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CENTENARIO DE TAIWÁN

El primer dominicano en Taiwán

EL DOCTOR LEONTE GUZMÁN SÁNCHEZ CRUZÓ EL MAR DE LA CHINA JUNTO A LAS TROPAS DE CHIANG KAI SHEK

En la página 167 de su libro “La misión diplomática dominicana en la China Continental”, Alberto Despradel concluye la misión en Nanking del embajador dominicano Leonte Guzmán Sánchez, de la siguiente forma: “El mismo día, el 4 de abril del año 1949, en que Leonte Guzmán Sánchez dirigió (...) el último informe semanal, mediante la Nota Formal número 91, el diplomático dominicano solicitó al gobierno chino el permiso de lugar para la salida del territorio de China de su hijo. Dr. José Manuel Guzmán Vidal, de su señora esposa, Doña Josefa Vidal y para él (...) hizo saber en esa ocasión a la cancillería China que pensaba abandonar el país por el Puerto Shangai a bordo del vapor de bandera norteamericana “Presidente Wilson”, el día 27 de abril de ese año. Con motivo de su partida, designó para ocuparse de los asuntos administrativos o encargados de los archivos de la Misión Diplomática (...) al Dr. Francisco A. Noelting, un ciudadano dominicano que residió durante casi 20 años en China Continental (...) El día 4 de abril del 1949 (...), Leonte Guzmán Sánchez entregó el archivo de la misión diplomática al Cónsul Noelting, cesando a partir de ese momento sus funciones. Diez días más tarde, mediante la Nota 121 del 14 de abril de 1949 dirigida al Dr. George K. Yeh, Vice-Ministro Político de Negocios Extranjeros (...) de la República de China, se despidió de las autoridades de ese país, terminando la misión diplomática en China Continental”. A pesar de este registro impreso para la historia de ambos países, las cosas en Nanking tuvieron otro desenlace no recogido en el libro del embajador Despradel. Primero, los archivos diplomáticos de la misión dominicana, a partir de esa fecha, y hasta 1962, no fueron conservados, es decir, se extraviaron por diversas causas todavía por determinar. Y segundó, el doctor Leonte Guzmán Sánchez fue repuesto en su cargo, pocos días después por el Generalísimo Trujillo, y acompañó al gobierno chino en su suerte de ir perdiendo, poco a poco, territorio dentro del país, sobre todo a partir del 1 de Octubre de 1949 cuando Mao Tse Dong, proclamó la República Popular China, iniciando una nueva ofensiva contra las tropas del gobierno, que culminaría con la salida del país del Generalísimo Chiang Kai Shek, junto a su familia, sus tropas y simpatizantes rumbo a Formosa. Dentro de ese grupo, y acompañando a los nacionalistas chinos, por orden expresa del Generalísimo Trujillo, viajo el jefe de la Misión Diplomática Dominicana en China, Leonte Guzmán Sánchez. La historia perdidaEl doctor Ciro Amaury Dargam Cruz es un diplomático de pies a cabeza. Todavía hoy, lejos de los intensos avatares de la política exterior, conserva esa honorabilidad y vocación de servicio que lo distinguieron durante cincuenta años dedicados a las relaciones exteriores. Ante mi interés por conocer su experiencia como embajador dominicano en Taiwán, entre 1992 y 1994, me ha distinguido invitándome a su hogar, un apartamento donde conserva, junto a fotos históricas, la gran cantidad de condecoraciones recibidas por sus servicios internacionales. -Ese es el gran tesoro de mi vida, es la gran riqueza que he acumulado ñme dice con orgullo mientras comenta que uno de sus hijos ha seguido sus pasos, por lo cual se siente feliz. Aunque sus años mozos quedaron atrás, su memoria sigue siendo privilegiada. Recuerda con precisión matemática fechas, lugares, acontecimientos y detalles que, lamentablemente aún no se han escrito. Por esas causas, ha entregado al Banco Central su libro de Memorias, cuya publicación será un acontecimiento cultural en los próximos meses. -Estoy tratando de reconstruir las relaciones diplomáticas entre Taiwán y la República Dominicana ñle digo, mientras le ruego que me permita acudir a su memoria para rescatar los capítulos posteriores al libro del embajador Arturo Despradel, sobre todo aquellos relacionados con la salida del país del Generalísimo Chaing Kai Shek rumbo a Formosa. El embajador Dargam, con su acostumbrada generosidad y su amplia cultura se traslada a aquel episodio que conmocionó al mundo. Como