentada en la doble moral del protagonista, asesino en serie de perros domésticos, por una parte, pero capaz de defender hasta con su vida el cachorro de su novia, por la otra.

Esa voz donde lo imposible siempre se interpone entre la razón y la ingenuidad le ha dado a su cine un sello que lo ubica entre los maestros del cine del nuevo milenio.

Ahora, después de sus exitosas “The host”, “Memories of Murder” y “Mother”, cabría preguntarse, qué busca en Hollywood. ¿Seguir los pasos de su compatriota Park Chang-wook con su fallido intento de “Stoker”? ¿O buscar una mayor cantidad de espectadores para universalizar su cine? Sea como fuera, lo cierto es que esos riesgos siempre traen consigo consecuencias poco perdurables, como pueden ser, en su caso, la pérdida de su identidad oriental o la intención de incorporar a su carrera profesional actores que no tengan los ojos achinados y que puedan “venderse” en la taquilla. ¿Pero el cine sur coreano necesita taquilla? ¿No es, hoy por hoy, la más industria de Asia, tanto en mercado como en técnica y cantidad numérica de realizadores ejemplares?

No promuevo campañas de descrédito contra los directores multinacionales que sean llamados de la gran industria norteamericana. Ang Lee, Dany Boyle y Alejandro González Inárritu, entre los más recientes, lo han hecho con cierta dignidad. El peligro de este llamado es que el director cambie prestigio por dinero.

Con “Snob Piercer”, Boog joon-ho ha dejado atrás su mundo de filantropía para jugar a carta cabal en un espacio lleno de trampas y riesgos que solo conducen a la ambición. Su cine no obvia los efectos especiales, ni los forcejeos gratuitos. Pero entre antro y desamor, el mundo ha aplaudido con anterioridad a un artista técnicamente impecable con mucho que decir. Sin embargo, en esta ocasión, su brújula parece haberse partido en dos en medio del océano.

Ficha técnica Países: Corea del Sur-USA. Año: 2013. Duración: 126 minutos. Director: Bong hoon-jo. Guión: Bong Joon-ho y Kelly Masterson sobre un comic de Jean-Marc Rochette, Jacques Loeb. Reparto: Chris Evans, Song Kang-ho, Tilda Swinton, Jamie Bell, Octavia Spencer, Ewen Bremmer, Ah-sung Ko, John Hurt, Ed Harris, Alison Pill, Luke Pasqualino, Steve Park, Adnan Haskovic, Clark Middleton, Paul Lazar. Sinopsis: La humanidad ha sido destrozada por el calentamiento global. Solo sobreviven los pasajeros de un enorme tren que da vueltas alrededor del mundo congelado de manera permanente. Dentro del vehículo en movimiento también se producen los esquemas de la vida real. Ricos, pobres, marginados, privilegios. Esto hará que estalle una revuelta de imprevisibles consecuencias para todos los involucrados en ese viaje.

Tags relacionados