LETRAS

Tony Raful: El poeta del tiempo

Tony Raful ha vuelto a la poesía con la reciente publicación de su libro “La loca del café sublime”, donde se adentra en uno de sus temas preferidos: el amor.

No siempre distingue a las generaciones de escritores la figura que más reconocimientos recibe o que firma la obra de mayor importancia. La cabeza visible de los espacios intelectuales de cada época a veces se determina por coyunturas específicas o actitudes personales que las proyectan por encima de sus compañeros. En el caso de la llamada Generación de Post Guerra, en vez de una, tres cabezas se convirtieron en una sola por la cual sobresalía aquel grupo de artistas y escritores unidos por una estética que pretendía el compromiso social y la proyección de un pensamiento que si bien no olvidaba la defensa de los rasgos de la nacionalidad, se abría a la solidaridad internacional y al reconocimiento del pensamiento de vanguardia revolucionaria de aquella época. Tony Raful, Andres L. Mateo y Pedro Peix, al unísono, conformaron una imagen generacional que simbolizaba la estética de la llamada Generación de Post Guerra. De ellos, Raful es el poeta (conocido también “el poeta de la patria”) que en el transcurso de su carrera ha tocado en su poesía tres temas fundamentales: losocial, el canto a la ciudad y la impronta amatoria, eso sin contar textos a resaltar a sus autores preferidos, efemérides y figuras notables y episodios de actualidad. Raful tal vez haya descollado más como poeta social por sus aguerridos versos y cantos de trinchera escritos en un tiempo de efervescencia patriótica que perseguía tocar las fibras más sensibles del alma nacional en busca de cambios radicales en el orden político. Y por esos versos sublimes y encendidos, ha trascendido a la historia de la lírica nacional. Ellos tres, además de la obra creada, se distinguieron como vanguardia intelectual por producir un programa cultural que sentó escuela en la televisión nacional, el espacio titulado “Peña de tres” donde interactuaban con profundidad y elegancia diversos temas de las artes, sobre todo literarios, con absoluta honestidad, profundidad de conocimientos y envidiable documentación. En el caso de Raful, además de la poesía, se ha distinguido en la publicación de investigaciones históricas y testimonios de héroes y guerreros, dominicanos ejemplares que ofrendaron sus vidas por una patria mejor. La loca del café sublimeRaful ha vuelto a la poesía con la reciente publicación de su libro “La loca del café sublime”, donde se adentra en uno de sus temas preferidos: el amor. Un amor repartido en todos los resortes y epitafios, siempre en busca del misterio: “Si tú me dices que me amas/ y no te amo/ y finalmente/ a fuerza de costumbre y ternuras/ me amas/ y yo te amo/ entonces/ el engaño no fue engaño/ el amor acudió/ ágape del corazón/ a llenar de contenido/ las palabras vacías”.(p. 14) La obra no solo trasluce en busca de la sublimidad conceptual sino que a veces, de manera elegante, roza el erotismo sin dejar espacio para reflexiones de índole bucólica. Así le canta a Eva: “Que siga haciéndose tu rostro/ en mi dedo índice que da tumbos/ sobre la màscara grácil del edén/ ala de talle desnuda/ en el aire ligero/ cuajado de capullos/ Y que se deslice la góndola de tus ojos/ en la resina del ámbar/ para que yo pueda/ llenar de espejos/ de aguas que se sueltan/ el bocado de la manzana/ el fuego de la valía/ la rosa roja/ el verso que roza/ el paraíso de tu boca golosa”. (p. 60) Es un libro escrito con el placer del sentimiento lírico que rescata momentos memorables de la poesía latinoamericana de los años 60 y 70. “Si no vuelvo a verte” es otro ejemplo: “Si no vuelvo a verte/ me entristeceré/ vendrá el monje deslucido del otoño/ un habitáculo del desamor/ Si no vuelvo a verte el mar se mudará de mis noches/ vendrá el laberinto/ un sortilegio oscuro a mis sienes/ Si no vuelvo a verte/ Oh, amor mío/ cuántos vendajes/ húmedos paisajes/ mordedura breve el alma/ abovedada magia/ aldea gris de la nostalgia”. (p. 44) El poeta sabe cantar los sobresaltos, las estrategias pasionales; se adentra en el mundo de los hallazgos del espíritu a través de cadencias y estrategias señoriales que hablan de su capacidad inventiva. El poema “Nos sacan la lengua” es una respuesta ingeniosa a la vacuidad emocional: “Las cosas no son como decimos que son/ sino como son/ pero en verdad/ no son como son/ ni como decimos que son/ Para el arcano helénico/ ellas nunca son siempre las mismas cosas/ Y cuando aseguramos que lo son/ cambian, se modifican/ nos sacan la lengua/ Nuestras verdades/ son todas temporales/ inciertas/ fragmentadas/ y el lenguaje/ insuficiente”. (p. 48) Tony Raful se preocupa por hallar espacios desconocidos, en hacer fluir con hondura su palabra en favor de princesas de carne y hueso que esperan la mano del poeta para salir del hastío que produce el prosaísmo de la vida posmoderna. Su verso es multicorde. Y con vocación formalista. Se divide con plecas para adoptar así una forma prosada. El autor lo ha hecho para que esa prefabricación artesanal dibuje un formato cercano al clasicismo donde el ritmo y la musicalidad de cada texto señorean. La poesía social y el tributo aparecen a ratos junto a reflexiones filosóficas. El pema “Mandela” demuestra que al autor no se da por vencido a la hora de escribir mensajes sociales con metáforas convencionales: “Mandela no se ha ido/ es un madero incendiado/ un desorden luiminoso en el mar/ serpentinas en el eje celeste/ clareadas/ un tsunami vaporoso/ solidaridad/ ternura de los pueblos/ tizòn encendido/ gestor de la alborada/ negro henchido/ dando luz a los oscuros días/ Y es que/ Mandela no se ha ido todavía”. (p.21) “La loca del café sublime” no es un libro más en la trayectoria de Tony Raful. Por el contrario, aquí hay una poesía que navega en estanques desbordados, donde cada imagen se nos presenta como un reto sensorial plantado en cercanías; es la pasión hecha palabra y el homenaje transformado en elegantes maneras del decir.

(+)LOS AFORISMOSEn la segunda parte de este poemario se integran 18 aforismos que también pudieran considerarse reflexiones muy personales de autor sobre el arte, la literatura y la naturaleza humana. La faceta “pensante” de Tony Raful no es desconocida por la sociedad dominicana. Por el contrario, su pensamiento se ha distinguido y ha sido objeto de referencias y consideraciones de importancia. En sus leídas columnas, primero del desaprecido vespertino “Última Hora”, y en estos momentos de “Listín Diario” hablan de un profesional que sabe darle altura a los temas de la cotidianidad y enriquecerlos con sus pronunciamientos y aportaciones

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