buen conversador y persona de esmerada educación me mira fijamente. Pero no lo dejo hablar. Primero le expongo, en forma de relato la versión que rueda de boca en boca. ¡Usted se va con el Generalísimo!Trujillo se veía molesto. En su despacho daba vueltas de un lado a otro sin dejar de ocultar su indignación. Frente a él, lo observaba el canciller Manuel Arturo Peña Batlle quien, minutos antes, le había comunicado al Generalísimo que el presidente Chiang Kai Shek había abandonado China, en un avión privado, junto a su hijo y que, desde el puerto de Shangai, estaban saliendo varios barcos con sus aliados y simpatizantes rumbo a Formosa. -¡Ha peleado como un gigante contra un ejército que lo superaba en armas y en hombres. Es un militar digno y un gran guerrero! -Chiang Kai Shek y su ejército resistieron durante varios meses la embestida comunista. Merece honor ñle respondió el canciller. -Y honor tendrá. El mundo entero no olvidará su resistencia -añadió Trujillo. -Nuestro embajador está en Shangai y espera sus instrucciones. Como usted sabe, él es un diplomático de carrera y actuará de acuerdo a lo que disponga su excelencia. -Dígale al doctor Guzmán que en nombre de la República Dominicana, el debe acompañar al Generalísimo Chiang Kai Shek, a sus familiares y a los patriotas chinos a Formosa y establecer allí la embajada dominicana. Nuestras relaciones diplomáticas no son con los comunistas, sino con el Koumintang, que es el Partido Nacionalista -la orden fue tajante. -Así se hará, señor Presiente. -Pues vaya ahora mismo y expida la Nota diplomática al doctor Guzmán. Y ordénele que le exprese al Presidente Chiang Kai Shek mi respeto y admiración por su actitud y firmeza. Y que la presencia de nuestro embajador, en estos momentos de dolor para el pueblo chino, se vea como un gesto de solidaridad de la República Dominicana ñconcluyó el jefe. La visión del Embajador Ciro Amaury Dargam-Más o menos, de esa forma sucedieron los hechos que usted acaba de narrar. Debo decirle que al no existir documentos escritos, ni actas de la cancillería sobre esos episodios, todo queda al margen de la memoria, pero debido a mi experiencia personal y a mi condición de testigo, lo que usted dice es correcto. En ocasión de mi visita a Taiwán, en la primavera de 1968, junto al canciller Fernando Amiama Tió, invitados por el Generalísimo Chiang Kai Shek para condecorarnos con el Gran Cordón de la Estrella Brillante, él nos dijo que el único diplomático que lo acompañó en su cruce del continente hacia Taiwán fue el embajador Leonte Guzmán Sánchez. Y que él siempre sintió mucho orgullo por ello. Así que es cierto que don Leonte, mientras que el general Tao Lin se iba batiendo en retirada para que Chiang Kai Shek pasara por las islas Kemoi rumbo a Taiwán, lo acompañó, y él lo decía con muchos orgullo. “Señores, el único embajador que nos acompañó fue el de la República Dominicana. Años después, y ya de regreso a Santo Domingo, presencié un encuentro con Manuel Arturo Peña Batlle. En esa ocasión, en tono de broma, el entonces canciller dominicano le preguntó: “Por fin, Leonte, dónde están todos esos regalos que tú me dijiste que me trajiste de China... A lo que el embajador le respondió: “No, hombre, no, si todos se perdieron en los trenes mientras nos venían bombardeando. (+)LA NOTA DE LA CANCILLERÍA A GUZMÁN SÁNCHEZSeñor Ministro Consejero Leonte Guzmán Sánchez: “Por instrucción del Generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina tengo a bien informarle que usted debe permanecer en la República China representando al país ante el Presidente, Generalísimo Chiang Kai Shek y en caso de que el mismo decida otra cosa por cuestiones militares, usted debe acompañarlo al lugar a donde se dirija. El Generalísimo Trujillo le recuerda que las relaciones de la República Dominicana son con el Gobierno del Kuomintang y mientras en China los representantes de ese gobierno estén peleando, usted debe cumplir con su deber. Y le reitero que solo cuando las circunstancias obliguen a los patriotas chinos a retirarse, usted los debe acompañar al lugar dónde se dirijan. Pero en ningún momento, y sin una orden expresa del Presidente Trujillo, usted abandonará su misión diplomática”.

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