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LA CUARTA PARED

La Tierra y el círculo

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Virginia Sánchez NavarroSanto Domingo

Durante el largo tiempo que lleva la tierra girando nosotros, sus habitantes, progresamos cada vez más en despojarla de su pureza. Aún habiendo sufrido los errores de infinitas generaciones anteriores, insistimos en repetirlos de una manera tan insistente que puede dar la impresión de que en este mundo preferimos morir antes de acabar con ese círculo vicioso en el que hemos encerrado nociones tan frívolas como la guerra y la discriminación. Lo injusto de esta realidad es que sus consecuencias son sufridas por todos de igual manera, desde sus promotores y oponentes, hasta los que confiesan no tener una opinión al respecto. En “Adiós a Berlín”, Christopher Isherwood sitúa a sus personajes (uno de los cuales es su homónimo) en medio de un remolino de “errores”. Berlín en la década de 1930 ofrece una sustanciosa prueba de lo que es la vida bajo los efectos del racismo, el abuso de las autoridades, la miseria y la discriminación sexual. Isherwood, un escritor en búsqueda de algo nuevo para escribir, conoce a Sally Bowles, cuya personalidad egocéntrica la lleva a estar resuelta a ser su musa. Al principio, ni el encontrarse rodeados por la amenaza de un Hitler en ascenso, parece afectar la burbuja que encierra su amistad, Christopher se encuentra fascinado con la desorganizada y efervescente vida de esta mediocre cantante de cabaret. Aunque Isherwood se ve obligado a dar la cara al progresivo caos de la ciudad, Sally prefiere continuar obviándolo. Este comportamiento hace que su amigo empiece a entender que su condición excéntrica y radiante no es más que una fachada. Sally es solo una niña tratando de protegerse a sí misma de un mundo fatal, un mundo que la tomó por sorpresa y que arrastra lejos todas sus utopías. Da vergüenza que luego de infinitos años de experiencias devastadoras, aún existan personas que ejerzan medalaganariamente el poder que tienen para afectar nuestras vidas. Es increíble que a estas alturas todos tengamos que sufrir las consecuencias de una guerra solo porque a alguien le convino empezarla. Produce rabia tener que convivir con personas para quienes la raza, la religión o la orientación sexual siguen siendo factores determinantes de la opinión que tendrán sobre otros. Reviviendo el pasado, no podemos evitar sentir pena por una tierra que ya debe estar cansada de vernos pisar sobre las mismas huellas. Tal vez sólo nos queda esperar que ella, así como Sally, tenga la buena idea de voltear la cara y obviarnos.

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