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APORTES CULTURALES

Lissette Rojas, una triunfadora

DISTINCIÓN. LA JOVEN PERIODISTA ACABA DE OBTENER EL PRIMER PREMIO DEL CONCURSO DE CUENTOS DE RADIO SANTA MARÍA

Dahiana Vásquez y Luis Beiro. Foto: Cortesia Vianco MartínezSanto Domingo

LA VEGA.- Lissete Rojas llegó al teatro de la Cooperativa La Vega Real luciendo un vestido del color de su talento. El rojo intenso de su indumentaria no era un llamativo disfraz, sino un pretexto para lanzar al mundo una hermosa verdad. Era la primera vez, en los 16 años de historia de ese evento literario, que una mujer obtenía el primer lugar. Y para mayor paradoja, su cuento recreaba un tema relacionado con el abuso contra la mujer. Esa noche, el pequeñísimo y único teatro que existe hoy en esa ciudad (para vergüenza de sus munícipes que no tienen dónde celebrar las actividades por el centenario de Juan Bosch), también se vestía del color de la sangre para festejar el triunfo de una joven surgida de la misma entraña de un barrio marginal y que se ha abierto paso en el mundo de las letras por su talento. TrayectoriaLissete Rojas llegó a Listín Diario en el 2002, de la mano de la periodista Silvana Marta. Era entonces una “insignificante” estudiante de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que traía como carné de identidad, una breve experiencia anterior en El Caribe. En aquella ocasión, portaba en su rostro la misma esperanza que los cientos de jóvenes con talento que han soñado la meta mayor en el decano de la prensa dominicana: obtener un empleo y conmover a sus lectores con vibrantes historias. Para esa fecha, Rojas no escribía cuentos. Pero sí era una lectora infatigable que cada día llegaba al periódico con una obra literaria debajo de su brazo. Su amor por la lectura la ha acompañado desde niña, cuando su madre pasaba por la Duarte y le compraba uno, dos y hasta tres libros quincenales para inculcarle el hábito. En su adolescencia, siguió con esta tradición, comprándose sus propios libros, desde literatura clásica hasta autores contemporáneos a pesar de su escaso presupuesto. La PeriodistaEn el año que trabajó como pasante en Listín Diario, sin cobrar un centavo, Rojas se vinculó indistintamente en las secciones La Vida, Espectáculos y Sociales. En sus escritos de esta etapa ya se evidencia su clase. Sin embargo, el Listín no sería el medio donde ella se haría sentir. Al cabo de un año, salió de allí rumbo a Verizon y a los diarios El Caribe, Hoy y Clave, este último, donde actualmente labora y donde ha obtenido su mayor estabilidad. Ella guarda palabras de elogios para muchos de sus compañeros que la ayudaron a abrirse camino, como Ramón Almánzar, Severo Rivera, Petra Saviñón, Vianco Martínez y Mijail Peralta. Hoy, en Clave, reconoce a Riamny Méndez, Lery Laura Piña, Edwin Ruiz y Panky Corcino, entre muchos otros. La escritoraDesde el 2003, esta joven, cuando aun no había cumplido la edad requerida por los especialistas para “hacerse famosa”, comenzó a descollar en el ámbito de la narrativa. Ese mismo año escribe su pieza “Simulacro” a raíz de una “experiencia fuerte” que de alguna manera debía exteriorizar. Un año después escribe “Fátima” y más tarde “Taberna”, obras que retratan episodios vividos en barrios marginales. Carlos Fuentes, Sergio Ramírez se encuentran entre sus autores preferidos, pero confiesa que “Novecento” de Alessandro Baricco fue la que no podrá olvidar jamás. Y de hecho, los libros de este escritor italiano siempre se encuentran en la cabecera de su cama. Ella ha hecho suya la frase que hoy recomienda seguir a los jóvenes escritores cuando buscan consejos: “Tienes que escribir y mandarlo a los concursos literarios, para que lo tuyo se conozca, no por ti, sino por el país”. Por eso, sus primeras historias fueron distinguidas con menciones de honor en los certámenes literarios de Casa de Teatro y Alianza Cibaeña. A todo esto se une ahora el primer premio que acaba de obtener en la 16 edición del concurso de cuentos de Radio Santa María, con su relato “La niñera y el grito”, relato que toca el tema del acoso sexual a las trabajadoras domésticas. Según el jurado calificador: “Esta es una pieza que descuella por su belleza literaria y que no obstante tratar un tema fuerte, está escrita con encanto y pulcritud, con un estilo bien lejano del mal llamado “realismo sucio” que exhibe una buena parte de la literatura dominicana más reciente”. En ese evento, Rojas obtuvo diploma y una dote de cincuenta mil pesos. En su caso no se cumplió el caprichoso refrán que dice: “los “cuartos” solo van para donde están los “cuartos”. ProcedenciaLissette Rojas se siente orgullosa de vivir en lo que ella llama “el otro Arroyo Hondo”. Su barriada, muy distinta al sector residencial donde se ha establecido una buena parte del poder económico nacional, se caracteriza por su marginalidad: “Cuando llueve aquellas calles se inundan y nadie puede entrar ni salir de sus casas. Es maravilloso ver que hay dos Arroyo Hondo distintos, y a veces lo que media entre una realidad y otra, es una pared”, dice. A Lissete Rojas le encanta contar historias de personajes a pie, de los don nadie. Ha hecho suyo el consejo de su amigo Vianco Martínez, de atrapar las historias de todos los días “porque todos los días hay una buena historia”. Y sin abandonar el periodismo, ha hecho de la literatura una obsesión sin la cual no puede vivir: “Escribo a mano primero y después paso a la computadora. Cuando se me ocurre una historia, dejo todo lo que estoy haciendo y trato de reproducirla de la manera en que me llega para recrearla después”. Después de esta confesión, Rojas advierte la sinceridad con que su compañero Panky Corcino celebró su amor por las letras al decirle un día de 2003, que ella: “Tenía manos de escritora”. Lo que Corcino no sabía en ese momento era que se encontraba no solo frente a un talento literario, sino a la real imagen de la humildad. En esa ocasión, ella pensó una frase que nunca le pudo decir a su amigo: “¡Decirme eso a mí, que escribía en secreto porque no me atrevía a compartirlo porque me parecía pretencioso querer imitar a un escritor de verdad!”. Indudable talento “Para mí la literatura es el reflejo de la realidad, y mi cuento premiado en Radio Santa María no escapa de esa definición, porque he visto a muchas mujeres que trabajan en casas de familia y terminan involucradas con sus patrones. De esa relación nacen algunas criaturas”, dice. “No me hago la ciega ante situaciones como esas porque esos enlaces ilícitos han traído y están trayendo la desgracia a muchas familias, sobre todo, a las empleadas que son jóvenes indefensas y que no tienen disposiciones legales que la protejan de tales abusos”. Rojas se define a sí misma como una “escritora triste”. No oculta que todas sus historias tienen una trama depresiva y sin finales felices. “La literatura es un vehículo, y no puedes usar un vehículo para llegar allí mismo”. Es por ello que siente el deber de escribir de asuntos con impacto social a partir de temas fuertes, que toquen a las personas para bien o para mal.

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