LA CUARTA PARED

Algo deja el sufrir

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Virginia Sánchez NavaroSanto Domingo

Todos los días, alguien en el mundo se hace las mismas preguntas: ¿De qué sirve el dolor? ¿Qué se le puede sacar de bueno? ¿Para qué tanto sufrir? ¿Cuántas personas llevan a rastras una vida que ya no puede con más moretones? Las miramos y no entendemos por qué. Algunos llegan a la conclusión de que simplemente nada tiene sentido, otros le echan la culpa a Dios. Yo estoy con el grupo de los que creen que así como las alegrías y los éxitos ocurren por algo, la tristeza y los fracasos tampoco son casuales, aunque a veces nos tome mucho tiempo descubrirlo. No pretendo convencer ni consolar a nadie, pero las personas de vida ligera y necesidades satisfechas, pasan por el mundo como si no fueran parte de él. (Quizás por eso ninguna me viene a la mente.). Siempre sería ideal no sufrir, pero de las lágrimas de tantas vidas trágicas, nos han quedado sus marcas perpetuas. Sin haber sufrido abandono y soledad, Edith Piaf no hubiera sido la misma figura imponente, cantándonos que no se arrepiente de nada. Tampoco Billie Holliday habría repetido cada palabra de Strange Fruit si sus ojos no hubieran estado perdidos en las imágenes de muerte. Hay una ventaja que da el sufrimiento. Es una cualidad especial, un brillo. Quizás es que el dolor nos hace humanos, y los humanos estamos inevitablemente atraídos por lo humano. Los mejores actores saben cuándo llevar a escena todo su sufrimiento con ellos, y es ahí cuando se da esa empatía mágica en el publico, ese vuelco de emociones que es, en el fondo, por lo que el espectador se decide a disfrutar una obra de arte. Solo tenemos que ver cuántas generaciones han sido afectadas por las historias de Andersen. “El patito feo” y “El soldadito de plomo” no habrían llegado al fondo del ser humano si el mismo autor no hubiera experimentado tanto menosprecio en su propia vida. Claro está que por esto no tenemos que salir en busca de tristezas, pero es bueno saber que, ya sea para mostrarlo a grandes audiencias o simplemente a quien nos encontremos en la calle, el dolor nos dibuja de un color especial, de un color humano. Al igual que el amor, el sufrimiento es totalmente universal, y reconocerlo en otras personas nos conmueve, nos acerca los unos a los otros. Esto puede convertirse en su lado bueno, si nos animarnos a encontrar algo positivo en las situaciones oscuras que ya han sucedido o que aun han de venir, esto, y un sin fin de canciones e historias que durarán para siempre. P

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